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Un hostelero capitalino ahogado por la pandemia se encadena a Hacienda

El dueño del restaurante Don Quixote lamenta que el Gobierno está "trancando" sus posibilidades de seguir adelante | Le han embargado desde Seguridad Social, Hacienda canaria y Hacienda estatal

Agustín Camacho, vestido de pollo, frente a las oficinas de Hacienda en Las Palmas de Gran Canaria LP/DLP

"Ya no puedo más, ni siquiera puedo atender el restaurante porque le tengo fobia. Lo veo lleno y salgo corriendo". Son las palabras de Agustín Camacho, dueño del popular restaurante 'Don Quixote' de la capital grancanaria, quien lleva arrastrando durante más de seis meses una situación insostenible que ha puesto al borde del precipicio la permanencia de su negocio. La crisis de la Covid-19 ha golpeado con dureza a los empresarios de la restauración y la hostelería, provocando situaciones dramáticas en muchas compañías que no pueden llegar a final de mes, como es el caso de este local de la calle Bernardo de la Torre.

Por ello, Camacho se ha encadenado este jueves ante las puertas de las oficinas de Hacienda en Las Palmas de Gran Canaria, vestido de pollo, con el objetivo de reclamarles una atención que, en todo este tiempo, no le han dado o le han dado a medias. De hecho, desde el pasado 10 de abril, Hacienda a nivel estatal le ha embargado por haberse retrasado en el pago del IRPF del alquiler y las nóminas de sus ocho trabajadores, a los cuales ha mantenido en plantilla en todo momento desde que pudo retomar su actividad tras el primer estado de alarma. "Todo esto ha caído en manos de Hacienda y no son capaces de unificar. No buscan otras soluciones, directamente nos embargan. No he pagado el IGIC, me he gastado ese dinero en mis trabajadores y mis proveedores, y gracias al dinero de retenciones he podido pagar a mis empleados", ha explicado el empresario.

El propietario de 'Don Quixote' ya sufrió entre noviembre y enero un embargo de la Seguridad Social por haber contraído una deuda de 15.000 euros en los últimos tres meses del ejercicio 2020, pero pagó la aplazada y negoció con ellos la posibilidad de pagar en tres años las obligaciones contraídas, que terminaron quedándose en unos 10.000 euros. Un acuerdo similar consiguió con la oficina de la Hacienda canaria, quien le embargó desde enero por la falta de pago del IGIC, y el 30 de marzo logró pagar una parte de la deuda y negociar la otra. Pero el 10 de abril le cayó encima Hacienda estatal, que le ha dado cita para estudiar su situación para dentro de un mes y medio: "No puedo aguantar tanto tiempo, ya estoy asfixiado", ha asegurado.

Por ello, tomó la decisión de disfrazarse de pollo y acudir la mañana de este jueves, desde primera hora, a las oficinas de la delegación en Las Palmas de Hacienda, donde se encadenó a una farola portando un cartel en el que se podía leer "Que me atiendan ya". Esa escena solo duró 10 minutos, ha afirmado, ya que el director de la oficina salió rápidamente a interesarse por su caso, hablaron durante un tiempo y le buscaron una solución alternativa. A la espera de una reunión con él se encuentra en estos momentos, mientras las deudas se siguen acumulando. Y es que, desde ese 10 de abril, el 90% de lo que entra a través de su datáfono se lo lleva Hacienda para saldar las deudas, lo que le está empantanando aun más, puesto que a proveedores y trabajadores hay que pagarles en efectivo. Solo espera que la situación vaya a mejor.

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