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Un universitario con olfato portuario

Un universitario con olfato portuario

En el día de ayer falleció en esta ciudad el catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria don Luis Delgado Lallemand, todo un histórico del Puerto de La Luz, al que entregó su mejor saber con una serie de iniciativas en el campo de las reparaciones navales, que han dejado profunda huella a lo largo de casi 50 años siendo responsable de la dirección y creación de varios varaderos hasta culminar en la puesta en marcha en 1972 de Reparaciones Navales Canarias, S.A. (Repnaval) que luego fue adquirida por el Grupo Zamakona Yards en 1988.

En el campo de la docencia, don Luis Delgado fue toda una autoridad, no en vano llegó a Gran Canaria en septiembre de 1969 tras haber sacado una plaza de catedrático numerario de Escuelas de Ingeniería Técnica consiguiendo el numero dos entre 169 opositores con un total de cinco plazas para toda España. Su bagaje profesional era de tal dimensión que sus alumnos se admiraban de su preparación siendo una autoridad única en la asignatura de Cálculo y Construcción de Maquinaria como un destacado perito en la materia. Hoy día son cientos sus alumnos que se esparcen por Canarias y la Península como una demostración de su hacer en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria a través de la Escuela de Peritos Navales. Una prueba de su entrega y dedicación tras editar 32 libros, culminó dicha etapa con la publicación de una vasta obra denominada Diccionario Enciclopédico Marítimo (Español/Inglés) que culminó ya en su etapa de jubilado comentando a sus amigos “sobre la necesidad de esta edición para formar a las futuras generaciones en el mundo de la mar ya que había un importante vacío”.

Este gaditano de origen fue un grancanario más, enamorado del puerto de La Luz al que dedicó sus mejores afanes formando aquí su familia. En este campo también fue toda una autoridad encargándose a su llegada de la dirección de los varaderos de Depósitos de Carbones de Tenerife, la casa Woermann en la calle Albareda. Luego pasó a dirigir las gradas de la Compañía Carbonera de Las Palmas en la calle Rosarito y el varadero de Cory en la esquina con la calle Albareda. A continuación tuvo que afrontar el traslado de las citadas industrias a la zona sur del muelle de Santa Catalina dando lugar al nacimiento de Repnaval con tres gradas. Este emplazamiento fue provisional y por las obras de la Avenida Marítima surge un nuevo lugar junto a Astican en la Dársena Exterior ahora con cinco gradas. Una prueba de su capacidad e inteligencia sus colegas le designaron presidente de la Asociación de Reparaciones Navales.

Esta es a grandes rasgos la vida profesional de este perito y catedrático de nuestra Universidad que nos ha dejado ayer para siempre. Su hogar mirando de forma permanente hacia la bahía de Las Isletas se convertía en un “vigía permanente sin sueldo” como le gustaba decir a sus amigos, entre los que me encuentro y a diario cogía el ordenador para enviarnos toda clase de información marítima con la última imagen del barco que se acercaba a nuestro puerto en demanda de un servicio.

Su ha ido un gran amigo, un luchador por el engrandecimiento del puerto de La Luz, Premio Puertos de Las Palmas 2014. Ahí queda su obra y los amigos que cada último viernes de mes nos congregábamos en el Real Club Náutico en torno a una mesa en la comida de los marinos, le vamos a echar de menos al dejar un sensible hueco difícil de cubrir por su sabiduría y gracejo gaditano. Deja la estela del buen hacer de su entrega total, tras la estela de otros grandes hombres que han servido al puerto de La Luz en toda su historia desde grandes puestos de responsabilidad.

Vaya nuestro más sentido pésame a su esposa, hijos y familia en esta hora de la despedida del buen amigo que nos deja para siempre.

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