La Provincia - Diario de Las Palmas

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Doctor Grau Bassas

Doctor Grau Bassas

Las Palmas de Gran Canaria, como otras ciudades, ha ido conformando su callejero otorgándole a muchas de sus calles el nombre de ciudadanos vinculados a hechos históricos de especial relevancia a los que, con este reconocimiento público, se trata de homenajear y dejar en la memoria colectiva. Esta manera de nominar las calles convierte el trazado urbano en una zigzagueante línea del tiempo a través de la que transitar por algunos de estos acontecimientos y conocer a quienes formaron parte de ellos. Además, este modo de entender y conocer la ciudad permite trazar diversos recorridos, como el que El Museo Canario ha dibujado. Una línea que discurre por las calles de quienes han formado parte de la historia de la institución.

Una de estas calles está dedicada a Víctor Grau-Bassas y Más (Barcelona, 1847-Argentina, 1918). Médico de profesión, su actividad fue mucho más allá del ejercicio de la medicina, y así, participó en el desarrollo cultural de la ciudad y en el progreso de la isla promoviendo varias iniciativas. Formó parte del grupo de intelectuales que, el 2 de septiembre de 1879, fundaron El Museo Canario, pasando a ocupar el cargo de conservador de la institución, actividad que ejerció hasta 1889.

La calle que hoy lleva su nombre se localiza en el barrio de Guanarteme, una zona de crecimiento del espacio urbano de la ciudad que surge como consecuencia de la creación del puerto del Refugio o de La Luz a finales del siglo XIX, si bien no se consolida hasta los años veinte del siglo pasado. Sus calles, como las de otros barrios recientes de la capital, fueron primero nombradas con letras o números. En la década de 1930 ya llevaba su actual denominación. Esta vía discurre en dirección norte desde la plazoleta de Farray hasta adentrarse en Las Canteras.

Víctor Grau-Bassas llegó siendo un niño a Gran Canaria, donde su padre farmacéutico se instaló primero en Telde y luego en Las Palmas, en el número 13 de la calle de la Pelota. En este edificio quedó establecida, además, la residencia familiar. En Las Palmas fue alumno del colegio de San Agustín. Tras finalizar la segunda enseñanza cursó la carrera de medicina en Barcelona (1870), si bien es posible que, como muchos otros médicos de su época, estudiara en Paris, llevando a cabo la convalidación del título en su ciudad natal. De regreso en la isla abrió su despacho en la casa familiar, integrándose en la vida social y cultural de la ciudad.

A él se debe la creación en 1874 de la Cruz Roja en Las Palmas, de la que fue secretario. Un año antes, en 1873, realizó su única incursión en la política, siendo diputado provincial electo por el distrito de Teror. Con la villa de Teror mantuvo siempre una estrecha relación. Impulsó varias iniciativas como la construcción de los puentes del Álamo y Las Peñas o el establecimiento de un balneario en la Fuente Agria. En Teror también contrajo matrimonio con Amalia Bethencourt y pasó unas de las etapas más difíciles de su vida, cuando siendo director médico de Sanidad Marítima se vio alejado de toda actividad profesional y pública al ser acusado de robo. Este episodio de la vida de Grau-Bassas ha sido tratado en profundidad en la obra de José Miguel Alzola Víctor Grau-Bassas, primer conservador de El Museo Canario, en la que bajo el epígrafe “Naufragio de un buque y una vida” aborda este hecho que comienza el 11 de octubre de 1884 con el siniestro del vapor francés Ville de Pará en la costa de Gando, y concluye el 30 de enero de 1889 cuando Grau-Bassas abandona la isla con destino a Argentina.

En El Museo Canario el conservador Víctor Grau-Bassas desarrolló una intensa labor. Tras la fundación de la institución en 1879, fue encargado, junto con Diego Ripoche y Torrens, de la instalación de las salas expositivas cedidas por el ayuntamiento en las casas consistoriales para su apertura al público. La inauguración tuvo lugar el 29 de mayo de 1880. Los primeros años de El Museo Canario se caracterizaron por ser una etapa de intensa actividad para organizar e incrementar las colecciones. Grau-Bassas contribuyó a esta tarea donando algunos materiales y asumiendo el trabajo de taxidermista. Llevó a cabo la preparación de ejemplares de ciencias naturales para la sección de zoología.

Entre los muchos méritos reconocidos a Grau-Bassas hay que destacar especialmente las aportaciones que realizó a la arqueología y al conocimiento del pasado de la isla. La etapa que le llevó a estar aislado en Teror la dedicó a recorrer la geografía insular, describiendo y dibujando diversos yacimientos arqueológicos. Esta documentación, que aún hoy constituye una fuente de información de especial importancia, fue recogida en su obra Viajes de exploración a diversos sitios y localidades de la Gran Canaria. Pero no solo la arqueología, sino también la etnografía tiene en Grau-Bassas un referente. En estos viajes recopiló abundante información sobre los usos y costumbres de la población campesina, dejando, además, buena muestra de sus dotes para el dibujo en las numerosas ilustraciones que elaboró al respecto. En el archivo de El Museo Canario se conserva este material documental, además de las cartas remitidas a Juan Padilla, bibliotecario de la institución, en sus primeros años de estancia en Argentina, cuando trabajaba en el Museo de La Plata.

En Argentina, Víctor Grau-Bassas continuó con su carrera profesional, así como desarrollando sus inquietudes intelectuales. Falleció en la ciudad de Tres Arroyos en 1918. Una placa con el nombre de Doctor Grau Bassas mantiene su recuerdo en el trazado urbano de Las Palmas de Gran Canaria.

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