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Hostelería | Nuevas medidas para frenar la pandemia

Los restaurantes acogen con reproches y resignación el regreso al nivel tres

La hostelería recibe otro “jarro de agua fría” cuando comenzaba a recuperarse v La Federación de Ocio y la Cámara de Comercio creen que se “criminaliza” al sector

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Hostelería | Nuevas medidas para frenar la pandemia Andrés Cruz

Resignación y críticas tras el nuevo “jarro de agua fría”, que llega cuando la hostelería comenzaba a remontar. Los bares y restaurante se han topado súbitamente con una drástica medida que aplicará desde este lunes el Gobierno de Canarias, y que obliga a los propietarios a trasladar sus mesas y sillas a la calle si quieren seguir abiertos y atendiendo a los clientes. Pero no todos tienen la suerte de contar con un espacio adecuado en Las Palmas de Gran Canaria, y muchos de ellos ya tienen claro que volverán a apagar los fogones y cerrar sus puertas por un tiempo que desconocen. Y, con ellos, nuevamente, numerosos trabajadores regresarán a depender económicamente del expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), si no van al paro directamente. “Nos criminalizan”, dicen las organizaciones empresariales.

La hostelería de Gran Canaria, al igual que en Fuerteventura y Tenerife, deberá plegar las sillas del interior de los locales, ya que este servicio quedará desde el lunes suprimido. Y el toque de queda volverá a aplicarse a las 22 horas.

“Llevo abierto desde octubre y en todo este tiempo han pasado por aquí decenas de miles de personas, y ningún empleado se ha contagiado y no conozco tampoco que le haya pasado a ningún cliente”. Joaquín Carrillo, propietario de Pecado ibérico, en la calle Cebrián, cree que la medida ha sido desproporcionada, y defiende el sistema mixto que se venía aplicando ahora (dentro y terraza).

En su caso, tiene la posibilidad de colocar diez mesas, seis más que ahora. Pero señala también que el sector, y en su caso particular, están haciendo un esfuerzo extraordinario, echándole horas de más para compensar las restricciones. En su caso, está cubriendo dos turnos para defender su negocio y poder pagar a los empleados, permaneciendo desde las ocho de la mañana a las diez de la noche, además del tiempo extra ahora para preparar el mobiliario del exterior.

“Pero todo tiene un límite, y yo me lo estoy tragando”, reconoce con aire de cansancio, y sabedor de que en las noches ya no se factura lo mismo que hasta hace un año. Y ya hay muchos compañeros que han comenzado a movilizarse, porque esta medida vuelve a ahogarles.

Un empresario admite que ha visto llorar por primera vez a empleados por estas medidas

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Otros tendrán peor suerte. El dueño de Vinófilos Triana (de la calle Viera y Clavijo), Mario Reyes, ya se ha visto obligado a comunicar al personal que tendrá que cerrar, ya que el entorno no reúne las condiciones para echarse a la calle. “He visto a mis empleados llorar”, lamenta con resignación, mientras recalca que diez familias se quedan ahora sin trabajo.

El hostelero entiende que lo que está ocurriendo es un “siniestro” para la economía, y un “sinsentido”, porque no se puede perder la cara a la actividad económica.

Esperaba en su caso medidas para Semana Santa, pero no tan pronto. Y, a su juicio, esto solo conseguirá que muchas personas se reúnan en las casas con las chuletas y el botellín de cerveza en la mano. Los resultados, avisa, se verán tras esos días festivos. De momento mantendrá su segundo negocio en Santa Brígida, casi por amor propio y deseo de luchar.

Pero no es el único caso. Un restaurante de la calle Cebrián seguirá el mismo camino. Su dueño evita dar más detalles, aunque reconoce el cierre. Tiene un salón muy grande, pero no le acompaña el exterior y la ubicación para montar sillas y mesas.

José Rodríguez, de Con J de jamón, afirma que la medida es un nuevo golpe para la actividad, justo cuando comenzaban a remontar. Recuerda que en la anterior ocasión, con una medida similar, los ingresos mermaron un 50%.

La alternativa que le queda es servir para llevar, con alguna mesa fuera. “Estamos aguantando como se puede”, expresa el dueño de este negocio, que funciona con dos personas en la calle General Vives, sobre todo porque hasta ahora no ha recibido ayudas.

En Bar Casa Leo ya se preparan nuevamente para instalarse en la calle. La dueña, Leonor Patiño, se lo toma con resignación, adaptándose a las nuevas circunstancias, que son mejores que el cierre. En esta ocasión la medida les coge mejor preparados, si bien la calle Albareda no es la mejor para una terraza. “Estamos aguantando”, sentencia.

