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El chabolismo resiste en El Rincón

Un grupo de infraviviendas en expansión se encuentra apiñado en la carretera de acceso a Agua Firgas desde hace una década

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Vuelta de la chabolas a El Rincón José Carlos Guerra

A finales de los años 80 en los márgenes de la Carretera General del Norte vivía un centenar largo de personas en infraviviendas. La construcción de la autovía aceleró la expropiación de la gran mayoría, un proceso que culminó con los planes de erradicación del chabolismo durante la alcaldía de José Manuel Soria, en los 90. Pero, realmente, este fenómeno, fruto de la precariedad en la que viven numerosas familias del Archipiélago, nunca ha terminado de desaparecer de la zona. Tras los derribos masivos han ido surgiendo con el tiempo pequeños focos a un lado y otro de la vía. El último lleva asentado en el acceso al Agua Firgas prácticamente una década. Y es que el chabolismo resiste en El Rincón.

Nada más tomar la salida de Agua Firgas desde la GC-2 un vehículo desvencijado de los años 80 da la bienvenida. A su lado hay tablones y demás basura acumulada, pero lo más llamativo del lugar no es eso. A un costado de la antigua Fábrica de Piensos, ahora reconvertida en centro artístico, crece un grupo de infraviviendas. Encaramadas en la ladera y de espaldas a El Atlante, se trata de un puñado de chabolas construidas a base de bloques de cemento, madera, chapa y techos de plancha. Las más antiguas tienen ya una década, pero el poblado ha crecido en los últimos años.

“Sabemos que es un problema, pero no podemos hacer nada al ser privado”, indica Doreste

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El conjunto forma un paisaje pintoresco. Prácticamente todas están pintadas de blanco con franjas rojas y la numeración de la calle pintada en azul; la mayoría tienen puertas, aunque en algunos casos apenas cuentan con una cortina para dar intimidad. Son varias las escaleras que vertebran el asentamiento; estrechas y empinadas, quienes viven allí han hecho cerramientos para guardar la privacidad de las mismas.

“Llevamos aquí nueve años viviendo”, indica uno de los habitantes de este lugar. Quienes conocen la zona señalan que este asentamiento comenzó su andadura hace más de una década, prácticamente coincidiendo con el estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008. Pero lo que empezó con una precaria construcción ha ido creciendo con el tiempo en unos terrenos de titularidad privada y modificando el camino de acceso a una casa situada por encima de las infraviviendas.

La pasada crisis económica provocó que más de una familia se viera obligada a recurrir al chabolismo para no acabar en la calle. Es el caso de Antonio, nombre ficticio para preservar su identidad. Este vecino de la capital alquiló una chabola en este asentamiento de El Rincón a mediados de la década pasada tras ser desahuciado. Vivió allí con su hijo pequeño durante un tiempo, hasta que finalmente obtuvo ayudas del Gobierno de Canarias.

Desde el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria señalan que conocen este poblado. “Sabemos que es un problema social y que genera tensión en la zona”, indica el concejal de Urbanismo, Javier Doreste. “Pero son terrenos privados, no podemos intervenir allí de ninguna manera”, añade, “además, no solo implica al Ayuntamiento, también a otras administraciones al haber allí familias con menores, entre otros motivos”. Para poder hacerlo, la única vía sería la judicial, es decir, alguien tendría que denunciar la ocupación ilegal de la parcela.

Un problema social

El chabolismo es un problema social fruto de la dificultad que tiene una familia empobrecida para acceder a una vivienda. Hay varios factores que han agravado esta situación. Por un lado, en la capital no se ha construido ni una sola vivienda pública en la última década. Por otro, se trata de un bien de primera necesidad que se ha encarecido; el precio del alquiler creció en Las Palmas de Gran Canaria entre 2015 y 2020 un 58%. La crisis generada por la pandemia podría complicar más la situación, pues las ONGs se encuentran desbordadas.

Luis Zamorano, concejal de Salud Pública, visitó este asentamiento de El Rincón junto a la asociación de vecinos de Guanarteme el pasado verano. Durante la visita el edil constató el problema que supone la acumulación de basura y, por tanto, el foco de infecciones que ello conlleva. “Había mogollón de escombros, de trastos, chatarra y ratas”, precisa. Al ser terrenos privados e imposibilitar una intervención municipal, la propuesta que planteó a los vecinos fue que estos bajaran los restos de la ladera y así el servicio de Limpieza pudiera retirarlos y hacer controles de plagas.

