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Seis bares sobre ruedas

El número de carros de comida ambulante en la ciudad aumenta tras la pandemia | El Ayuntamiento aumentará a nueve las licencias de estos negocios móviles

Food truck Canarian Street Food. ANDRÉS CRUZ

Comida callejera de calidad a precios más baratos y sobre ruedas. Este es el principal atractivo de los carros ambulantes de comida, cuyo número está aumentando tras la pandemia y se han convertido en una especie de tabla de supervivencia a la que se han agarrado los dueños de food trucks que antes de la pandemia vivían de los eventos, fiestas y conciertos. En la ciudad hay ahora seis remolques rulando por la ciudad, un número que llegará a los nueve el próximo mes de mayo. La cifra de solicitudes es tan grande que el Ayuntamiento piensa ampliar las licencias durante el segundo semestre del año.

El bar caravana de Ruth Juárez y Antonio López forma parte ya del paisaje de los jardines de Buenavista, en la Ciudad Alta, donde sus bocadillos de chorizo y de pata, sus hamburguesas, así como la carne de cochino y las croquetas caseras de pollo y gambas se están haciendo famosos entre los parroquianos del lugar. El Canarian Street Food, cuenta Antonio López, comenzó a funcionar hace un año, justo para los Carnavales de 2020. La idea era seguir estando presente en los conciertos y eventos que se fueran celebrando en la ciudad, pero la desaparición de estos por la pandemia les obligó a buscarse la vida de otra manera. Hablaron con el Ayuntamiento, al que presentaron un proyecto para optar a una de las licencias de carros de comida y desde el pasado agosto están rulando por la ciudad.

En Escaleritas llevan cuatro meses. Las caravanas tienen que ir rotando entre las once ubicaciones que tiene establecidas el Ayuntamiento para ellas, pero como este parque nadie lo demanda, López y Juárez se han quedado de momento. Hasta que llegue el verano, que se irán a las playas, entre ellas La Laja.

“Hemos tenido muy buena aceptación y la gente nos agradece muchísimo que estemos aquí porque en este sitio no hay nada. Llevamos unos meses aquí y ya somos parte del barrio”, asegura López, quien sostiene que esta reconversión de su actividad, enfocada inicialmente para eventos y conciertos, les está permitiendo salir adelante. De hecho, piensan continuar con esta actividad, y cuando vuelvan los eventos, montará una segunda food truck.

Los remolques rulan por once sitios de la ciudad, entre ellos El Confital y la Cícer

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Los camiones de comida están viviendo un auge en la capital grancanaria, como una fórmula más de supervivencia para los hosteleros que se dedicaban a los eventos. La presencia de estos carros se ha vuelto familiar en sitios como las piscinas de La Laja, en verano, la plaza de Pepe el Limpiabotas, El Confital, la plaza de Stagno o la Plaza de la Música, por los que rotan periódicamente estos vendedores de delicias ambulantes.

Desde agosto pasado, el Ayuntamiento ha concedido un total de siete licencias, de las cuales están en activos seis porque uno de estos vendedores está de baja médica, y en mayo su número aumentará a nueve. La Concejalía de Desarrollo Local, que dirige el concejal Pedro Quevedo, está trabajando para sacar en el segundo semestre del año cuatro licencias más, porque las solicitudes son muchas.

La Quícara

La Quícara de Alia Martínez estuvo este pasado fin de semana en El Confital, en la plaza de Pepe el Limpiabotas. A donde quiera que va conquista los estómagos del lugar con su pollo crujiente estilo Kentucky, pero con una receta casera. Es la especialidad del bar. “Además de ponerle nuestro cariño, todos los productos que usamos son frescos y de kilómetro cero”, aclara Alia Martínez, quien al igual que Antonio López y Ruth Juárez, se dedicaba a las ferias y conciertos hasta que el virus se los cargó.

