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Un hueco para la tele de 65 pulgadas

Los 59 propietarios del penúltimo edificio del ARRU de Tamaraceite estrenarán casa en otoño

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Edificio de 59 familias de Tamaraceite Andrés Cruz

Muchos meses han pasado desde que a las 59 familias del penúltimo edificio del ARRU de Tamaraceite les dijeron que su nueva casa sería una realidad. Ayer, la vieron acabada por primera vez.

En el salón de su nueva casa, Ramón tiene muchas ideas y expectativas en mente. Con el método de medición más preciso que existe, la zancada, discierne la superficie exacta que tiene esta sala de estar, y concluye que su televisión de 65 pulgadas entrará estupendamente en ella. Así, su mujer Adela podrá ver las telenovelas turcas, a las que se ha aficionado desde que se han puesto tan de moda en las cadenas nacionales. Ellos son una de las 59 familias que ayer vieron por primera vez sus nuevos hogares en el penúltimo edificio del Área de Regeneración y Renovación Urbana (ARRU) de Tamaraceite, a los que podrán mudarse, si todo sale bien, a lo largo del otoño. Hasta entonces, la ilusión irá creciendo a medida que, poco a poco, esos planes vayan cristalizando, los nuevos muebles llegando y los días descontando. 

En diciembre de 2017, Ramón y Adela tuvieron que abandonar su antigua -y pequeña- vivienda del Patronato Francisco Franco de Tamaraceite. Su edificio era el siguiente en ser demolido, y en ese mismo momento comenzó su espera para conseguir una nueva casa, que ayer inició la última de las fases, con el inmueble ya construido y solo a falta de realizar los trámites burocráticos pertinentes. «Estoy deseando venirme ya y colocarlo todo en las habitaciones», apuntó la mujer, a la que le brillaban los ojos al ir descubriendo cada habitación del que será su hogar en pocas semanas. Pese a no tener metro porque se les olvidó en el piso en el que viven de alquiler en estos momentos -pagado por el propio Consistorio-, midieron a ojo de buen cubero los distintos espacios, usando las zancadas y calculando el posible tamaño de las baldosas. La emoción les podía. 

También vio por primera vez su nuevo piso Dolores Navarro, conocida cariñosamente por sus vecinos como Lolita, una de las últimas supervivientes de las antiguas casas del Patronato, y que espera poder mudarse pronto. A sus 85 años, esta veterana del barrio ha estrenado únicamente dos viviendas en toda su vida: la que le dieron las autoridades franquistas en la década de los 60 y esta que ahora le ofrece el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, con la que ganará más metros construidos. Pese a ello, ayer aseguró que en esas tres habitaciones pondrá «lo mismito que tengo en el piso de ahora». Acompañada por su hija Penélope, a la que ya entregaron en su momento su hogar renovado, Navarro no podía contener la emoción después de tantos años de espera que, por fin, parecen estar llegando a su fin.

Dolores Navarro está encantada con los vecinos que tendrá y por la luz que le entra para hacer crucigramas

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Hace 20 años, se sembró la esperanza en todas las familias de las viviendas del Patronato de Tamaraceite, cuando se iniciaron los trabajos para el ARRU de Tamaraceite, que echó a andar en 2008 cuando el Gobierno del socialista Jerónimo Saavedra redactó los primeros proyectos. Desde entonces y hasta ahora, han pasado 13 años y solo falta por iniciarse las obras del último de los inmuebles nuevos de este área de regeneración, las últimas 76 viviendas. En la última Junta de Gobierno del Ayuntamiento capitalino se aprobó el contrato para llevar a cabo estos trabajos, que podrían empezar en un plazo de alrededor de dos meses, para que los últimos vecinos de esta gran plan de vivienda puedan mudarse en unos dos años. Esto pondrá fin a todo este periodo en el que se han invertido aproximadamente 36 millones de euros, de los que un 35% ha corrido a cargo del Estado, otro 30% del Gobierno autonómico, un 25% del Consistorio y el 10% restante de los propios beneficiarios de los pisos.

