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Fotografía | Exposición ‘Manrique Inédito’

Un Manrique inédito e íntimo

Las fotografías de Linus Jauslin, expuestas en el Santa Catalina, reflejan nuevas facetas del genio

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Exposición de fotografías 'Manrique inédito' en el Hotel Santa Catalina

En la piscina de su casa de Tahíche o firmando una de sus obras en el taller, la muestra ‘Manrique Inédito’, de Linus G. Jauslin, muestra una imagen poco conocida del genio lanzaroteño.

Manrique como nunca antes lo habían visto. Un César mucho más cercano, en la cotidianidad de su día a día, pero también en momentos de su creación poco conocidos. Esa figura más íntima es la que se encontrarán quienes visiten la exposición fotográfica Manrique Inédito, que ayer se inauguró en el patio Tortugas del Santa Catalina, a Royal Hideaway Hotel, hasta el próximo 21 de septiembre. Las imágenes, obra del fotógrafo suizo Linus G. Jauslin, retratan al genio lanzaroteño desde la mirada de un amigo cercano que tenía acceso a la intimidad de su día a día, y que solo han sido expuestas en Lanzarote con ocasión del centenario de su nacimiento en 2019. Además, también supone el regreso de las muestras itinerantes al emblemático recinto hotelero de la capital grancanaria, que también ha adquirido para la ocasión el mayor lienzo pintado por el artista, un cuadro de 1986 que realizó en Palma de Mallorca y que espera poder decorar las paredes del establecimiento para siempre.

Manrique Inédito es un soplo de aire fresco a la imagen que se tiene de uno de los principales referentes artísticos contemporáneos de las Islas. A lo largo del pasillo lateral del Patio Tortugas, medio centenar de instantáneas retratan la vida cotidiana de César en su casa de Tahíche, pero también enfrascado en sus trabajos, en el taller, en momentos muy íntimos que los artistas suelen no querer que se reflejen. Según el autor de estas reliquias de celuloide, Linus Jauslin, esta muestra «honra a un amigo» a través de una especie de «álbum familiar más que exposición de fotografías». De hecho, tanto él como la comisaria de la muestra, la incombustible Carmensa de la Hoz, aseguran que fue el suizo el último que inmortalizó al maestro lanzaroteño unas dos o tres semanas antes de su trágico accidente, las cuales también se pueden ver en la muestra.

Del blanco y negro al color, Linus Jauslin entró a lo más profundo de la casa de Taro de Tahíche en la que durante varios años vivió César Manrique, inmortalizándole en muchas de sus estancias, tanto en retratos posados como otros más espontáneos, acompañado muchas veces de la inseparable Lise Prahm y de su perro. El respeto mutuo del que gozaban ambos amigos desde que se conocieron en 1971 en Puerto de la Cruz, les hizo aprender mucho el uno del otro y conocerse de una manera mucho más íntima. Durante la presentación de la muestra ayer, el fotógrafo suizo relató cómo fue aquel último día en que vio con vida a Manrique: «Toqué en la puerta de Tahíche, porque yo hacía ya cinco años que no vivía en Lanzarote y no sabía que estaba el museo, y pregunté dónde vivía, pero me comunicaron que no podían decirlo. Saliendo con el coche, un jardinero se apiadó de mí y me comentó que fuera a Haría. No conocía el pueblo, pero me puse allí enseguida y me recibió el propio César, que me invitó a pasar. A las 11 de la mañana, me ofreció una copa de vino blanco, algo que me sorprendió muchísimo porque César casi nunca tomaba, pero sabía que a mí me gustaba el vino blanco de Lanzarote y por ello brindó conmigo».

Algunas de las 65 imágenes muestran también a Pepe Dámaso en su taller de Agaete en los 80

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El sabor seco de aquel vino blanco, y la posterior sesión de fotografías fue el último recuerdo que, con cariño y como quien guarda una reliquia familiar, Jauslin se quedó para sí durante mucho tiempo, hasta que en 2019, con motivo del centenario del nacimiento de su gran amigo, decidió dar a conocer parte de ese material en Lanzarote. En su búsqueda de una pequeña sala, dio de bruces con Carmensa de la Hoz, y el resultado ha sido una imponente exposición con más de 120 imágenes, de las cuales la mitad se han traído al Hotel Santa Catalina para la ocasión. Pero con novedades. En primer lugar, varias inmortalizaciones que hizo el fotógrafo suizo a Pepe Dámaso en 1984 en su taller de Agaete, momento en el que se encontraba ultimando su genial colección Héroes Atlánticos. La comisaria explicó que tener a los dos inseparables amigos juntos en un mismo espacio expositivo sirve para que se «arropen el uno al otro». Y de hecho, recordó, fue el propio César el que instó a Linus a viajar hasta Gran Canaria para sacarle fotografías al artista agaetense.