“Llevábamos un año sin trabajar”, explica, “hasta que empezamos a finales de agosto, porque el Ayuntamiento tenía esos permisos, pero antes no dejaban que fueran remolques. Tenían que llevar vehículo incorporado”. Y añade: “A nosotros nos ha dado la vida porque podemos quedarnos una semana en una ubicación diferente. Por lo menos, podemos trabajar. El remolque, que funciona con energía renovable, algo que los clientes y vecinos agradecen porque evita el ruido del motor, cuenta con el plus añadido, como todos los carros ambulantes, de que en estos tiempos la gente prefiere estar al aire libre. “Cuando vamos a la Plaza de la Música y por el Auditorio Alfredo Kraus siempre suele ir la misma gente. Aquí en El Confital hay vecinos del barrio que siempre vienen. Algunos te piden la hamburguesa de pollo y se la comen en un banco y los que van a la playa te hacen el pedido por teléfono y vienen a buscarlo”. Como la mayoría de los carros de comida, el de Alia Martínez tiene una terraza pequeñita con unas pocas mesas.

La caravana de López y Juárez ofrece en Buenavista bocadillos de pata

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Desde agosto pasado están también en la carretera Natalia Salinas y Mauro Giraudo, dueños del food truck Costumbres Argentinas y pioneros de la comida sobre ruedas en la isla.

La historia de Salinas y Giraudo es muy parecida a la de los otros hosteleros. Se quedaron en dique seco con la suspensión de los conciertos y eventos y buscaron una vía de supervivencia a través de la venta ambulante de comida. Según Salinas, tal y como se está realizando ahora, se recupera “el espíritu real de los food trucks cuando se crearon en Estados Unidos”, gastronetas que van “rotando y que ofrecen una comida de calidad más barata que en un restaurante, algo diferente a los carritos de feria”.

Hamburguesas a la brasa

Su especialidad, por la que la gente los seguía antes de evento en evento y ahora por los lugares por los que rotan los fines de semana, es la hamburguesa a la brasa, hecha con carbón al estilo argentino con un corte especial y aliñada con mayonesa de chimichurri. “Somos famosos por las hamburguesas, pero siempre dándoles un toque argentino. Hay una que se llama Patagonia, que es la que tiene la mayonesa de chimichurri, pero tenemos también empanadas argentinas, carne de pollo y el famoso choripan. Y fuera de carta, tenemos alguna que otra cosa”, explica Salinas, quien añade que, como al resto de carros, sus clientes los siguen a través de las redes, donde se enteran en qué lugar les toca cada fin de semana.

Sólo abren los fines de semana y los lugares por los que van rotando normalmente son las inmediaciones del Auditorio Alfredo Kraus, la plaza de la Música, El Confital, la plaza de Stagno y el parque Santa Catalina.

La Quícara se ha hecho famosa por su pollo crujiente estilo kentucky y sus empanadas

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Ahora llevan unos días sin trabajar porque están renovando su remolque, pero dentro de poco se incorporan a la carretera de nuevo, avisa Salinas, quien recuerda que en el confinamiento sobrevivieron a base de hacer empanadas en su obrador, junto a sus famosas hamburguesas. Recuerda que en los buenos tiempos, para ganar el montante de un fin de semana en un evento, tienen que trabajar todos los días dos semanas seguidas.

El Ayuntamiento ha establecido un total de once puntos donde se pueden instalar los food trucks, que normalmente coinciden con zonas en las que no hay servicios de restaurantes cerca. Son los siguientes: la Plaza Stagno (junto a las taquillas y en la zona de la terminal de Guaguas), el Auditorio Alfredo Kraus (detrás de la parada de guaguas), El Confital (al lado de la Plaza Pepe Limpiabotas), la Fuente Luminosa, la Playa de La Laja (en la zona de la piscina natural), la Plaza de la Música, el Parque de los Jardines de Buenavista, el Parque de la Mayordomía, el parque del barranco de La Ballena, la Plaza de Canarias y la Plaza de Doramas.

La hamburguesa a la brasa es la especialidad de Costumbres Argentinas

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Siguiendo las normas municipales, los carros ocupan un espacio máximo de 35 metros cuadrados y todos ellos cumplen con una serie de medidas sanitarias dirigidas a garantizar la seguridad de todos los ciudadanos. Tienen pequeñas terrazas, pero no se permiten aglomeraciones de más de diez personas en ninguno de los puestos.

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