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Las nuevas limitaciones de velocidad comienzan para reducir los siniestros

Taxistas y transportistas lamentan que la medida ralentizará aún más el tránsito y dificultará su trabajo | «Beneficia a todos los actores», sostiene Ramírez

Zona 30 en las calles de Alcaravaneras, que ya tenían las nuevas limitaciones de velocidad desde hace varios meses. LP/DLP

Desde este martes, muchas de las calles de Las Palmas de Gran Canaria tienen nuevas limitaciones de velocidad. Con la entrada en vigor de la nueva ordenanza que modifica el artículo 50 del Reglamento General de Circulación, en núcleos urbanos no se podrán superar los 20 kilómetros por hora en vías que dispongan de plataforma única de calzada y acera, es decir, aquellas en las que conviven vehículos y peatones, como las peatonalizadas; los 30 kilómetros por hora en las de único carril por sentido de circulación, y los 50 kilómetros por hora en las de dos o más carriles por sentido. La normativa se aplica a toda vía pública situada dentro de poblado, así como en las travesías. El concejal capitalino de Movilidad, José Eduardo Ramírez, valoró este lunes positivamente la medida porque espera que contribuya a disminuir la siniestralidad y fomentar el transporte en bicicleta o patinetes eléctricos, de acuerdo a la nueva estrategia de movilidad de la ciudad.

«A los usuarios de los coches les va a venir bien porque va a reducir el número de siniestros y a quienes usan las bicicletas o patinetes y a los peatones les otorga mucha más seguridad a la hora de circular y les da más posibilidades, por lo que yo creo que es una medida que beneficia a todos los actores de la movilidad en la ciudad», sostuvo Ramírez. De hecho, el Ayuntamiento ya ha implementado las denominadas zonas 30 en diversos puntos de la capital, como Alcaravaneras, Arenales o Schamann en los últimos meses, a raíz sobre todo de la pandemia.

Una postura que secundaron desde la Policía Local de la ciudad, Guaguas Municipales y profesores de autoescuelas consultadas por este periódico. En opinión de Ángeles Contreras, conductora de la empresa pública de transporte, la limitación de velocidad en entornos urbanos será una «excelente medida» porque irá encaminada a «alcanzar una mejor coexistencia entre vehículos y viandantes», lo que convertirá la ciudad en un lugar «más seguro y más limpio». «Creo que puede ser la medida definitiva para convertir esta ciudad en un referente ahora que esta cada vez más cerca la llegada de la MetroGuagua», aseveró.

La ordenanza afecta a toda vía pública situada dentro de poblado, así como a las travesías.

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El propietario del centro de formación vial 7 Palmas, Manuel Vázquez, indicó, por su parte, que la modificación de la normativa contribuirá «a que los riesgos en accidente disminuyan» gracias a que se incluyen los vehículos de movilidad personal -como las patinetas eléctricas- a la circulación en poblado. Servando Rodríguez, dueño de Autoescuela Ruta 66, puntualizó, por su parte, que los datos reflejan que la mortalidad en los atropellos disminuye cuanto menos velocidad tenga el vehículo en el momento del impacto. «Ya de por sí, los límites de velocidad no se respetan en la mayoría de casos, y nosotros que estamos en la calle lo vemos diariamente, y a ver si así la gente se corta un poco», agregó. 

Más atascos

No obstante, el propietario de la Autoescuela 7 Palmas avisó sobre la cada vez más complicada movilidad urbana, al tiempo que mostró la necesidad de «buscar corredores para que la conexión con los barrios sea más fluida y que la entrada en ellos sea más rápida», y de fomentar el transporte público colectivo para evitar males mayores. «Las medidas no son malas, los problemas que tienen las ciudades ahora mismo es que están hechas, y adaptarlas al flujo del tráfico es lo complicado», afirmó. 

El problema de la ralentización del tránsito fue ayer puesto sobre la mesa, no solo por los profesores de las autoescuelas, sino también por taxistas y transportistas, quienes incluso llegaron a dudar de los beneficios que puede tener la imposición de nuevas limitaciones de velocidad en la siniestralidad de las vías de la ciudad. Servando Rodríguez admitió que, en lo que la población se acostumbra a las nuevas velocidades máximas, «se pueda formar un poco de caos en el tráfico», pero matizó que será «algo pasajero», en lo que los conductores y conductoras «vayan cogiendo el tino».

No es tan optimista Héctor Macías, taxista de la capital grancanaria, quien aseguró que esta situación ya se lleva arrastrando de tiempo atrás, no tanto por la limitación de velocidad, sino por la desaparición de carriles de circulación en vías como León y Castillo o Pío XII. «Al quitarse una de las vías para instalar carriles bici o de MetroGuagua, hay más cantidad de vehículos, por lo que es lógico que vayan cada vez más despacio», insistió. Para el profesional, la nueva ordenanza «apenas va a afectar» en la capital grancanaria, puesto que ya hay muchas calles en las que se ha impuesto la zona 30, y otras en las que es «prácticamente imposible» alcanzar mayor aceleración. 

Igualmente, criticó que, con la desaparición de numerosos carriles exclusivos para la circulación de guaguas y taxis, se les está quitando esa prioridad que antes tenían en el flujo de vehículos en la ciudad, lo que repercutirá negativamente «en el servicio público del taxi y en la comodidad de la clientela». En definitiva, «se está atacando a la calidad» del sistema de transporte.

«Las ciudades están hechas, y adaptarlas al flujo del tráfico es lo difícil realmente», indica Vázquez.

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Por su parte, el transportista Yeray Hernández también puntualizó que estas medidas le harán retrasarse en su tarea diaria de entregar las mercancías, ya que, en su opinión, «el tráfico se ralentizará más» de lo que ya lo está en determinados puntos y momentos en la ciudad. De hecho, los compañeros que hacen repartos en la zona puerto acumulan, generalmente, entre una y dos horas de media de retraso en sus jornadas de trabajo debido a los atascos que se forman en hora punta, y se mostró preocupado por la posibilidad de que esta situación se extienda también a otros barrios. 

Con esta modificación, el artículo 50 del Reglamento General de Circulación queda de la siguiente manera: «El límite genérico de velocidad en vías urbanas será de: 20 kilómetros por hora en vías que dispongan de plataforma única de calzada y acera. 30 kilómetros por hora en vías de un único carril por sentido de circulación. 50 kilómetros por hora en vías de dos o más carriles por sentido de circulación. A estos efectos, los carriles reservados para la circulación de determinados usuarios o uso exclusivo de transporte público no serán contabilizados». Asimismo, dispone que las velocidades genéricas establecidas podrán ser rebajadas previa señalización específica, por la Autoridad municipal.

Mayor control policial


El agente municipal y miembro de la Unión Sindical de Policías y Bomberos, Víctor García, aseguró ayer que la Policía Local «se limitará a hacer cumplir la ley» y cree positiva la medida porque favorecerá que haya menos siniestros en las vías de las poblaciones, sobre todo en lo relacionado con los atropellos. Además, resaltó que será la Jefatura la que decida cómo proceder y que los radares se encargarán de corregir aquellos incumplimientos de la ley que tengan lugar en las calles de la capital, y que se intensificará el control en estos momentos iniciales. «No va a portar nada negativo, pero tampoco nada positivo en cuanto a retenciones», indicó, por su parte, en lo relacionado con la ralentización del tráfico, ya que cree que la gente ya conoce de sobra «la nueva dinámica de desplazamientos» de la urbe. | C. A. S.

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