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Obituario | Luto en el ámbito judicial de Canarias

César García Otero, un brillante y excelente magistrado

Compañeros del TSJC y de la Fiscalía destacan la capacidad de trabajo, la calidad huamana y la facilidad de comunicación del juez

Toma de posesión de César García Otero como presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJC en 2010. | | LP/DLP

Un brillante y excelente magistrado. La marcha de César García Otero, presidente de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) en su sede de Las Palmas, fallecido ayer a los 63 años, ha dejado un profundo vacío entre sus compañeros de la magistratura y de la Fiscalía. Quienes lo conocieron y tuvieron la oportunidad de trabajar codo con codo con él definen a García Otero como una persona tenaz en su labor, con una gran capacidad de trabajo y un alto nivel de preparación jurídica. Tampoco dudan al reconocer que fue uno de los grandes impulsores y especialistas en Derecho Administrativo, responsable en gran medida del desarrollo urbanístico de Gran Canaria en las últimas décadas.

El magistrado, durante una cena, en un gesto de buen humor, en uno de sus muchos encuentros gastronómicos. | | LP/DLP

Y si en lo profesional sus compañeros destacan sus grandes cualidades, no menos lo hacen en el ámbito personal ya que César García Otero era para muchos un hombre cercano, con un gran sentido del humor, un hombre bueno y bondadoso y con una enorme capacidad de adaptación a los nuevos entornos. Y sobre todo siempre imperaba en él el sentido común.

Antonio Doreste.

El expresidente del Tribunal Superior de Justicia de Canarias definió ayer a César García Otero como «un excelente compañero y un magistrado brillante». Para Doreste, «era difícil superar su nivel jurídico y su calidad humana como mínimo igualaba su profesionalidad». El expresidente de los magistrados de Canarias recordó a García Otero como una persona muy querida en todos los ámbitos, desde la magistratura hasta la vida universitaria, ya que ejercía como profesor de Derecho Administrativo en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).

Doreste destaca su labor como magistrado de lo Contencioso y recuerda que fue el primero que logró una conciliación en lo Contencioso Administrativo en un conflicto de relevancia e importantes intereses económicos en juego en un párquin de Playa del Inglés. «Sus sentencias eran un referente», añade, «en su paso por la presidencia de la Sala de lo Contencioso hizo una gran labor».

«César era queridísimo en todos los ambientes sociales», rememora Doreste, «tenía una gran facilidad de comunicación y una empatía tremenda, lo que le permitió que enseguida se hiciera un hueco en la vida social de Las Palmas de Gran Canaria».

Juan Avello.

El titular del Juzgado de Primera Instancia Número 2 de Las Palmas de Gran Canaria ha sentido un «profundo vacío» por la pérdida de García Otero. «César era, además de compañero, un amigo entrañable; era una buena persona y lo vamos a echar mucho de menos». Avello reconoce a García Otero como uno de los grandes especialistas en Derecho Administrativo y el urbanismo. «Era tremendamente listo, un fenómeno, un diez», señala.

«César era muy simpático y muchos se olvidaban de que era un profesional como la copa de un pino», añade, «era reconocido a nivel nacional». «Cuando iba a una reunión de presidentes de lo Contencioso, todo el mundo lo quería y lo reconocía», dice. Avello considera que a él se le debe gran parte del desarrollo de Gran Canaria. «Para no ser canario, se hizo uno más, se mimetizó».

El magistrado se mostró ayer «muy emocionado» por la noticia. «Fue como mi padrino; por difícil que fueran las cosas siempre conseguía hacerlas fáciles porque tenía una gran capacidad para explicarse bien», agrega.

Victoria Rosell.

La magistrada y actual delegada del Gobierno para la Violencia de Género recuerda a César García Otero como un excelente especialista en el ámbito del Derecho Administrativo que, sobre todo, «siempre puso por delante el compañerismo» entre los colegas de la profesión. «Era un gran compañero y un buen maestro de las siguientes generaciones de abogados y jueces», señala Rosell, «sabía sacar una sonrisa hasta en los peores momentos de la profesión y precisamente eso le daba mucho valor como persona».

Emilio Moya.

El presidente de la Audiencia Provincial de Las Palmas recuerda a César García Otero con mucho cariño y cuenta que tenía «pinta de sabio despistado». «Profesionalmente era una persona muy equilibrada, no era nada impulsivo». Moya coincidió y compartió mucho tiempo con García Otero como miembros de la sala de gobierno. «Era una entrañable persona y un magnífico profesional», resalta.

El magistrado destaca el trabajo de García Otero con ponencias «ponderadas, muy completas, trabajadas y aceptadas por todos». «Tenía una capacidad de trabajo importante; se le notaba que le gustaba mucho lo que hacía», relata Emilio Moya.

Luis del Río.

El fiscal superior de Canarias destaca la extraordinaria capacidad de César García Otero para compaginar la administración de la justicia con las clases que impartía en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Beatriz Sánchez.

La fiscal jefe de Las Palmas define al hasta ahora presidente de la Sala de lo Contencioso Administrativo como «una buena persona y un buen magistrado». «César va a dejar un gran vacío en la administración de la justicia en Canarias porque gozaba del prestigio y cariño de sus compañeros». Sánchez añade que García Otero era «una persona muy querida por todos los que le tratamos».

Humberto Guadalupe.

El expresidente de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Canarias ve en la marcha de César García Otero «una pérdida irreparable porque fue un gran profesional y mejor persona». Coincidió con él en la sala de gobierno y desde entonces, dice, siempre destacó su estupendo carácter y bondad como ser humano.

«Era un extraordinario profesional que sabía gestionar la Sala de lo Contencioso Administrativo perfectamente», relata Guadalupe, «hay que saber lidiar con los compañeros, porque los jueces no somos nada fáciles, y él sabía hacerlo estupendamente». «Le daba talla y nivel a la Sala». «Él sabía que tenía que tomar las últimas decisiones y que por encima solo estaba el Tribunal Supremo», relata Guadalupe, «y por eso hacía trabajar mucho a quienes lo rodeaban».

Humberto Guadalupe describe a César García Otero como un hombre simpático, divertido, extrovertido y cercano. «Y lo más importante de todo es que siempre le ponía sentido común a todo». «César era muy inteligente; no tenía que hacer demasiado esfuerzo a pesar de que trabajaba mucho los casos judiciales», apunta. Si el magistrado no le dio vida al Derecho Administrativo en Canarias «al menos le dio un impulso importante porque trabajó a destajo y ha dejado su impronta».

Los profesionales del Derecho en Canarias echarán de menos a un magistrado que supo, como pocos, ganarse un hueco en la sociedad isleña, algo a priori nada fácil para una persona que llegó a la isla a principios de los 90 procedente de su Oviedo natal.

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