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Crisis del coronavirus | Consecuencias en la hostelería

Los hosteleros de Mesa y López evitan el cierre pese a “las medidas injustas”

Los negocios refuerzan el servicio a domicilio y la comida para llevar al no poder servir en el interior | La facturación ha bajado hasta el 70% en los primeros días

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Restricciones en la hostelería: Los hosteleros de Mesa y López evitan el cierre

Los empresarios del sector de la hostelería no se sienten respaldados. Tras aprobarse el inicio del tercer nivel de restricciones, que implica el cierre de los interiores de los negocios de restauración y la reducción de aforo en terrazas, los propietarios de cafeterías, bares y restaurantes hacen malabares estos días para adaptarse a la situación y evitar el cierre inminente de sus empresas.

Las limitaciones establecidas por el Gobierno de Canarias con el fin de frenar el número de contagios por coronavirus -disparado tras finalizar las fiestas de la temporada navideña- ha perjudicado a un gran número de hosteleros, que han tenido que forzar una reformulación de los servicios e instalaciones de sus establecimientos para mantener su actividad. Fomentar las comidas para llevar o el reparto de pedidos a domicilio son las dos opciones más factibles hasta el momento.

Los restauradores de la zona comercial de Mesa y López anunciaron ayer su incomodidad por la nueva normativa impuesta al inicio de la semana, que durará por lo menos hasta el 1 de febrero, que consideran totalmente injusta. A pesar de que la mayor parte de locales de esta vía y aledañas cuentan con terrazas gracias a la peatonalización (por lo que no se han visto en la necesidad de cerrar indefinidamente), los dueños aseveran que la facturación sólo en el primer día llegó a reducirse incluso hasta el 70%.

Reorganizar el servicio

“Esto estuvo muy flojo el lunes”, expresa Tiburcio Abrante, propietario de Ca’Tibi, una de las cafeterías que se encuentran en la vía principal. Su principal objetivo estos días ha sido plantear la distribución de las mesas del exterior, asegurando la distancia de seguridad entre cada una, así como reorganizar el servicio para sacar el mayor provecho económico. La limitación de tiempo en cada mesa según el tipo de pedido ha sido una de las medidas que ha tenido que tomar, con el fin de favorecer el movimiento de su clientela.

Los empresarios tachan de ‘catastróficos’ los primeros días del nivel 3 de alerta

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Cada restaurador ha tenido que adaptar su actividad como ha podido, con el lógico objetivo de evitar más pérdidas. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria anunció ayer la aprobación de medidas excepcionales para empujar al sector de la hostelería: la autorización para ampliar de manera temporal las terrazas de los establecimientos de venta de comida y bebida, así como la ocupación provisional de la vía pública a los negocios que solo poseen exterior, ha supuesto un gran alivio para muchos, que desde el primer momento comenzaron a recabar la documentación necesaria para acogerse a esta nueva posibilidad.

Ca’Tibi tiene colocadas cuatro mesas en el exterior, aunque hay espacio suficiente para poner muchas más sin tener que preocuparse por incumplir las normas sanitarias. Por este motivo, el propietario ya ha hecho fotografías de la zona para poder justificar su petición, que espera que sea aceptada, pues necesita hacer uso de todos los recursos para salvar su actividad. “Si pierdo este negocio pierdo toda mi fuente de ingresos”, añade con temor e incertidumbre, pues predice que todavía quedan meses por delante muy largos.

“Estamos pasando mucha necesidad, se está ingresando muy poco, no nos perdonan ningún pago y las ayudas prometidas no llegan”, expresa realmente apurado, añadiendo que ha tenido que poner a siete empleados en ERTE, de los 16 que tiene contratados entre este y otro negocio del mismo sector que se ha visto obligado a cerrar por las circunstancias.

