Hace 425 años la capital grancanaria fue atacada por el corsario inglés Francis Drake. Con una tropa de más de 3.000 hombres repartidos en 27 barcos intentó conquistar la Isla el 6 de octubre de 1525. Una vez en la bahía de Las Isletas perdió la batalla. Y es que un contingente de 1.500 milicianos -formado por soldados y pueblo llano- bajo los mandos del gobernador Alonso de Alvarado y su lugarteniente, Antonio de Pamochamoso, lograron vencerle y obligarle a dar media vuelta. Este es a groso modo el argumento de la obra teatral que el público disfrutó en la tarde de este sábado en la sede de la Filarmónica de Gran Canaria.

Tras ser aplazada hasta en dos ocasiones la iniciativa 'La batalla de Las Palmas. Carta al rey' tuvo lugar ayer en dos pases diferentes con un aforo limitado de 90 asistentes en cada uno de ellos. Se trata de un evento organizado por la Casa de Colón con la participación de los colectivos El Ómnibus: Teatro del Pueblo, la Asociación para la Divulgación de la Historia de Canarias (ADHICA) de Santa Brígida y la Asociación Cultural de Esgrima Histórica de Las Palmas, y la colaboración del Centro de Referencia Nacional y Diámetro Radio.

Una treintena de personas ataviadas con trajes del siglo XVI dieron vida a los personajes de la obra bajo la dirección del historiador Fernando Becerra, autor también de esta pieza realizada a partir de textos de Viera y Clavijo, Néstor Álamo y Manuel Lobo, a cuya dirección y dramaturgia se sumó Adrián Santana. Esta representación escénica de carácter amateur incluyó la interpretación de varias piezas musicales y bailes de la época.

Esta representación ha sido posible al tercer intento. En un principio estaba prevista para el mes de noviembre en una fecha más cercana al aniversario -en octubre-. Fue aplazada como medida anticovid. En diciembre tuvieron que suspender la función igualmente por la lluvia y, finalmente, la organización se vio obligada a celebrarla este sábado, pero en esta ocasión en la sede Filarmónica de Gran Canaria, a cubierto, cuando en un primer momento el lugar escogido fue la plazoleta de los Álamos, en la trasera de la catedral.