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Un fondo buitre planea sobre el Hespérides

La empresa de capital riesgo intenta hacerse con la sede, valorada en cinco millones, tras venderle Bankia la hipoteca del club

De izquierda a derecha, Félix Quesada, José Luis Cárdenes, Jorge Luis Carballo y Rafael Martín, delante de la sede del Hespérides. | | ANDRÉS CRUZ

El histórico Club Hespérides se enfrenta a uno de los trances más delicados de su historia y se expone a perder el edificio que alberga su sede a manos de un fondo buitre. La pesadilla de la actual directiva, que había logrado enderezar el rumbo de la sociedad tras la desastrosa gestión de los anteriores responsables, comenzó en agosto de 2019, cuando Bankia vendió a Melf Match Acquisition SARL, una entidad de capital riesgo con sede en Luxemburgo, la hipoteca que el club había pedido a principios de siglo para pagar la construcción de un edificio de tres plantas y dos sótanos en pleno paseo de Las Canteras, en la zona de Los Nidillos.

El fondo buitre no tardó en pedir la ejecución de la hipoteca, amparándose en el impago de tres cuotas de la hipoteca, pese a que la entidad asegura que ha seguido abonando los plazos y devuelto parte de lo atrasado. La directiva del club se encuentra ahora pendiente de la decisión del Juzgado de Instrucción número 10 de Las Palmas de Gran Canaria, que tiene que resolver ahora si le da vía libre o no a la ejecución de la hipoteca. El fondo reclama 159.450,09 euros, una cantidad que según la entidad tampoco se corresponde con la realidad, porque «el Hespérides siguió abonando cantidades por un importe de 17.000 euros hasta diciembre de 2020».

El Hespérides, subraya su actual presidente Jorge Luis Carballo, no se ha quedado de brazos cruzados y ha encomendado al bufete Lagares y Abogados, que dirige Ernesto Falcón, la defensa de los intereses del club, una defensa que se basa en la existencia de defectos de forma en todo el procedimiento, tanto en la declaración de insolvencia definitiva del crédito como en la cesión del préstamo al fondo buitre por parte de Bankia, según aseguran. «Ha habido defectos de comunicación y de trato al cliente. Lo que están haciendo», sostiene el vicepresidente José Luis Cárdenes, «es una injusticia porque nunca nos hemos negado a pagar. Es verdad que nos retrasamos en el pago de tres cuotas, pero pagamos la mitad de lo atrasado y le seguimos ingresando puntualmente. Lo que ocurre es que el fondo buitre tiene una cosa muy clara, quiere quedarse con la propiedad de un edificio que vale cinco millones. Tras el impago de las tres cuotas se apresuraron a declarar la insolvencia definitiva del crédito y reclamaron el pago de la totalidad de la hipoteca, con la amenaza de iniciar la ejecución del préstamo». La única esperanza de la directiva es que el juzgado no acepte la pretensión del fondo buitre, porque en caso contrario, el inmueble saldrá a subasta.

Jorge Luis Carballo recuerda que los problemas de este club, muy enraizado entre la gente de La Isleta, aparecieron en 2015, cuando el hasta entonces presidente, Antonio González, decide no presentarse a las elecciones y deja la entidad, después de fracasar su intento de fusión del Hespérides con el Victoria, porque los socios de este otro club histórico se negaron en redondo.

Un fondo buitre planea sobre el Hespérides Teresa García Santana

En aquel momento, sostiene Carballo, el Hespérides era solvente y no tenía problemas para pagar los 2.000 euros mensuales por la hipoteca, porque la celebración de eventos relacionados con las bodas, las comuniones y otras fiestas seguían siendo una fuente de recursos para el club, pese a la reducción de socios.

Al no presentarse nadie a las elecciones tras la negativa de González, el 20 de mayo de 2015 se nombró vicepresidente a Federico Inchausti. «A partir de ahí se inicia la debacle del club, que empieza a caer en picado a lo largo de 2016 y 2017. A mí me llaman a finales de 2017 para ver qué se podía hacer y nombramos una gestora para empezar», explica el presidente.

El 27 de febrero de 2018 se celebra una asamblea y se nombra otra comisión gestora, tras cesar a la junta directiva. «Empezamos a reconducir el club. Nos encontramos con que no se había dejado de pagar la hipoteca y como tampoco se organizaban fiestas, el dinero dejó de entrar en el club. El impago era total y entre las obligaciones pendientes nos enteramos de que la sociedad debía 35.000 euros del IBI al Ayuntamiento. LLegamos a un acuerdo con el consistorio para que nos aplazara el pago en cuatro años».

«Ahí empezó el levantamiento del Hespérides. Seis meses más tarde, en agosto de 2018, como nadie quería, me presenté yo como candidato a las elecciones», recuerda Carballo, quien añade que en ese momento empieza la pelea con Bankia para reconducir el préstamo, hasta que el 14 de junio de 2019, el banco requirió a la entidad el pago de los atrasos de la hipoteca, que en ese momento ascendían a 18.565,24 euros.

Apenas dos meses más tarde, el 7 de agosto de 2019, la entidad bancaria les comunica que ha vendido la hipoteca a un fondo buitre y la directiva comienza a pagar a Melf Match Acquisition en octubre de ese mismo año. Hasta que el 8 de julio de 2020 reciben el primer susto. «Nos amenazaron con una demanda y nos dieron diez días para el pago total de la hipoteca. Ellos niegan que nosotros hemos intentado pagar y eso es falso», afirma.

Al club sólo le quedan cinco años para liquidar la hipoteca y Carballo asegura que la situación del club es solvente, gracias a los ingresos que recibe por el alquiler de la planta baja al restaurante italiano Equívoco Restauración 2019 y un sótano a la escuela de danza de ballet de Silvia Barrera. Hace poco, acaban de cerrar un contrato con un gabinete psicológico para alquilarles la segunda planta. La sociedad dispone de otras dos plantas para celebrar eventos y ya dispone del permiso municipal para instalar una terraza en la azotea. «Ahora mismo», sostiene Carballo, «el club se mantiene sin problemas. La única espada de Damocles que tenemos es la hipoteca, pero la podemos pagar sin problemas con el alquiler del restaurante». Para Carballo es inimaginable que se pierda la sede de un club tan histórico como el Hespérides, que nació en 1929 en el antiguo Campo España, en el barrio de Arenales, para impulsar el fútbol y el boxeo y años después se trasladó a La Isleta.

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