Los playeros no entienden de días nublados y menos si es uno de enero. Las Canteras recibió ayer el año con cientos de incondicionales que se quitaron las ‘telarañas’ de 2020 lanzándose al agua para un baño reparador. Pese al mal tiempo, algunas personas incluso se decidieron a hacerlo por primera vez.

No hay día gris que pueda con Las Canteras. El primer día del año uno de la década de los veinte del siglo XXI -ahí es nada- amanece plomizo en el arenal, con las nubes saltándose la distancia social e incluso atreviéndose a soltar algo de agua a primera hora, pero nada acaba con las ganas de acercarse al mar para dar la bienvenida al nuevo ciclo. La playa continúa siendo el lugar favorito de miles de grancanarios para disfrutar del uno de enero y a pesar de todo lo ocurrido el año pasado, o quizás precisamente por eso, hay quienes se han decidido a hacerlo por primera vez en 2021.

“Esta es la primera vez que venimos, pero es que este año había que empezarlo así”. Mayte acaba de salir del agua con su marido, Aridany, y sus hijos, José María y Pablo. Están cerca de Punta Brava y en su rostro se refleja la emoción por la experiencia que acaban de vivir. “El día no acompaña, pero meterte en el agua tan fría te da una sensación de pureza que te activa”. A su lado, Aridany asiente: “Esto son nuevas energías”.

Los tímidos rayos de sol que salen a la hora de comer llenan las terrazas de clientes

El chapuzón ha sido electrizante, pero los dos reconocen que casi se antojaba necesario tras el año recién terminado, doce meses que pusieron a la humanidad del revés y tras los que toca volver a empezar. “Después de todo lo malo que hemos pasado durante 2020, decidimos darnos un baño en el mar para limpiarnos, para empezar con positividad”, agrega Mayte. Ahora solo queda esperar 365 días para convertir la primera aventura de este 2021 en una tradición familiar: “Está claro que repetiremos”.

Como ellos, Joyce Malley se estrena en la playa de Las Canteras un día de año nuevo. Esta británica cosmopolita, que ha residido en lugares tan alejados como Oceanía u Oriente Medio, llegó a Las Palmas de Gran Canaria hace ocho meses y en este tiempo se ha enamorado de la ciudad y su gente: “He decidido quedarme y jubilarme aquí”. En la urbe ha encontrado un club de amigos con los que comparte su pasión por la natación y un sentido de fraternidad que le causa una profunda admiración. “Son fantásticos, me dan confianza en el mar, amistad y camaradería”.

Poco después del mediodía, Joyce se une a su grupo de amigos, unos veteranos de Playa Chica que llevan desde hace más de 20 años reuniéndose para atravesar a nado buena parte de Las Canteras cada primer día del año. Su capitán es Pepe Chirino, al que todos jalean mientras baja por las escaleras que dan a la arena poco antes de lanzarse al agua. Lleva cumpliendo con el rito desde la década de 1990, aunque aclara que “anteriormente había grupos que venían a nadar todos los días; hay una carta magna que firmaron los antiguos nadadores”.

Algunas familias cambian el día de playa por una visita al belén de arena ante el mal tiempo

Entre ellos figuraban “Manolo Millares, Martín Chirino o Padorno, que aunque estuviesen fuera solían venir y encontrarse”, rememora. “Un día me vieron nadar y me dijeron que era un gallo tapado, así que me invitaron a ir a nadar con ellos”. A partir de entonces hizo suya la tradición y con el paso de las décadas cada vez se le unían más personas: “Ahora somos casi 30 otra vez”.

La ruta es siempre la misma: parten de Playa Chica y se dirigen a La Puntilla, donde algunos salen del agua. Otros regresan hasta la clínica San José y los más lanzados vuelven hasta el punto de salida. “Lo bueno es que vamos todos más o menos juntos y así si te da un calambre o te ocurre algo, siempre tienes al lado a alguien”, continúa. La tradición, además, también se repite en otras fechas del calendario: cada primer domingo de octubre nadan desde La Puntilla a la Peña La Vieja, aunque en forma de travesía para que acudan “personas de todas las edades”.

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Playa de Las Canteras el primer día del año 2021 Andrés Cruz

En el grupo de Nayra, Carlota Patri, María y Amparo el baño es recomendado, pero no obligatorio. Estas amigas “desde pequeñitas” cambiaron hace ocho años aquellas nocheviejas hasta el amanecer “con los tacones en la mano” por una jornada de playa en Año Nuevo a la que se fueron sumando sus parejas y sus hijos e hijas. Aunque son pocos los que se lanzan al agua y las toallas les sirven más para resguardarse del viento que para tumbarse sobre la arena, ni siquiera con el cielo gris han querido faltar a la cita.

El reencuentro de año nuevo cerca del Reina Isabel, con mascarillas, copas de champán y algo para picar, es la compensación que se han permitido por no haber podido celebrar la cena que cada Navidad las reunía con otro grupo más grande en el que se suelen juntar hasta 15 personas y que prefirieron evitar como precaución ante el coronavirus. “Como nos conocemos con las copas, no lo hicimos”, bromea una de ellas. Al recién estrenado año 2021 solo le piden “que mejore la cosa, para poder estar otra vez todos unidos igual que antes” y darse los abrazos que antes no valoraban tanto: “No éramos un grupo de achuchones, pero los estamos echando de menos”.

“He decidido quedarme y jubilarme aquí”, cuenta la británica Joyce Malley

El baño y el brindis no son las únicas tradiciones de Año Nuevo en Las Canteras. Muchas personas aprovechan el día de fiesta para acercarse al belén de arena, que este año se ha reorganizado con turnos para que no haya aglomeraciones. Mónica y Enrique se encargan de inscribir a quienes no han realizado una cita previa y aseguran que el día está siendo animado. “Hay algo menos de gente que los fines de semana, pero más de lo que esperábamos”, apuntan.

Por el belén de arena pasan familias como los Gutiérrez, que aprovechan el día para pasear por la playa, o los López, que además repiten visita al nacimiento de la playa capitalina. “Esta es la segunda vez que venimos el abuelito y yo”, cuenta el pequeño Néstor, que se muestra muy preocupado por las caras de algunas de las figuras, que parecen haberse desmoronado: “A una solo se le veía el ojo”, lamenta.

Mientras ellos se van de la playa para celebrar un almuerzo familiar en casa, otros llegan al paseo en busca del primer festín del año. “¡Dos copas de blanco y una de chipirones!”, pide a toda velocidad un camarero apresurado que ve cómo las mesas de la terraza se le llenan en pocos minutos. En otro bar, unos turistas dan cuenta de una tradicional paella canaria en primera línea de mar y en el restaurante Monte Líbano, Ciani, Ana y Alberto brindan por este 2021 que, según cuentan, “ha empezado estupendo”. Lo hacen con unas cervezas, las primeras que comparten este año. “Primero nos tomamos una cañita y después, a comer”.

El grupo de Pepe Chirino nada cada año desde hace 30 entre Playa Chica y La Puntilla

Aunque echan de menos el sol que les acompañaba otros años, no han querido olvidarse de su tradición y la playa parece agradecérselo, al menos por un rato. Justo a la hora de comer, las nubes dejan de apelotonarse sobre la ciudad y abren paso a los primeros rayos. No, no hay día gris que pueda con Las Canteras.

En la imagen superior, un hombre toma el sol en la playa. Debajo, Mayte, Aridany y sus hijos. A la derecha, en la siguiente página, el grupo de Pepe Chirino y Joyce Malley. Sobre estas líneas, Nayra, Carlota Patri, María y Amparo y los suyos. |