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El Atlante se hunde mientras el Cabildo y el Ayuntamiento miran para otro lado

El abandono del mirador provoca el derrumbe de muros y suelos, con varias zonas valladas

Estado del Atlante

Estado del Atlante JC Castro

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Estado del Atlante Teresa García Santana

El Atlante, el coloso esculpido en piedra volcánica por el artista Tony Gallardo, es Bien de Interés Cultural (BIC) desde 2018, que lo declaró el Gobierno canario junto a su entorno, pero nadie lo diría al ver el estado en el que se encuentra, un mirador que es una pura ruina a punto de desmoronarse debido al abandono que sufre desde hace años. La peligrosidad de algunas zonas donde el suelo de piedra ha cedido y se puede contemplar la inmensidad del océano a través de enormes boquetes, ha llevado a las autoridades a colocar vallas para impedir el paso, con señales incluidas advirtiendo del peligro de desprendimientos. El pésimo estado es tal que da miedo acercarse a la zona más cercana al mar, pero lo único que se ha hecho hasta ahora es colocar vallas advirtiendo del riesgo. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y el Cabildo de Gran Canaria siguen inmersos mientras tanto en una pelea sobre a quien le compete la conservación de la atalaya, cuyo bar cafetería lleva también cerrado más de dos años a la espera de un permiso de Costas para rehabilitar el edificio.

Mientras la concejala de Servicios Públicos Inmaculada Medina asegura que el mantenimiento tanto del mirador como del paseo marítimo que une el lugar con la zona de El Rincón corresponde al Cabildo de Gran Canaria, desde la Consejería de Obras Públicas, que dirige Miguel Ángel Pérez del Pino, aseguran que solo les compete el sendero. Al respecto, una portavoz de Obras Públicas anunció que ya se ha redactado el proyecto para sustituir, a principios del próximo año, la barandilla del paseo que conecta el mirador con El Rincón. La degradación de la barandilla es de tal calibre que tramos de la misma han desaparecido comidos por el óxido, lo que supone un peligro para los usuarios.

Medina asegura que el espacio es competencia de la institución insular y esta lo niega

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Este paisaje de ruina y abandono es el que contemplan a diario los cientos de deportistas y paseantes que transitan la zona, algunos de los cuales se encogen de hombros cuando se les pregunta por el estado del mirador.

Ninguno de ellos se atreve a acercarse a la zona más cercana al mar, desde la que se divisa un paisaje espectacular con el Atlántico más salvaje a sus pies, el del norte de la isla. Nada que decir de los escasos turistas que asoman por la zona y que se van raudos en cuanto llegan, sobre todo si van acompañados con niños, porque el lugar no es nada recomendable para dejarlos sueltos.

Muros desmigajados

Ha sido precisamente el efecto del marote unido a la falta de mantenimiento lo que está, literalmente, desmigajando todos los muros y el pavimento del mirador. Muchas de las piedras de los muros hace tiempo que se soltaron y cayeron al suelo y en su lugar han quedado tremendos socavones y boquetes por todos lados. Lo mismo está ocurriendo con parte del suelo, el que está más cercano al mar, que al perder el soporte de los muros se están desfondando.

Hay zonas en las que se puede contemplar el mar allá abajo, a través de los agujeros. Varios tramos del mirador han sido acotados con vallas, que deben llevar muchos años en la zona porque son óxido puro. Los adoquines que conforman el pavimento también se han levantado y en el hueco se han colocado conos de obras. Muchísimo peor están los pequeños corredores y escaleras que bajan desde el corredor por el borde externo del acantilado.

El bar cafetería del lugar lleva cerrado desde hace más de dos años a la espera de un permiso

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El mismo risco donde se levantó el mirador a finales del siglo pasado también se está desmoronando. El único que parece continuar impasible en su sitio vigilando el norte en medio de tanta ruina es el Atlante, ese gigante de piedra de casi nueve metros de altura que el Gobierno canario encargó a Tony Gallardo para reparar en parte el tremendo destrozo que causó en el paisaje de la zona la construcción de la autovía del Norte. El mismo artista se encargó de diseñar todo el entorno que rodea al gigante, que sigue ignorado por una ciudad que aspira a ser capital cultural europea.

Además del deterioro de toda la obra de albañilería, la zona está invadida por restos de maderas y tubos que deben formar parte del kiosco, cuyo estado está también bastante deteriorado.

«Te damos la bienvenida al sendero azul de la bahía del Confital y la playa de Las Canteras», reza un cartel que ha sobrevivido milagrosamente en la zona. Se refiere al sendero que bordea el acantilado, justo al lado de la GC-2, un itinerario por el que da gusto caminar, correr o ir en bicicleta contemplando el impresionante paisaje, no en vano, siempre hay decenas de personas recorriéndolo a lo largo del día. Muchos corredores lo suelen utilizar incluso para hacer los entrenamientos.

