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Las nuevas terminales de cruceros entrarán en funcionamiento en 2025

La empresa que se encargue de su gestión durante las próximas décadas deberá planificar las obras en las tres islas para que no afecten a las temporadas turísticas

Las nuevas terminales de cruceros entrarán en funcionamiento en 2025 LP/DLP

Las obras de las terminales públicas de cruceros que la Autoridad Portuaria de Las Palmas va a otorgar en concesión en La Luz, Arrecife y Puerto del Rosario no afectarán al desarrollo de las temporadas. La empresa que logre su gestión durante las próximas décadas en el concurso público que arrancó oficialmente esta semana deberá ajustar su calendario de trabajos a las llegadas de cruceros previstas para los próximos años, por lo que los derribos y las construcciones se extenderán durante varios ejercicios.

La Autoridad Portuaria trabaja con la previsión de que sea a partir de 2025 cuando los inmuebles estén listos y el nuevo gestor pueda poner en marcha al completo su plan empresarial, llamado a homologar el nivel de servicios y el posicionamiento comercial de Las Palmas con el de los principales puertos del sector en España. El calendario concreto de las obras en las tres islas -la misma empresa para todas, un gestor neutral sin vinculación directa con las grandes navieras turísticas para garantizar el tráfico general de pasajeros de cruceros- dependerá del proyecto que salga elegido del concurso, pero en cualquier caso los cruceros continuarán atracando durante ese tiempo en sus lugares habituales y solo en situaciones excepcionales recurrirán a otros muelles. En el caso de La Luz, Cambulloneros ha actuado en otras ocasiones como sustituto de Santa Catalina en días de gran actividad con cinco escalas simultáneas.

La etapa de presentación de ofertas finalizará a comienzos de este verano. Tras su valoración y la adjudicación, estimada para antes de que concluya 2020, aún será necesario elaborar los proyectos constructivos y obtener las licencias, por lo que la fecha más previsible para el comienzo de las obras será el año 2023. La empresa que logre la adjudicación gestionará cuatro concesiones entre las tres Islas, ya que en Lanzarote habrá una estación en Naos y otra en Los Mármoles.

En el caso de Santa Catalina, la nueva terminal será “sostenible y eficiente”, en palabras del director comercial de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Juan Francisco Martín, aunque aclara que la meta del concurso “no es aportar un icono arquitectónico”, sino dotar a los Puertos de Las Palmas de instalaciones de calidad y de un modelo de gestión que contribuya a atraer nuevos tráficos. En la década previa a 2020, antes de que la pandemia pusiera en jaque al sector en todo el planeta, los recintos de la provincia duplicaron su tráfico de cruceristas al pasar de 611.249 a 1.486.281, de acuerdo con las estadísticas de Puertos del Estado.

La piedra angular del concurso está en el proyecto empresarial, según agrega Martín. La propuesta técnica supondrá el 60% de la puntuación y en ella, además de la calidad del proyecto básico de cada terminal, primará entre otros aspectos el plan comercial para captar nuevas escalas. Los licitadores deberán argumentar cómo contribuirá su propuesta a aumentar el tráfico de cruceros en la provincia.

En el plano económico, la clave se encuentra en las tarifas que el nuevo gestor aplicará por los servicios al pasaje y las tasas de ocupación y actividad que podrá ingresar la Autoridad Portuaria tras el cambio de gestión. También en el estudio financiero que analizará tanto la viabilidad de la inversión como la fiabilidad de los ingresos previstos por las actividades complementarias que se podrán llevar a cabo dentro de las terminales.

Esas otras actividades también supondrán una fuente de ingresos para el nuevo gestor fuera de la temporada de cruceros, que en las Islas suele empezar en otoño y concluir tras Semana Santa, aunque Martín especifica que el tipo de acciones estará limitadas a aquellas que resulten compatibles con el propio plan de uso de la estación marítima. Tampoco podrán afectar a las operaciones portuarias que se puedan llevar a cabo en Santa Catalina, lugar habitual de atraque de otras embarcaciones cuando no hay cruceros. En el caso de Málaga, uno de los puertos españoles que utiliza un modelo de gestión similar al que ahora implantará la Autoridad Portuaria de Las Palmas, los grandes locales diáfanos de sus terminales son utilizados para presentaciones culturales y se pueden alquilar para banquetes. Barcelona también oferta estos espacios como sets de filmación para producciones audiovisuales.

La empresa que asuma las terminales tras el concurso también tendrá que encargarse de dotar de ciertos servicios a las explanadas que rodean los inmuebles durante las escalas, ya que forman parte del área de gestión, y coordinarán en ellas la limpieza o los aparcamientos. El pliego abre la puerta también a otras posibilidades, como el control de accesos, por el que la Autoridad Portuaria deberá abonar una tarifa en caso de que la concesionaria lo haya incluido en su propuesta.

Con el cambio de gestión, la Autoridad Portuaria espera por un lado replicar en la terminal el modelo general que ya rige en el Puerto, en el que la administración actúa como ‘casero’ que tiene la propiedad del suelo y lo alquila a empresas que gestionan actividades, y dejar de asumir servicios que habitualmente llevan a cabo operadores privados. Por otra parte, la nueva gestión deberá ofrecer servicios de calidad al pasajero -las características de la terminal actual en Las Palmas de Gran Canaria obligan, por ejemplo, a alquilar carpas para atender a los cruceristas en los días con varias escalas- y garantizar una tarifa portuaria ajustada que redunde en un pasaje más económico.

Barcelona, Málaga y Valencia

El concurso es un proyecto trabajado durante los últimos años por la Autoridad Portuaria que toma como referencia las otras terminales públicas en concesión que hay en otros recintos españoles. Juan Francisco Martín señala que el puerto que más información aportó fue el de Barcelona, como primero del sistema estatal que tuvo terminal de cruceros y por los distintos modelos de gestión que acoge. También estudiaron el modelo que siguen en Málaga, aunque el caso de Valencia, que acaba de adjudicar una nueva terminal de pasajeros -en su caso, tanto de línea regular y como cruceristas- a un consorcio formado por Baleària y Global Ports Holding fue el que acabó por decantar a los Puertos de Las Palmas por un operador que ofrezca las mismas condiciones a todas las navieras. | J.C.G.

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