Leonor Patiño señala que ya cuentan con el permiso municipal. Y agradece que, al menos, pueda tener esta opción, para seguir aguantando con las puertas abiertas. Y el poder haber recibido alguna ayuda como autónoma.

Mientras, hay incluso quien todavía desconoce las últimas medidas que se aplicarán el lunes, y sigue pensando con error que podrán tener actividad en el interior del restaurante. “Que nos dejen vivir al menos”, remarca el camarero de este establecimiento, que tiene el inconveniente de la imposibilidad de montar mesas en la calle Eusebio Navarro, de la capital.

Mientras, la Federación Canaria de Ocio y Servicios, y la Comisión de Restauración de la Cámara de Comercio de Gran Canaria coinciden en que las “terrazas exprés” deberían ser permanentes en Las Palmas de Gran Canaria, para evitar cierre y quiebra del sector.

La presidenta de la Federación, Bárbara Cabrera, entiende que “se criminaliza a la hostelería sin confirmar que se haya dado un brote en un restaurante o terraza del sector”, informa Efe. Por ello, ha considerado que, aunque “hay que salvar una crisis sanitaria, también hay que salvar una económica” y las administraciones púbicas están mostrando “poca sensibilidad con la hostelería”.

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha vuelto a poner en funcionamiento las ‘terrazas exprés’ tras decretarse el nivel 3 en Gran Canaria y exclusivamente para este nivel de alerta, algo que la presidenta considera “incoherente”, porque la administración “debería ser más solidaria”.

El nuevo cambio de medidas del Gobierno coge despistado todavía a algún empleado

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Con las reducciones de aforo y las limitaciones el Ayuntamiento podría “abrir un poco más la mano”, solicitando que se mantengan hasta final de verano.

Como dato, apuntan que antes de la pandemia existían unos 21.000 establecimientos en Canarias de hostelería, y ahora no se alcanzan ni el 40 % abierto.

Muchos de ellos, ha lamentado, “cerraron la persiana y no volverán a abrirla”, en un cierre definitivo que supone “pérdidas a su vez de puestos de trabajo”.

Los representantes empresariales asistieron a una reunión con Coalición Canaria-Unidos por Gran Canaria en el Ayuntamiento. El portavoz del partido en la oposición, Francisco Candil, es “muy crítico” con la gestión de las terrazas exprés, que valoran de “poco comprensiva, poco comprometida y poco responsable”, ya que “la hostelería es muy relevante y no ha habido sensibilidad”.

Las políticas “han generado confusión y miedo” a la hora de hacer inversiones. Candil añade que las terrazas “son la diferencia entre resistir o morir” y teme que “el Ayuntamiento vuelva a dar marcha atrás” por lo que piden que se mantengan “hasta que se recupere cierta normalidad”.

El encargado de Vinófilos Triana, Francisco Puchi, arriba, descorchando ayer una de las últimas botellas antes del cierre temporal del negocio este fin de semana, a la espera de que puedan reanudar la actividad en el interior del restaurante. Debajo, poniendo el tapón de corcho a un servicio de hostelería, que trata de mantenerse a flote frente a las actuales dificultades. |

Las motos de reparto darán mucha rueda


Gran Canaria vuelve al nivel de alerta 3 desde este lunes, junto a Fuerteventura y Tenerife, debido a un cambio de tendencia en la propagación del coronavirus. Llega antes incluso de la Semana Santa, cuando estaba previsto que se tomaran medidas más restrictivas para evitar una nueva ola alcista de contagios. En esta situación, el Gobierno de Canarias establece que no se podrá superar el 50% del aforo autorizado en terrazas al aire libre, quedando prohibido el servicio en zonas interiores de los restaurantes. La ocupación máxima por mesa será de cuatro personas, quedando prohibido el consumo en barra y el servicio de bufé o autoservicio en espacios interiores. El toque de queda se activa entre las 22 y las 6 horas. En los restaurantes, y en todos los niveles dentro de Archipiélago, se permite ampliar la apertura hasta las 24 horas solo para el servicio de comida a domicilio, lo que no incluye el servicio de comida para recoger en el local. Algunos hosteleros se han quejado con esto, porque creen que las fiestas se trasladarán a las casas estos días. Al mismo tiempo, la apertura de los gimnasios en nivel 3 pasa al 33% de su capacidad, manteniendo la distancia de dos metros y con la obligación de usar mascarilla todo momento. | J. B.

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