Antiguamente aprovechaban la existencia de la terraza que había en la zona para tomarse algo, pero desde hace más de dos años ni siquiera existe esa posibilidad porque el quiosco municipal lleva cerrado desde abril de 2019.

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Estado de abandono de la zona de El Atlante Juan Carlos Castro

El nuevo concesionario del kiosco lleva todo ese tiempo esperando por los permisos necesarios para rehabilitar la construcción.

Primero tuvo que aguardar un año a que el Cabildo le diera el visto bueno al proyecto, porque al estar dentro de un Bien de Interés Cultural (BIC), cualquier actuación que se haga debe contar con el visto bueno de Patrimonio. Y ahora lleva meses a la espera de la autorización de la Demarcación de Costas, porque el lugar está dentro de sus dominios. El concesionario, que necesita elevar el techo de la cocina para alcanzar la altura autorizada que le permita obtener la licencia de explotación, todavía no ha tirado la toalla tras más de dos años esperando a que la burocracia administrativa haga su trabajo.

La estructura del mirador más cercana al mar está llena de boquetes y socavones

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Por lo menos ha conseguido que el Ayuntamiento haya dejado en suspenso el contrato de explotación, que entró en vigor el 28 de marzo de 2019, lo que le evita pagar el canon anual establecido de 15.000 euros. El anterior concesionario tenía una numerosa clientela que ahora echa de menos las maravillosas vistas de la terraza y también las delicias que se servían y espera como agua de mayo la apertura. El pésimo estado del mirador y la barandilla del sendero azul hicieron acto de presencia en el pasado pleno municipal en el que compareció la concejala Inmaculada Medina, a petición del Partido Popular, para decir que la zona es competencia del Cabildo. «Dentro de las conversaciones que hemos mantenido» con el Cabildo se ha quedado en que la institución insular «va a sustituir las barandillas porque están en muy mal estado. En cuanto lo arreglen y lo pongan en perfecto estado, nos encargaremos del mantenimiento. Hoy por hoy, se le insta al Cabildo a que arregle, limpie y ordene y cuando esté en perfecto estado lo asumiremos. Creo que no tenemos que estar asumiendo cosas que no son responsabilidad de la ciudad», manifestó la edila.

Obras Públicas prepara el cambio de la barandilla del paseo, un peligro para los usuarios

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Desde la Concejalía de Obras Públicas del Cabildo asumieron que el arreglo de la barandilla es competencia de la institución insular y al respecto añadieron que ya se ha redactado el proyecto, pero rechazaron hacer un pronunciamiento oficial sobre las competencias del mirador. No obstante, fuentes de la institución entienden que si los jardines y la parte derecha del mirador son responsabilidad del Ayuntamiento, «es lógico que la parte más cercana al mar también».

El deterioro del mirador de El Atlante, incluido la barandilla del paseo -imagen superior- es tan grande que empieza a volverse peligroso, no en vano varias áreas de la zona más cercana al mar han sido valladas. Abajo, a la izquierda, un hombre corre por el paseo. En en centro, el kiosco, que lleva cerrado más de dos años. Y a la derecha, una señal de precaución por desperfectos en el empedrado. |

La barandilla se cambiará a principios de 2022

La Consejería de Obras Públicas del Cabildo de Gran Canaria ya ha redactado el proyecto para sustituir la barandilla del paseo marítimo que discurre entre el mirador del Atlante hasta la zona de El Rincón en la playa de Las Canteras, bordeando el acantilado que da al mar, justo al lado de la GC-2. Fuentes del departamento indicaron que el proyecto tiene que ser aprobado ahora y a partir de ese momento se iniciarán los trámites para sacarlo a concurso y adjudicarlo. La idea es cambiar la actual barandilla, cuyo estado es pésimo, y poner nuevos tramos a principios de 2022. El actual pasamanos, que está practicamente comido por la herrumbre, es de material galvanizado y será sustituido por otro de acero inoxidable. La función de la barandilla es proteger contra posibles caídas desde el talud, por lo que el avanzado estado de oxidación en el que se encuentra supone un peligro para los usuarios, ya que la senda peatonal se encuentra a diez metros de altura sobre el nivel del mar. En concreto, se trata de evitar «posibles daños por cortes, rasguños o incluso el futuro fallo de algún soporte que pudiera producir una caída de aproximadamente diez metros». Se prevé que la obra tenga una duración de cuatro meses y un coste de 623.678 euros. El paseo tiene una longitud de casi un kilómetro. Según los técnicos, el pavimento de la senda peatonal se encuentra en general en buen estado, aunque se contempla su reparación. El tramo que peor está es el más cercano al mirador. | T.G.S.


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