Al entrar en su futuro hogar, Dolores Navarro se congratuló al saber que compartiría rellano con uno de sus vecinos más queridos, si bien, «les conozco a todos y son bellísimas personas, así que cualquiera que fuera mi vecino, estaría bien». Justo una de las que compartirán su edificio, aunque en el bloque contiguo, le comentó que, si necesitaba cualquier cosa, no dudara en acudir a ella y estaría encantada de ayudarla. También fue del agrado de la mujer de 85 años la gran cantidad de luz que entra al piso y que le permitirá ver con claridad los crucigramas que tanto le gusta hacer, así como el hueco para la cocina, en la que no tardará en guisar dos de sus recetas más famosas entre su familia: el pollo con sopa de cebolla y el pollo a la Coca-Cola. 

ARRU de Las Rehoyas

Un piso por encima de Navarro, Ramón y Adela comentaban entre ellos los tamaños de las habitaciones. «Yo la veo bien, más chica era en la que vivíamos hasta ahora», señaló la mujer, mientras su marido asentía con la cabeza. El hombre no entendía por qué tantos de sus vecinos le habían dicho que las nuevas viviendas eran pequeñas porque «para nosotros están de lujo». Ambos coincidieron en que lo que más les gustó del que será dentro de poco su nuevo hogar son las vistas que tendrán al parque de 4.000 metros cuadrados que el Ayuntamiento proyecta en los terrenos de las últimas viviendas del Patronato que quedan en pie entre las calles San Matías y San Valentín. 

Adela también se interesó por cuándo podrían disponer de las llaves del nuevo inmueble. La técnica municipal que les acompañó en la visita al piso les explicó que las recibirán en torno al mes de octubre o noviembre, cuando firmen los contratos de compraventa pertinentes y se tramite todo el papeleo para que puedan recibir las nuevas casas. Ayer, a las 59 familias propietarias se les entregó el requerimiento de documentación para que lo cumplimentaran y gestionaran antes de seguir con este proceso. En cualquier caso, desde el Ayuntamiento de la ciudad esperan que no más tarde de otoño, todas estas personas puedan mudarse. 

La Junta de Gobierno aprueba el contrato para que las obras del último inmueble se inicien en dos meses

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Al mismo tiempo que el área de regeneración de Tamaraceite entra en su última fase, con la construcción del edificio de 76 viviendas que cerrará todo el plan, va tomando forma el ARRU de Las Rehoyas, todavía más ambicioso que este. El concejal de Urbanismo y Vivienda, Javier Doreste, que acompañó ayer a los vecinos a ver sus nuevos pisos en la esquina de la calle San Jaime con San Juan de Ávila, anunció que en un par de meses esperan iniciar las obras también del primero de los edificios de ese proyecto. 

El ARRU de Las Rehoyas prevé la regeneración de hasta 2.558 viviendas de una promoción que data de la década de los 60, y que se convertirá en el mayor plan de reposición llevado a cabo nunca en Canarias. De ellas, 569 estarán fuera de los límites del barrio, y en su momento el área de Urbanismo propuso localizaciones como Carretera de Chile, Arenales, Escaleritas, Tamaraceite Sur, Las Torres y Lomo Apolinario. En los próximos años, esta será la gran política de Vivienda que desarrollará el Ayuntamiento de la capital grancanaria, que también busca fondos para realizar otras actuaciones más en esta materia.

Según enumeró Javier Doreste, el departamento que dirige continuará en los próximos meses con políticas de rehabilitación en barrios como Vega de San José -donde se concluirá el proyecto iniciado ya hace dos años- y La Paterna, que ya cuentan con la financiación y los proyectos redactados. Con fondos municipales, se está llevando a cabo trabajos en las viviendas del Carmen de La Isleta y, próximamente, arrancarán los de Sainz Orrio, en el mismo barrio portuario. Además, se han solicitado fondos del Cabildo de Gran Canaria para emprender trabajos en Lomo Apolinario, y a otras administraciones para llevar a cabo Lomo del Chincho, El Batán y Zárate, así como terminar con Ciudad Alta. 

A ello se suman los fondos europeos que están previstos para la rehabilitación de viviendas particulares, para los que el Ayuntamiento ya ha iniciado los trámites pertinentes para poder optar a ellos y crear más puestos de trabajo en la ciudad. 

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