La Provincia - Diario de Las Palmas

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Rescate desde las alturas

Bomberos de la capital realizan una jornada de prácticas en la Ciudad Deportiva

Gran Canaria para simular técnicas de salvamento en el aire o lugares abruptos

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Ejercicios de rescate de los bomberos de LPGC Andrés Cruz

La tarde del 5 de septiembre de 2020 dos escaladores quedaron atrapados en un filo rocoso de apenas 60 centímetros en un barranco de la zona de Ayacata. Una pesadilla al filo de la vida que duró nada menos y nada más que 15 horas hasta que los bomberos del Consorcio de Gran Canaria pudieron rescatarlos. Se trata de una de las operaciones más complicadas que ha protagonizado el cuerpo en su historia. Para aprender a actuar en este tipo de situaciones, donde en numerosas ocasiones la vida de la víctima pende de un hilo, 17 bomberos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SIES) de Las Palmas de Gran Canaria han realizado esta semana una jornada de prácticas en la Ciudad Deportiva de Gran Canaria con la ayuda de cuerdas, técnica y mucha destreza.

Situaciones tan complicadas y peligrosas como las que vivieron los bomberos del Consorcio en Ayacata hace ahora nueve meses no ocurren a diario, pero los agentes deben estar preparados. Los rescates de personas en apuros en suspensión en el aire -caso de los accidentes laborales- o en lugares abruptos -laderas- son habituales y para lograr salvar la vida de una persona en esas circunstancias es necesario tener la mayor destreza posible. «Lo más complicado es ajustar todos los conocimientos a la rapidez. Hay que hacerlo en el menor tiempo posible», señala Sebastián Naranjo, sargento del cuerpo de bomberos de la capital y uno de los agentes que participaron en las maniobras.

Ataviados con una parafernalia de mosquetones, poleas y demás elementos de seguridad, los agentes realizaron una serie de ejercicios simulados que atrajeron las miradas del escaso público que pasaba por las inmediaciones de la Ciudad Derpotiva de Gran Canaria, en Siete Palmas. Lo que tenían ante sí no era un partido de fútbol, precisamente. No era para menos, una persona -realmente un maniquí- estaba colgada al filo de la muerte a decenas de metros de altura desde la visera del estadio. Los bomberos, agarrados como podían de las vigas metálicas de la estructura que da sombra a una de las gradas del campo de la UD, hacían valer su destreza con las cuerdas para, de esta manera, poner a salvo a la supuesta víctima.

Y es que los miembros del SEIS, a veces, trabajan en condiciones donde los rescates deben resolverse con decenas de metros de abismo. El traslado de una persona atrapada hasta un helicóptero que pueda llevarla a un lugar seguro es una situación que se asemeja a la operativa que los agentes realizaron desde las alturas esta semana, también los accidentes laborales en la fachada de un edificio. «Por eso es fundamental el entrenamiento y la inversión en los materiales de cara a cada uno de estos posibles sucesos a los que se enfrentan los bomberos», indica ante las maniobras Josué Íñiguez, concejal de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria.

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Ejercicios de rescate de los bomberos de LPGC Andrés Cruz

Prácticas de una formación de rescate en alturas de los bomberos de LPGC

Prácticas de una formación de rescate en alturas de los bomberos de LPGC Adzubenam Villullas

La jefa del SEIS, Rosa Rodríguez, supervisó los trabajos simulados de los agentes para comprobar que todo marchaba en perfectas condiciones. Esta ha sido la sexta edición de la acción formativa «Seguridad y prevención en trabajos en altura para bomberos de primera intervención». Un total de 17 agentes del cuerpo de la capital grancanaria -procedentes de los diferentes parques de Bomberos repartidos por la ciudad- participaron en esta jornada de maniobras, por lo que «prácticamente el 100% de la plantilla» habría recibido ya esta formación de prevención, según detallan fuentes municipales.

La finalidad de estas jornadas no solo lleva consigo mejorar el rescate de una persona o de un animal en un posible suceso; también permite prevenir en riesgos laborales a los propios bomberos. Ismael Mejias, técnico superior en prevención de riesgos laborales, seguridad y prevención en trabajos en altura y, más concretamente, coordinador de la acción formativa, apunta que «el objetivo ha sido establecer un procedimiento de cómo trabajar en altura», teniendo en cuenta «todas las aristas posibles» en este tipo de circunstancias.

