La hermana del abogado y poeta José Rafael Hernández ha afirmado este martes ante el Jurado de la Audiencia de Las Palmas que éste sentía "pánico" de su hijo, Marcos José H.S., quien lo mató a hachazos en octubre de 2018, después de hallar muerta a su madre en la vivienda familiar.

En la segunda sesión del juicio que se sigue contra Marcos José H.S. como presunto autor de un delito de asesinato y otro de abandono por no cuidar de su madre, la testigo Carmen del Rosario Hernández ha destacado que era tal el miedo que sentía de su hijo que su hermano vivía en la planta baja del edificio, donde tenía su despacho profesional.

Ha explicado que las otras dos plantas del edificio -situado en el barrio de las Alcaravaneras de la capital grancanaria y donde ocurrió el crimen y murió horas antes la madre del acusado en situación de "claro abandono"- las tenían "invadidas" Marcos y su progenitora, con la que nunca estuvo casado Rafael Hernández.

Enfrentamientos

Según la hermana, estuvo quince años reclamando el ajuar de su madre, que estaba en la vivienda que ocupaban el acusado y la madre, y tras su muerte comprendió que no se lo dio porque no se atrevía y que se siente muy arrepentida del enfrentamiento y los insultos que dirigió a su hermano por ese motivo.

Ha relatado también que cuando su hermano le contaba los problemas familiares que tenía, ella le decía que "los echara de la casa y que le obligara a trabajar a su hijo, pero no había manera", pues ha indicado que tenía un carácter débil, al contrario que el suyo. Según la testigo, fueron muchos los "episodios" que le relató el hermano y de ellos ha recordado que un día le llamó llorando porque su hijo le había puesto la zancadilla y se había caído por la escalera y fueron juntos a denunciarlo a la Comisaría.

La hermana de la víctima ha indicado que ella quería hablar con su sobrino para que se fuera de la casa, pero que su hermano le dijo que no lo hiciera porque entonces les mataría a los dos y que, por lo que le comentaba el fallecido, el acusado también era agresivo con su madre, quien estaba enferma de párkinson y sufría parálisis supranuclear agresiva, entre otras patologías.

"Mi hermano fue buena persona (...) y no se merecía esa muerte", ha lamentado esta testigo, que ejerce la acusación particular contra el acusado y reclama que se le indemnice y que se le imponga a su sobrino la pena máxima por los dos delitos que se le acusan, la prisión permanente revisable por el del asesinato, y cuatro años de cárcel por el de abandono.

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Preguntas del jurado

En esta jornada el acusado ha respondido a las preguntas que le ha formulado el Jurado, que por desconocimiento del procedimiento no las planteó tras el interrogatorio del procesado, por lo que ha añadido que cuando dio con el hacha la primera vez a su padre lo hizo porque pensó que era el demonio y que continuó golpeando "con los ojos cerrados y al aire", porque lo vio "muy cabreado". Asimismo, ha indicado que no informó a su padre ese día del fallecimiento de su madre porque "no lo tenía en mente, estaba bloqueado", y que aquél le dijo "que olía mal" la casa y "se metió para adentro".

Varios testigos de servicios sociales han declarado en relación al estado de salud de la madre en 2012, y sobre la concesión en 2014 de una plaza diurna en el centro sociosanitario de El Pino, que fue rechazada por el hijo, así como en relación a la prestación económica que solicitó el acusado por el cuidado de su madre pero que nunca se le llegó a dar.

Una fisioterapeuta que evaluó en 2012 la situación de dependencia de la madre ha declarado que en su visita al domicilio familiar constató que recibía los cuidados que precisaba de su hijo y solo apreció un poco de desorden y deterioro de la casa, pero nada le llamó la atención de manera particular, según ha explicado al tribunal.

Otra testigo, técnica del servicio de dependencia, ha comentado que algunas vecinas ayudaban al acusado por las tardes para cuidar de la madre y que en 2012 tres veces en semana acudía a un centro de la asociación de enfermos de párkinson pero que desconocía cuándo dejó de ir.

Varios vecinos del barrio propuestos por la acusación y por la defensa han coincidido en señalar que el padre maltrataba al acusado y que éste era quien se hacía cargo de su madre, a quien "adoraba" y la tenía "como en un pedestal". "Gracias a él ella seguía con vida", ha llegado a comentar una de las vecinas, quien también ha dicho que el padre repetía constantemente que en cuanto muriera María Dolores echaba a su hijo de la casa.