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El cerebro que hace funcionar Guaguas

La labor del renovado centro de operaciones garantiza el servicio de transporte en la ciudad

De izquierda a derecha, Hurtado, Olivares y Navarro en el renovado centro de operaciones de Guaguas en El Sebadal. | | ANDRÉS CRUZ

Una serie de personas funcionan como los enlaces en los nodos de un complejo cerebro como es el de Guaguas. Su labor es fundamental para que el servicio funcione: son los jefes de zona.

Es cerca del mediodía en Las Palmas de Gran Canaria. Tras un periodo valle bastante tranquilo después del caos habitual de primera hora de la mañana, tres personas están en alerta para el segundo round de la jornada del tráfico capitalino. Paco Navarro Arucas, Juan Antonio Olivares y José Miguel Hurtado, interfonos mediante, comienzan a comunicar a decenas de conductores de guaguas a lo largo y ancho de la urbe las incidencias que hay presentes en la red para que, en caso de ser posible, puedan sortearlas sin grandes complicaciones y, por encima de todo, sin que repercuta negativamente en la experiencia del conjunto de usuarios del servicio. Su trabajo es clave: son el cerebro de Guaguas Municipales.

El denominado Sistema de Ayuda a la Explotación (SAE), más conocido como la Sala de Control, se encuentra en las cocheras de El Sebadal y desde hace muchos años ha servido para velar por el correcto funcionamiento de una red que en la actualidad cuenta con casi 50 líneas diurnas y tres nocturnas. Quienes trabajan en estos menesteres se encargan de prácticamente todo, desde cubrir las bajas de chóferes a coordinar salidas, cortes de calles puntuales o incidentes imprevistos. Todo ello queda registrado para tener un control de lo que acontece en el sistema en busca de la puntualidad y la calidad del servicio.

Pero, ¿cuáles son las características que definen a un buen jefe de zona? Sobre todo, tener un conocimiento detallado no solo de la red de Guaguas, sino también del tráfico y del callejero de Las Palmas de Gran Canaria, capaces de poder buscar alternativas al itinerario habitual de una línea si surgiera cualquier problema. De ahí que muchos de ellos aseguren que tienen una labor bastante estresante, ya que suelen tener poco margen de actuación cuando ocurre alguna incidencia. Las respuestas a esas situaciones deben ser claras, ágiles y resolutivas. Si no, un pequeño error es capaz de desestabilizar todo el sistema de transporte público urbano.

«Solemos tener poco margen para actuar», señalan los jefes de zona que califican su labor de estresante

Por estos motivos, el director de operaciones de Guaguas, Antonio Artiles, lo tiene claro: «Consideramos imprescindible que los jefes de zona hayan pasado por la carretera antes». De esta forma, suelen ser chóferes con un gran bagaje para tener ese conocimiento pormenorizado de la ciudad. El control se realiza las 24 horas del día en turnos de ocho jefes de zona cada uno, de los cuales tres se encuentran en la propia sala de operaciones, otros tres en las principales terminales y entre uno y dos en tareas itinerantes para dar apoyo a los conductores ‘in situ’. Todos ellos realizan una labor que se antoja fundamental, puesto que son los ojos que miran más allá de lo que tienen por delante quienes están en las calles.

Por esas retinas han pasado numerosas incidencias y curiosidades. El más joven de quienes se encontraban esa mañana de junio en la ‘Base’ -como llaman al SAE dentro de la propia compañía- relató una de esas peripecias ante la mirada cómplice de sus dos colegas. «Un sábado que estaba yo solo al frente de la sala y llevaba solo tres meses en este puesto, hubo una manifestación en Bravo Murillo sin que nos avisaran de ello, y tuvimos que improvisar... Fue muy estresante», recordó José Miguel Hurtado, quien también destacó que por esa calle pasan varias líneas de la parte alta de la ciudad, entre ellas algunas principales como la 91 o la 9. En muy poco tiempo, tuvo que idear una alternativa para evitar que el servicio se viera afectado y continuara con cierta normalidad. Una agilidad a la hora de dar soluciones que es la habilidad más codiciada para un jefe de zona.

Nuevo software y pantallas

Más veteranos son Paco Navarro, Arucas, y Juan Antonio Olivares, quienes han vivido muchas cosas sentados en sus puestos. En un principio, rememoraron, poco tenía que ver la actual SAE con la sala de operaciones que comenzó su actividad en las cocheras de El Sebadal, que tenía una única pantalla y un teléfono con el que contactaban con las emisoras de cada guagua. Con la renovación que concluyó en el primer trimestre del presente 2021, se ha instalado una nueva versión del programa de seguimiento de flota más moderna, pero también se instalaron nuevas pantallas conectadas directamente con las cámaras de tráfico que tiene dispuestas por toda la ciudad la Policía Local. También se repuso todo el mobiliario tras adaptarse a las medidas de seguridad por la Covid-19.

El servicio cuenta con 23 jefes de zona que controlan tres áreas diferenciadas en turnos de ocho

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Con la llegada del verano, el trabajo de los jefes de zona suele intensificarse, ya que tienen que cuadrar las vacaciones de los conductores. Pero con la pandemia de por medio, esta labor se complica todavía más. Con la vacunación, por ejemplo, hay cierto caos en el sistema por las citas para inocularse los sueros o por las reacciones que han provocado en alguno de los conductores. «La verdad, estamos haciendo malabares para que no se noten esos problemas en el conjunto del servicio», reconoció Olivares después de haber comunicado a uno de los vehículos una pequeña incidencia. Y, pese a que algunos añoran estar en las calles, todos se han acoplado bien a estas otras funciones.

Y es que, al final, no dejan de ser esos axones cerebrales que conectan los distintos nodos de la red de Guaguas Municipales, formada por alrededor de 270 vehículos y unos 700 trabajadores, y que cada día transporta a unas 100.000 personas en la ciudad, según los últimos datos de los que dispone la compañía. Por sus pantallas, en verde si están en funcionamiento o en rojo si están en los talleres, pasan todas y cada una de esas guaguas. En su agilidad mental, se encuentra el éxito del servicio, y es algo que conocen muy bien. Los jefes de zona son como el Gran Hermano que todo lo ve. Y con su renovada sala de operaciones, la calidad del transporte público capitalino se verá incrementada. Como afirmó Antonio Artiles, «ningún usuario debería enterarse que la guagua que acaba de parar delante suya tuvo que sustituir a otra por un problemita».

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