El último chamizo junto a las antiguas naves conserveras de El Rincón cayó en 2012

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“Es evidente que allí hay un problema; hay una casa aislada con un camino de tierra muy empinado, pero en eso poco puede hacer el Ayuntamiento al ser privado”, resalta. Un sendero sin protección y que impide la movilidad de quien tiene dificultades, tal y como recalcan en la página de Facebook de la asociación de Guanarteme. Por otro lado, Zamorano comunicó tras su visita la situación de este asentamiento al área de Servicios Sociales, por lo que los técnicos acudieron a la zona. Este periódico ha intentado sin éxito ponerse en contacto con esta última concejalía, con la finalidad de conocer cómo fue la intervención realizada en la barriada hace menos de un año.

Bahía de El Confital

Los que viven en el poblado, con unas vistas privilegiadas de la bahía de El Confital, aseguran que están “bien” y que el mayor de los inconvenientes sería la falta de ciertos servicios básicos, pues tienen que llenar los bidones de agua cada equis tiempo para poder tener suministro. Es más, algunos de los que residen en este punto ya lo hicieron en otro tiempo. A pesar de que a los desalojados les dieron una vivienda pública, las circunstancia de cada uno ha llevado a varias personas a volver al chabolismo en este lugar.

El chabolismo en El Rincón ha sido una constante en el último medio siglo. En 1990 buena parte de las infraviviendas de la zona ya habían sido derribadas. Estas estaban situadas en fila india al margen de la antigua Carretera General del Norte, aunque había puntos en los que se apiñaban formando pasajes y callejones. En los muros de antiguas fincas de plataneras contiguos a la GC-2 todavía pueden verse los restos de pintura de aquellas precarias construcciones. Pero la caseta más célebre estaba en la Peña de la Gaviota, un islote ya desaparecido al quedar sepultado por la autovía.

El chabolismo resiste en El Rincón

Las chabolas se extendían también por Agua Firgas, donde el actual asentamiento, y hasta las antiguas naves conserveras. A espaldas de la escultura El Atlante y del paseo marítimo que conecta con la playa, este segundo grupo de infraviviendas fue erradicado a finales de los 90. En noviembre de 1997, apenas un mes antes de la inauguración del Auditorio Alfredo Kraus, fueron desalojadas de la zona más de 20 personas. Pero allí no terminó todo.

El plan para eliminar el chabolismo en los tiempos de Soria acabó con los grandes asentamientos del Martín Freire, El Confital o Altavista, entre otros. Pero este fenómeno vuelve a resurgir en muchos de estos puntos con cierta asiduidad, especialmente en El Rincón. Aún así, la ciudad está muy lejos de las cifras que presentaba décadas atrás. Según informes municipales, en 1998 había más de 620 chabolas en la capital grancanaria, en 2004 eran apenas un centenar y un año después la cifra se reducía a 45.

Por aquel entonces resurgió un asentamiento en El Rincón, concretamente bajo el viaducto de la GC-2. Se trataba de un grupo formado por una decena larga de chamizos que en su mayor parte utilizaban de apoyo los muros de las antiguas conserveras. Buena parte estaban habitadas por inmigrantes sin papeles. El último de estos chamizos cayó en 2012.

Muy cerca de Costa Ayala otro asentamiento resurgió con la llegada del año 2000. Situado junto a la autovía, allí hubo una decena larga de chamizos, los cuales fueron derribados entre 2006 y 2007. Y es que el chabolismo resiste en El Rincón, hasta tal punto que nunca ha desaparecido; para buena muestra, las infraviviendas que hay en el acceso a Agua Firgas desde hace una década.

Otros focos de infravivienda en la capital

El de El Rincón no es el único asentamiento de infraviviendas que existe en Las Palmas de Gran Canaria en la actualidad. La mayor parte de los chamizos se presentan diseminados por diferentes lugares del municipio. Buena parte se encuentran en cuevas naturales o excavadas en la roca. Precisamente, son varias las personas que residen en las oquedades cercanas al viaducto de la autovía del Norte, a la altura de El Rincón. También desde hace algunos años viven personas en las cuevas de Los Canarios, sobre El Confital, un lugar declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por ser uno de los yacimientos arqueológicos más relevantes del municipio. Una presencia de personas sin hogar que ha provocado varios incidentes en los últimos años, principalmente pequeños incendios en lo que es un lugar histórico protegido. En El Confital también hay chamizos de tanto en tanto; actualmente en algunos de estos malviven migrantes recién llegados a las Islas en los últimos meses. En cuanto a casetas y construcciones precarias, las hay diseminadas en los Riscos y en zonas de la periferia, como Ladera Alta, entre otros puntos. En los últimos cinco años ha habido en el Tívoli y junto a la Iglesia Coreana, lugares donde aparecen de tanto en cuanto. | A. V.

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