La mayoría de empresarios llegan a la mismo conclusión en estos días. Se está acabando con la hostelería. “Ha sido catastrófico”, expresa Macu González, encargada de la cafetería Casa Mayor, sobre el primer día en el que entró en vigor el nivel de alerta 3. Su negocio no tiene posibilidad de instalar un gran terraza, porque la calle en la que se ubica no es peatonal. “Hemos tenido que poner dos mesas pequeñas, porque sino esto no se salva”, expresa con crudeza. En su tono de voz también reluce la indignación, pues considera injusta la nueva normativa.

“Los pequeños negocios estamos cumpliendo con las medidas de seguridad desde el comienzo, pero somos nosotros los que salimos perjudicados”, aseguran de forma generalizada los empresarios, en referencia a la falta de control en las grandes superficies como los centros comerciales.

“Y ya no sólo ahí, también en las propias tiendas; la gente se mueve, toquetea las prendas y se va”, opina Macu González, encargada de la cafetería Casa Mayor. “En la hostelería los clientes simplemente se sientan en un sitio fijo; hay distanciamientos entre unos y otros”, reitera indignada.

“No creo que hayan negocios más seguros que los de la restauración”, considera por otro lado Cristina García, que regenta la cafetería ‘La ventana del Mercado’ junto con Juan Robles. “Hemos tenido que invertir tiempo y dinero en adaptarnos a las medidas de seguridad desde que concluyó el confinamiento; todo el material de desinfección y elementos como mamparas para evitar al máximo posible el contacto, pero no nos ofrecen ayudas y tampoco podemos subir los precios”, explica Robles desde su punto de vista. “No me parece que estén estableciendo limitaciones lógicas”, sentencian los hosteleros.

“No hay sectores tan seguros como la restauración”, considera Cristina García

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En la calle Ruiz de Alda se empiezan a notar los cambios en las terrazas de los numerosos resturantes y cafeterías. La reducción de mesas y sillas es visible, así como la gente que suele pasarse a la hora del mediodía para comer. Ya no es sólo que podamos atender a menos personas al recortar nuestro espacio de trabajo, también es que la gente está asustada; ven que suben los casos de contagios y que se endurecen las medidas y ya no quiere salir”, opina por su parte Katia Torregrossa, dueña de la pizzería italiana Promenade. “Hay gente que piensa que bastante hemos ganado por la Navidad, pero no es cierto; hemos tenido pérdidas de hasta 20.000 euros”, confiesa.

“No es sólo un problema que vivimos los empresarios del sector, también las empresas relacionadas que nos proveen a nosotros lo están pasando mal”, explica por otro lado Valerio Principale, propietario de ‘La Regadera’. “Las nuevas medidas no benefician a nadie, sobre todo teniendo en cuenta que no están llegando las ayudas; tengo mi negocio abierto al 50%, pero tengo que pagar la totalidad de los impuestos”, expresa aún sorprendido.

Admite que ha tenido que despedir a cuatro trabajadores y cerrar temporalmente otro de sus negocios por esta situación. La insostenible situación le impulsó a manifestarse ayer junto con casi un centenar de hosteleros de la capital frente a la Presidencia del Gobierno de Canarias. “Basta ya”, “Nos están matando” o “Salvar al sector hostelero” eran algunas de las frases que podían leerse en la vajilla que llevaron los afectados a la concentración, como método para llamar la atención.

Apertura de mercadillos


El Ayuntamiento ha adoptado nuevas medidas de seguridad para garantizar la realización de los mercadillos en la ciudad tras el paso al nivel 3 de alerta. Durante al menos 14 días se establecerá el 50% del aforo en los espacios en los que se celebre esta actividad de venta. Asimismo contarán con puntos controlados de entrada y salida y se establecerán itinerarios para dirigir la circulación de clientes, mediante el uso de vallas o sistemas de señalización. El único mercadillo que deberá permanecer cerrado por no cumplir con las condiciones será el mercadillo de artesanía que se celebra en el parque de Santa Catalina. |



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