Los efectivos de la Policía Nacional que acudieron a la vivienda en Alcaravaneras donde residía el parricida con sus progenitores tras el aviso de un homicidio, han declarado este miércoles que el procesado les admitió haber matado a su padre porque éste los maltrataba a él y a su madre -que falleció horas antes del crimen-.
En la tercera sesión del juicio contra Marcos Hernández por haber matado a su padre, el poeta y abogado José Rafael Hernández, tras asestarle más de una veintena de hachazos en varias partes del cuerpo la madrugada del 15 de octubre de 2018, los agentes detallaron que, de manera espontánea, el homicida les confesó que acabó con la vida de su progenitor porque sufría malos tratos por parte de este y no por haber escuchado una voz que le dijo que era el demonio tal y como declaró este lunes ante el jurado popular.
Una de las agentes expresó que le sorprendía lo "tranquilo" que estaba el investigado tras cometer el crimen y mientras esperaba a ser detenido.
Asimismo, el policía nacional que le tomó declaración desgranó que el acusado le contó que el día de los hechos salió de su casa sobre las 20.00 horas y regresó sobre las 22.30 momento en el que se encontró a su madre muerta e intentó reanimarla sin éxito. Dos horas más tarde, llegó a la vivienda su padre con el que comenzó a discutir y en un momento dado el poeta espetó, según la declaración del homicida, “aquí huele a muerto”. Por lo que mientras el abogado entraba a su habitación con su perro para descansar, el acusado subía hacia la azotea en busca de las herramientas que la víctima guardaba ahí.
Tras bajar al dormitorio con un hacha en mano, espero un momento afuera para después entrar y comenzar a asestarle los hachazos desde los pies a la cabeza y sin poder determinar la cantidad de las heridas que le ocasionó. Posteriormente, se fue a dar una ducha y regresó a tomarle la temperatura a su padre para determinar si seguía vivo ya que tenía miedo de que éste le hiciera algo como represalia por el ataque mortal del que fue víctima momentos antes.
Olor a sangre y lejía
Los efectivos que acudieron a la detención del acusado e inspección ocular de la vivienda explicaron que les llamó la atención el mal olor que había y que se debía a una mezcla entre lejía y sangre así como el vómito del perro del poeta que, según el parricida, había bebido sangre del fallecido. También destacaron que la casa estaba desordenada y que la habitación de la madre si se notaba “un poco más de orden y limpieza”, así como que el procesado admitió haber limpiado tras cometer el crimen y que también se cambió de ropa.
El juicio continúa este jueves con la declaración de los peritos del caso.
