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La ciudad rehabilitará el yacimiento de las cuevas de Lomo de San Gregorio

Urbanismo elabora un proyecto para recuperar el enclave arqueológico de Ciudad del Campo

La cueva de mayores dimensiones del yacimiento arqueológico de Lomo San Gregorio. José Carlos Guerra

La capital grancanaria rehabilitará el yacimiento arqueológico de Lomo de San Gregorio, situado en Ciudad del Campo. El conjunto está formado por una serie de cuevas vivienda de los antiguos canarios y un entramado de canalillos labrados en la toba volcánica, además de varias construcciones posteriores a la Conquista entre las que destacan los restos de un oratorio u ermita del siglo XVI. El enclave, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), se encuentra en claro estado de abandono y ha sufrido reiterados actos vandálicos durante años.

El concejal de Urbanismo, Javier Doreste, anunció la elaboración del proyecto de rehabilitación del yacimiento ante el Consejo Insular de Cultura la semana pasada junto a otros planeamientos de índole cultural que está poniendo en marcha el Ayuntamiento en la capital. El objetivo será crear un espacio cultural abierto al público para dar a conocer los valores de este enclave histórico de Las Palmas de Gran Canaria poco conocido en la actualidad.

El yacimiento cuenta con un grado de interés científico alto dentro del catálogo municipal de protección. Además, según la guía de patrimonio arqueológico editada por el Cabildo, este enclave supone «un importante asentamiento que aprovecha la abundancia de tobas para labrar numerosas cuevas», testigo de la importancia que tuvo la cuenca de Atamarazait -Tamaraceite en lengua aborigen- en tiempos prehispánicos. Doreste matizó que la recuperación de este lugar histórico «supondrá la creación de un equipamiento cultural para el uso y disfrute del barrio». Tanto Ciudad del Campo como las zonas colindantes de Piletas e Isla Perdida carecen en la actualidad de este tipo de infraestructura o de zonas verdes.

«El proyecto supondrá la creación de un centro cultural para el barrio», indica Javier Doreste

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La parcela, rodeada casi por completo por los edificios de Ciudad del Campo, está formada por un promontorio donde se sitúan hasta nueve cuevas aborígenes, a su vez, en su cima se encuentran los restos de un oratorio dedicado a San Gregorio -apenas quedan tres muros en pie-, cuya construcción data del año 1591 por orden de Gregorio Truxillo Ossorio de Vergara. Junto a estas ruinas existe un granero del siglo XIX con tejado a dos aguas -también en mal estado- y una serie de canalillos labrados en la toba para irrigar la lluvia. Además, en las inmediaciones existen otras edificaciones en ruinas de esta última época.

Restos de la ermita del siglo XVI y de un granero del XIX. José Carlos Guerra

«La idea es plantear si se puede aprovechar y restaurar alguna de estas construcciones para albergar una pequeña biblioteca o alguna sala expositiva, entre otros usos posibles», apuntó Doreste. Precisamente, los vecinos llevan años reclamando la recuperación de este enclave histórico como lugar de esparcimiento; se trata de una actuación que ven prioritaria ante la ausencia de equipamientos de tipo cultural y de ocio en el barrio y el grado de abandono que ha sufrido el yacimiento.

La titularidad del yacimiento actualmente recae en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, aunque el servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo ha sido el encargado de la limpieza y vigilancia del mismo. De hecho, el recinto se encuentra vallado con un acceso restringido y varias cuevas están tapiadas para evitar así posibles actos vandálicos. Los vecinos de Ciudad del Campo han denunciado en varias ocasiones durante la última década botellones y asaderos en el interior de las cuevas donde llegaron a encontrar colchones y otros desperdicios. Además, la tapia que protege el antiguo granero ha sido parcialmente destruida y el interior está cubierto de grafitis.

El recinto está vallado y varias cuevas han sido tapiadas para evitar actos vandálicos

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La empresa Arqueocanaria, de la mano de los arqueólogos Consuelo Marrero y Valentín Barroso, realizó una primera limpieza exhaustiva en 1995, momento en el que llegaron a encontrarse un vehículo abandonado en el interior de una de las cuevas, mientras que en otras había señales recientes de sus últimos habitantes. Y es que si algo caracteriza a este enclave ha sido el uso continuado que se le ha dado a lo largo de los siglos -algunas de las estancias estuvieron habitadas hasta comienzos del siglo XX y en algunas existen alpendres para animales y techos ahumados por el fuego-, un matiz que destaca el Cabildo en su catálogo, «esto constituye una evidencia de la persistencia, en algunas de sus facetas, de las formas de vida aborígenes».

De hacerse realidad este proyecto, el enclave de Lomo de San Gregorio pasará a convertirse en el único yacimiento arqueológico aborigen visitable de Las Palmas de Gran Canaria; además, la facilidad del acceso al mismo juega a su favor al encontrarse totalmente rodeado por un barrio de nueva construcción. La Cueva de los Canarios, en La Isleta, también ha estado abierta y acondicionada al público general, pero un derrumbes en 2015 hizo inviable la entrada; en abril de este año, tras el desalojo del último sin techo que pernoctaba allí y reiterados conatos de incendio, el Cabildo procedió a cerrar el camino al enclave hasta evaluar las distintas alternativas posibles para acondicionarlo y garantizar su seguridad.

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