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Tribunales

“Ya terminé con mi padre” , explicó muy tranquilo Marcos Hernández a la Policía

Los agentes sostienen que el parricida justificó su actuación por el maltrado de su progenitor y nada mencionó sobre voces que le decían que la víctima era el demonio

De izquierda a derecha, el fiscal Luis Estévez, los letrados de acusación y defensa Pablo Bolaños y Carlos Quintana, seguidos del parricida Marcos Hernández. | LP/DLP

El parricida de Alcaravaneras confesó a la Policía Nacional durante su arresto que había matado a su padre porque este le maltrataba a él y a su madre -que falleció horas antes del crimen-.

La justificación del parricidio por los presuntos malos tratos salió a relucir este miércoles, en la tercera sesión del juicio que se sigue en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas contra Marcos Hernández de 45 años, por haber matado a su padre, el poeta y abogado José Rafael Hernández de 78 años, tras asestarle una veintena de hachazos por todo el cuerpo la madrugada del 15 de octubre de 2018. Los policías que acudieron al domicilio tras la llamada del propio Marcos Hernández al 112, explicaron al tribunal del jurado que les confesó de manera “espontánea” que había acabado con la vida de su progenitor ya que este le había dado malos tratos tanto a él como a su madre y relataron que no mencionó en ningún momento que había escuchado una voz que le dijo que la víctima era el demonio, tal y como declaró el pasado lunes ante el tribunal.

Un funcionario de la Policía Nacional también narró que conocía al acusado porque eran del mismo barrio y que cuando acudió a la escena del crimen tras ser requerido por la sala del 091 le preguntó al homicida qué había pasado, a lo que este contestó: “ya terminé con mi padre”. Por lo que el policía, además de detenerlo, se encargó de verificar si la madre estaba muerta como él les había indicado y al destaparla se percató de lo “extremadamente delgada” que se encontraba la fallecida que yacía en su cama.

El parricida declaró a la Policía que encontró a su madre muerta e intentó reanimarla sin éxito

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Asimismo, el policía nacional que le tomó declaración en sede policial desgranó que Marcos Hernández le contó que el 14 de octubre de 2018 salió de su casa sobre las 20.00 horas y regresó cuando eran las 22.30 momento en el que se encontró a su madre muerta e intentó reanimarla sin éxito. Dos horas más tarde, llegó a la vivienda su padre con el que comenzó a discutir y en un momento dado el poeta espetó, según la declaración del homicida, “la casa huele a muerto”.

Así, mientras José Rafael Hernández entraba a su habitación con su perro para descansar, su hijo Marcos subía hacia la azotea en busca de las herramientas que se guardaban allí. Tras bajar al dormitorio con un hacha en la mano, espero un momento afuera para después entrar y comenzar a asestarle los hachazos desde los pies a la cabeza -mientras su padre, abogado y poeta, estaba acostado en su cama. Declaró que no podía determinar la cantidad de las heridas que le ocasionó pero sí que su progenitor se desvaneció durante la agresión. Posteriormente, se fue a dar una ducha y regresó a tomarle la temperatura a su padre en varias ocasiones para determinar si seguía vivo, ya que tenía miedo de que éste le hiciera algo como represalia por el ataque mortal del que fue víctima momentos antes. A la mañana siguiente salió a “pensar” y luego regresó de nuevo a su vivienda para llamar a Emergencias y notificarles lo ocurrido.

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Comienza el juicio con jurado contra el parricida de Alcaravaneras La Provincia

El testigo policial también declaró que no recordaba que Marcos Hernández manifestase que estaba arrepentido por haber cometido el crimen.

La oficial de la Policía Nacional que entró en primer lugar al domicilio donde sucedieron los hechos narró que al llegar al domicilio notaron que la puerta estaba abierta por lo que entraron e hicieron una primera requisa. Cuando van hacía la escalera que lleva al segundo piso se percataron de la presencia del acusado al que “vemos salir tranquilamente, le pregunto qué ha pasado -porque vimos sangre- y me dice que había matado a su padre”, explicó la testigo a la que tampoco le hizo mención sobre “demonios, extraterrestres, ni nada de eso”.

Una oficial estaba "sorprendida" por la "frialdad" del acusado cuando fue detenido

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El parricida al momento de su detención se hallaba “colaborador y muy tranquilo”, algo que llamó la atención de la oficial, en especial, “su frialdad”. Durante la requisa de toda la vivienda para determinar que no hubiese nadie más, la policía se percató de que la habitación de la madre estaba “mucho mas ordenada” que el resto de la casa y que él no estaba manchado de sangre ya que se había cambiado de ropa. A un agente de paisano que pasaba por la zona y que acudió también tras la alerta del 091, le explicó que había matado a su padre porque les daba mala vida a él y a su madre, estaba bastante tranquilo y sin manchas de sangre”, declaró a la vez que ratificó que el homicida confeso no dijo en ningún momento nada de que hubiese un demonio.

El procesado admitió que había limpiado el hacha y la casa antes de llamar al 112

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Otra de las funcionarias que acudió a la escena del crimen, añadió que el parricida les contó que su madre había muerto el día anterior y que acabó con su padre porque ya su progenitora había fallecido y él les había dado mala vida a los dos. La testigo hizo hincapié en que le “sorprendió” que el acusado estuviese tranquilo esperando a que lo detuviesen y que éste “era consciente de lo que había hecho, no esté nervioso ni nada”, matizó a la vez que detalló que el procesado también admitió que había limpiado el hacha.

El perro bebió sangre

Los efectivos que acudieron a la detención del acusado y a realizar la inspección ocular de la vivienda explicaron que les llamó la atención el mal olor que había y que se debía a una mezcla entre lejía y sangre así como el vómito del perro del poeta en la cocina que, según el parricida, había bebido sangre del fallecido. De igual forma, destacaron que la casa estaba desordenada mientras que en la habitación de la madre se notaba “un poco más de orden y limpieza”, así como que el procesado admitió haber limpiado tras cometer el crimen y que también se cambió de ropa.

En la azotea donde hacía vida Marcos Hernández “había suciedad, objetos que impedían la libre movilidad y un ordenador” narró la agente de la policía nacional a la que este de manera voluntaria contó lo sucedido y “cosas no muy pegadas a la realidad”. Mientras que el despacho del fallecido había una caja fuertes que contenía dinero en efectivo, armas (cuyas municiones estaban en los armarios), una nevera, comida y cucarachas, según una de las funcionarias de la Policía.

El agente encargado de realizar la transcripción de las cintas del despacho expresó que la víctima grababa todo mientras estaba dentro, una de las cintas que escuchó el policía contenía llamadas a su hermana con la que la relación no era muy buena por tema de herencias y que en una ocasión se escucha “tienes lo que te mereces un hijo loco y una casa desastrosa, olvídate de tu hermana”.

El fiscal Luis Estévez calificó los hechos como un delito de asesinato con alevosía y abandono de ascendiente -respecto a la madre- por los que ha pedido 25 años y seis meses de prisión y una indemnización de 20.000 euros para la hermana del poeta. Mientras que la acusación particular requirió la prisión permanente revisable por el crimen y cuatro años por el abandono a su progenitora. Por su parte, la defensa solicitó la libre absolución porque aseguró que padece de un trastorno de psicopático. El juicio continúa hoy con la declaración de los peritos del caso.

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