El propio Pepe Dámaso, que estuvo también presente en la inauguración de la muestra ayer, afirmó sentirse «privado» con que esta exposición de su gran amigo pueda visitarse en el Hotel Santa Catalina, en la que él mismo también sale inmortalizado, «cuando era todavía joven y guapo», bromeó, junto con algunas bellas estampas de su municipio natal, como un Dedo de Dios todavía intacto o leyendo el periódico en la plaza principal del casco. De la obra del fotógrafo suizo destacó la «libertad tan íntima» que le permitió el genio lanzaroteño para retratarle en lo más profundo de su vivienda y de su día a día, algo que Manrique «no le daba a todo el mundo».

Otra de las novedades que se pueden ver en Manrique Inédito es un cuadro de grandes dimensiones, el mayor que pintó sobre lienzo César Manrique, que el genio lanzaroteño realizó durante una visita a Palma de Mallorca en 1986 para exponer su colección Banderas del Cosmos. En aquella ocasión, una televisión balear solicitó al artista canario que realizara una de sus obras en directo para uno de sus programas, y así fue como surgió esta imponente pintura que, varias décadas después, llega a Gran Canaria, por el momento de manera temporal, si bien desde el grupo Barceló, que gestiona el Hotel, están intentado adquirirlo a su propietario para que pase a pertenecer a su rica colección particular. En ella, ya se encuentran otros nombres ilustres de las artes isleñas como el de Néstor Martín-Fernández de la Torre, Jesús Arencibia, Fernando Álamo o Pepe Dámaso.

Una apuesta por la cultura

Y es que el Hotel Santa Catalina, a Royal Hideaway Hotel, «rezuma arte por todos lados», en palabras de Carmensa de la Hoz, desde que Miguel Martín-Fernández de la Torre lo proyectara como un referente de la ciudad, que ahora se ha convertido en patrimonio de todos los palmenses, pero también de los grancanarios y los canarios de todas las islas. Esta es la primera muestra itinerante que va a acoger el establecimiento turístico desde que comenzara la pandemia, y refuerza la idea de una vuelta paulatina y lenta a la normalidad que la Covid-19 arrebató a la ciudadanía mundial hace ya más de 15 meses. En palabras del director del recinto turístico, Alfonso Jirón, que sus patios y pasillos alberguen esta propuesta «formaliza el vínculo que queremos tener con la cultura», para estar «muy vinculados con la ciudad» y ser un «punto de referencia» para sus ciudadanos y ciudadanas. Al mismo tiempo, aseguró que está será «la primera de muchas» que están por llegar.

En ese sentido, Carmensa de la Hoz animó a la población capitalina y visitante a que se acerque al hotel y visite la muestra, puesto que «está abierto para todo el que quiera venir, a disfrutar de estas instalaciones, de estos jardines». El Santa Catalina, agregó, forma parte del patrimonio de toda la sociedad canaria. Al mismo tiempo, insistió en que «no se puede desligar el turismo de la cultura», y que hay muchos espacios en la ciudad que da gusto visitar, en relación con el tímido pero imparable regreso de la actividad cultural en todo el Archipiélago. Al mismo tiempo, resaltó que este inmueble es obra de Miguel Martín-Fernández de la Torre, uno de los principales referentes del propio César porque encontró en él «ese amor por lo nuestro, por preservar y estar orgullosos de lo que nos rodea», y que supo plasmar en el establecimiento turístico.

El retratista suizo fue el último en plasmar al artista lanzaroteño pocos días antes de su trágico accidente

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En la inauguración de la muestra también estuvo presente el concejal capitalino de Turismo, Pedro Quevedo, quien no desaprovechó la oportunidad para elogiar el trabajo realizado por Barceló para recuperar «la esencia y el esplendor» de un establecimiento tan ilustre para la Ciudad como el Hotel Santa Catalina. Sobre la exposición, defendió que busca «recuperar una figura que tiene mucho que ver con lo que hemos hecho en este hotel, porque César fue un revolucionario, se enfrentó a todo lo imaginable y consiguió generar un modelo estético, sobre todo en Lanzarote, que hoy en día es un legado que tiene esa isla».

Quien esté interesado en ver esa faceta tan poco conocida de César Manrique a través de la visión del fotógrafo Linus Jauslin tiene hasta el próximo 12 de septiembre para pasarse por el Patio Tortugas del Hotel Santa Catalina, antes de que la muestra vuele hacia Brasil, donde girará por las sedes del Instituto Cervantes en el país latinoamericano.

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