Mejías explica estos rasgos generales de la formación de espaldas al Gran Canaria Arena, en cuya fachada norte se está produciendo, en ese instante, el otro ejercicio simulado de la jornada. Tras adquirir formación teórica al respecto y realizar prácticas en unas instalaciones in door, «en interior, en un ambiente más tranquilo», puntualiza el coordinador, los agentes proceden a trabajar en condiciones más realistas. De hecho, por momentos cae una fina lluvia sobre Siete Palmas y el viento sopla a ratos.

Para comenzar con esta maniobra, detalla Mejías, primero es necesario «habilitar» un acceso a la víctima, desde donde tirar las «líneas de progresión» que permiten maniobrar, ademas de establecer los «anclajes y desanclajes». A continuación, proceden a colocar y tensar las líneas de tracción y/o retención. Las primeras, aclara el coordinador, permiten a los agentes subir en solitario o llevar una camilla con una víctima; las segundas posibilitan el mismo viaje en sentido bajada, a la inversa. Una vez ante la víctima, toca asegurarla bien en la camilla.

Entre el material que llevan a su cintura, los bomberos hacen uso de descensores -diseñados para regular el frenado y controlar el descenso a lo largo de una cuerda fija-, sistemas anticaídas, poleas, bloqueadores -un aparato por el que pasa la cuerda de forma que esta puede circular en una dirección, quedando bloqueada en la otra-, y conectores. «Esto no es una práctica de escala deportiva. Hay que estar preparados para los escenarios más complicados», matiza Íñiguez, el concejal de Seguridad y Emergencias.

Lo cierto es que, tal y como puntualiza Mejías, el éxito de estas intervenciones depende de numerosos factores. Según la ficha técnica de la formación, el alumno -el bombero en este caso- deberá rescatar a una persona en un tiempo máximo de 10 minutos. En el caso de la simulación en el estadio de una persona en suspensión, algo habitual en accidentes laborales en la obra de un edificio o en tareas de limpieza o reparación de una fachada, el tiempo sería de 15 minutos. En la vida real, los tiempos son «incalculables», matiza el técnico.

«En Ayacata tardaron en septiembre 15 horas en rescatar a dos personas; en Perú tuvieron que salvar hace poco un desnivel de 300 metros, es algo que no se puede calcular porque hay muchos tipos de casos», expone Mejías. Uno de los más recientes en la capital que recuerda fue cuando un hombre se propuso escalar uno de los edificios de viviendas con más de 15 plantas de la avenida Mesa y López, hasta que en un determinado momento se vio en apuros y tuvieron que ir a rescatarlo.

«En esos casos en la ciudad hay que tener en cuenta los posibles obstáculos [tales como farolas, árboles o mobiliario urbano], incluso la presencia de peatones en la calzada», explica el técnico, «de ahí que haya que acotar el lugar de trabajo debidamente». También hay que vigilar posibles desprendimientos, de cascotes en una zona urbana y de rocas o vegetación en el campo. «Todo depende del escenario», subraya. En el caso de Ayacata, a los agentes se les echó la noche encima en una zona muy abrupta de la Cumbre. Lo ideal es hacerlo en el menor tiempo posible -la vida de una persona puede depender de ello-, pero eso no siempre es posible.

«Son sucesos habituales. Para eso se forman; para que cuando eso suceda, estar completamente preparados para actuar», señala Íñiguez. «Tener las capacidades adquiridas y el material necesario para actuar y salvar vidas». Mario Regidor, concejal de Recursos Humanos del Ayuntamiento capitalino, quien también estuvo presente en las jornadas formativas, destaca que «es importante que los bomberos estén preparados para los escenarios más complicados que se puedan encontrar». De ahí que eligieran un lugar tan «singular» y de arquitectura «abrupta» como el Gran Canaria Arena y el Estadio de Gran Canaria.

Excarcelamiento en accidentes

La concejalía de Recursos Humanos del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria está preparando a su cuerpo de bomberos con formaciones adaptadas para todo tipo de escenarios en los que necesiten intervenir para salvar vidas humanas. El pasado mes de mayo 48 agentes participaron en unas jornadas en San Cristóbal sobre técnicas de rescate y salvamente en un medio acuático para, de camino, probar el nuevo material adquirido. Esta semana hicieron lo propio con técnicas avanzadas de rescate en altura y, según el edil Mario Regidor, a finales de mes tendrán una prueba adaptada al rescate en accidentes de tráfico. Los siniestros en los que una persona queda atrapada en el interior de un vehículo son «muy habituales», de ahí que los agentes deban conocer el protocolo a seguir en excarcelamientos. | A. V.

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