Sin procesión pero con gran esperanza, así vivieron los isleteros el segundo año consecutivo en el que su patrona no sale a recorrer el barrio que tanto le adora y venera
El regreso de las Fiestas de la Virgen del Carmen ha retornado la ilusión a sus devotos quienes este año se sienten «un poco mejor» de poder verla en su altar, algo de lo que no tuvieron oportunidad hace un año atrás. A las cinco de la madrugada inició la misa y media hora después el cielo del barrio de La Isleta se iluminaba de voladores en honor a la patrona.
«Lo vivimos con mucha ilusión porque comenzamos con los vitores a la virgen y después ha sido un no parar de personas todo el día. Se ha cumplido las previsiones de las visitas», añadió el presidente de la comisión de fiestas, Alexander Arce quien además, se mostró feliz porque los asistentes respetaban las normas sanitarias respetando y es que matizó que las colas para ver a la Virgen del Carmen «eran considerables» ya que sobre el medio día de ayer «hubo un mar de gente» apostada en las afueras de la parroquia del barrio para poder ver a su patrona.
«La virgen ha estado más cerca este año», resaltó Arce, aunque admite que, si no existiese la pandemia, ayer «no hubiese cabido un alfiler en las calles de La Isleta». Sin embargo este 16 de julio ha sido más «especial» porque el anterior sólo «logramos tirar los fuegos en su honor y otros simbólicos en los días en que debía salir a la calle». «Este año la virgen ha bajado a su altar desde el 6 de julio y ya eso es una diferencia» porque para sus devotos ella ya «está presidiendo sus fiestas» lo que les ha devuelto la esperanza y alegría.
«El año pasado estábamos más tristes y ahora estamos más concienciados porque entendemos que estamos en una pandemia», resaltó al tiempo que indicó que se han animado a decorar más los lugares por donde debía pasar la patrona en su procesión de la Aurora. «Hay calles más arregladas, la participación ha vuelto a coger carrera y aunque no salió, las casas están engalanadas con banderas y faldones», aunque lamenta no haber hecho las alfombras de sal por las que tradicionalmente camina el Carmen.
Cuando se hicieron las 12 de la noche del viernes, también sonaron voladores por al menos 15 minutos con el fin de anunciar que había llegado el día tan esperado por los isleteros. Una espera que valió pena para algunos ya que finalmente vieron a su patrona lucir su corona de oro, manto dorado y traje bordado que es el que suele utilizar cuando sale con sus costaleros. Pero también hubo algo especial durante la celebración este año y es que los días anteriores -del 6 al 15 de julio- lució un vestido que le llevó la creyente Carmen Roja en agradecimiento por cumplirle una petición que ella le realizó, por lo que engalanó a su virgen con un «traje hermoso», así lo informó la camarera de la patrona, María del Carmen Pérez Bonilla.
Para hoy, su vestimenta volverá a cambiar y es que le van a colocar su manto celeste y la corona de plata que es la indumentaria que tradicionalmente se pone para la procesión marítima. Pérez Bonilla que este año ha cumplido ya 30 siendo la camarera de su patrona, señaló que sintió alegría al ver que tantas personas acudían a ver al Carmen en la parroquia donde reposa en su altar. Todo, resaltó, con el cumplimiento de las diversas medidas sanitarias para la contención del coronavirus, como un personal de seguridad y los bancos señalizados con el distanciamiento obligatorio. «Este año hubo gente que no era del barrio visitando a la virgen. Estamos felices de por lo menos volver a verla más cerca que el año pasado cuando estaba en el camarín», expresó María del Carmen Pérez con adoración. «La gente lloraba de la emoción y le sacaba fotos», concluyó satisfecha la camarera.
