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La pandemia y los alquileres le dan la puntilla al pequeño comercio en Triana

Más de 20 tiendas y bares han cerrado en la calle Mayor desde marzo y en el resto de la zona se cuentan por decenas | La afluencia de gente crece pero las compras bajan

La pandemia y los alquileres le dan la puntilla al pequeño comercio en Triana | J. CARLOS GUERRA

Davinia Ramos prepara con todo el dolor de su alma la liquidación de la tienda de modas Katia, en la calle Mayor de Triana. No es su dueña, pero como si lo fuera. Hace cuatro años la montó, la sacó adelante mimando a su clientela y ahora le toca también cerrarla. “Con esto de la pandemia, la situación es cada vez más grave, nosotros cerramos el 25 de enero porque ha sido terrible. Esta es una zona muy buena, pero los clientes no tienen dinero y hay que pagar un alquiler que ronda los 5.000 euros al mes. Por eso nos vamos. Así es imposible sobrevivir”, sostiene Ramos. Y añade: “A ver lo que nos depara el futuro. Dicen que cuando se cierra una puerta se abren varias. Yo soy optimista”.

El caso de la tienda de Davinia no es aislado. En la calle Mayor han cerrado desde el confinamiento por el Covid-19 más de veinte negocios, en su inmensa mayoría tiendas, pero también hay cafeterías como Granier. El número de los que han echado la persiana en el resto de la zona comercial se cuenta por decenas y son en su mayoría pequeñas boutiques y bares que no han podido aguantar el tirón en una de las zonas comerciales de mayor afluencia y con más prestigio de la capital, no en vano acaba de recibir un premio del Gobierno de España que la reconoce como la mejor del país.

Pero como dice Jonay Cabrera, gerente de Herrera Cerpa Óptica Audio, “la gente lo que busca ahora es salvar sus bolsillos y no hay dinero para caprichos o lujos”, una circunstancia que está afectando sobre todo a los más pequeños, a los que no tienen espalda suficiente para aguantar en dique seco. Y es que la pandemia -ayudada y mucho por los altos alquileres- no ha venido más que a acelerar la desaparición del comercio tradicional, un proceso que se inició a finales del siglo pasado. Y ahora ha venido el Covid-19 a darles la puntilla, aunque no a todos. Los que han sido capaces de asegurarse una clientela fiel o la suerte de tener local propio siguen resistiendo contra viento y marea, aunque ya son minoría en una calle Mayor de Triana tomada por las grandes cadenas y franquicias, los bancos y las cafeterías, aunque la crisis les afecta a todos. Entre los negocios que han cerrado en la calle Mayor figuran El 99, Adolfo Domínguez, Sport Zone, Helamore, McCarthy’s, dos salas de juego, Dentix y Arencibia, aunque el proceso de cierre de este histórico del comercio de Triana se inició antes de la pandemia. En estos momentos se contabilizan un total de 25 locales cerrados, aunque también es verdad que algunos, como el que acogió Metharan, llevan con el candado puesto desde hace años, seguramente porque al ser un local tan grande no hay empresa con la rentabilidad suficiente para pagar el alquiler. Según aseguran los comerciantes, los alquileres en Triana van desde los 2.000 euros hasta los 15.000 o incluso 30.000 euros al mes si son muy grandes.

Peñafiel subraya que están viniendo empresas con mayor músculo financiero

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Eduardo Peñafiel, gerente de la la Asociación de Comerciantes de Triana reconoce que la situación es grave por la pandemia, pero destaca también los aspectos más positivos como la mayor afluencia de gente, la llegada de nuevos comercios y bares o el equilibrio que se ha alcanzado entre los negocios de restauración y los comercios.

Así, subraya que el Covid-19 ha hecho que mucho público que antes iba a otros centros comerciales como La Ballena o Las Arenas, “se esté decantando por zonas abiertas como Triana”. “La pandemia”, añade, “ataca a los más débiles; en este caso, los que estaban un poco tocados anteriormente y que no han podido aguantar. Adolfo Domínguez, por ejemplo, cerró de los primeros, pero ellos ya venían tocados de antes. Tenían un edificio de tres plantas solo para ellos y la pandemia fue el parón definitivo. Es verdad que se ha cerrado mucho pequeño comercio, el tradicional, pero están viniendo empresas con mayor músculo financiero, que están funcionando muy bien en otras zonas y han elegido Triana para establecerse”.

Admite que los altos precios de los alquileres son el “mayor hándicap”, pero “muchos propietarios están llegando a acuerdos con los arrendatarios para rebajar la renta”. Según Peñafiel, que eludió dar datos sobre los comercios cerrados, entre sus socios, el número de los que han echado la persiana es “similar” a los que han abierto.

Uno de los que resiste en la calle Mayor es Cortés, tienda especializada en trajes de novios. “Vamos escapando como podemos, porque las ventas están totalmente paradas, pero muchos no han podido mantenerse porque los alquileres son muy altos”, señala Rafael Vega Naranjo, empleado de la tienda que ha visto con pánico como se han reducido las bodas, los eventos de los que viven. Aún así, están aguantando el tirón.

Como lo aguantan Mercedes y Maribel, dueñas de Novedades Domínguez, una de las pocas tiendas tradicionales que quedan en la calle Mayor. La que tenían en Vegueta, fundada en los años 30 del siglo pasado, no aguantó el confinamiento, pero la de Triana, de 1984, sigue adelante.

“Aquí estamos, resistiendo porque la cosa está muy difícil. Ha bajado mucho la afluencia de clientes y nunca sabemos qué va a pasar mañana”, explica Maribel, quien confiesa que “lo peor es la incertidumbre”. Han sobrevivido gracias a una clientela fiel y a que el local es de su propiedad, pero ya no tienen empleadas. “Tenemos muchos clientes mayores, que son los grandes olvidados y ofrecemos una atención personalizada, que también se ha perdido mucho”, destaca.

A juicio de Jonay Cabrera, de Herrera Cerpa, que lleva 84 años en Triana, la ruina del comercio tradicional comenzó cuando desapareció la renta antigua y comenzaron a dispararse los alquileres. “Y por eso cada vez hay más multinacionales y menos negocios tradicionales. Nosotros sobrevivimos porque hacemos bien las cosas y hemos sabido evolucionar en un mercado cada vez más competitivo”, sostiene.

Los carteles de “local disponible” o “se alquila” proliferan en la calle Mayor de Triana. Arriba el Café Granier, que cerró hace unos meses, al lado de otros locales cerrados. Abajo a la izquierda, edificio en rehabilitación que está previsto que albergue una galería de 14 tiendas, entre ellas, Primor.|

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