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«La población de Lomo Apolinario siempre fue animada y animosa»

José Luis Yánez, cronista de Teror, lee el pregón de las fiestas de San Vicente Paúl | «Recen por los hermanos de La Palma», pidió

Yánez, anoche, lee el pregón. La Provincia

«Con toda la solemnidad que pueda poner en mis palabras, pregono las Fiestas Tradicionales en honor a San Vicente de Paúl del año 2021 y que sean inicio de bienes y fin de males. Recen por los hermanos de La Palma y por todos los que aún vivimos bajo la amenaza del virus, pero a la vez diviertan cuerpo y alma. que con ello llevarán la mitad del camino andado».

Con estas palabras el cronista oficial de Teror José Luis Yánez concluía anoche el pregón de las fiestas de San Vicente de Paúl en el capitalino Lomo Apolinario, antes de recitar los siguientes versos: «De Teror aquí me asomo/ a anunciarles el orgullo/ de que en la isla es murmullo/ que aquí en lo alto de un lomo/ han sabido con aplomo/ y con pundonor canario;/ en camino y santuario/ crear un barrio pujante/cuya fe no hay quien quebrante/ y es el Lomo Apolinario».

José Luis Yánez. La Provincia

Yánez inició sus palabras con un obligado recuerdo a la figura de Pino Apolinario, fallecida el 1 de mayo de 1952, pero que a juicio del cronista refleja «la esencia más profunda del alma de la persona que con sus decisiones y actuaciones en este lugar en que nos encontramos fue en gran parte su fundadora y la que con su apellido bautizó ya para siempre el barrio».

Y en el recorrido por la historia del barrio, además de tocar la originaria iglesia de San Antonio, la llegada de las Hijas de la Caridad y de los padres Paules, Yánez también repasó la historia de la pasión futbolística de la que sale nombres de la leyenda como Juan Guedes. «Fue el Lomo Apolinario de los primeros barrios en tener su propio equipo y sus enfrentamientos con el Rehoyano, permanente ocasión de lucir colores de un lugar donde todo estaba por crear», leyó el pregonero. «Llegó a tener tal relevancia, que en las Fiestas de mayo de 1935, la Sociedad de Recreos y Deportes ‘Apolinario F. C’ celebró verbena en honor de la Cruz de Mayo e invitaba a la población de Las Palmas ya que sería gran éxito merecido por el entusiasmo que la directiva y vecinos de el Lomo ponían en la preparación de todos sus festejos. Era tal el entusiasmo que una de las grandes figuras del fútbol canario, el siempre recordado Juan Guedes, aunque nacido en Schamann fue en el Lomo Apolinario donde se inició como futbolista».

Lectura del pregón La Provincia

«No debemos olvidar que la población de este barrio siempre fue animada y animosa y que jamás tuvieron las manos quietas cuando de luchar por lo suyo se trataba», dijo el cronista oficial de Teror. «El movimiento vecinal, los grupos juveniles, las comisiones, hicieron que desde los años 20 en adelante las fiestas de San Antonio primero y luego desde hace aproximadamente medio siglo unidas a las de San Vicente Paúl fueran santo y seña del Lomo y su gente».

«Los vecinos y vecinas del Lomo Apolinario han tenido capacidad suficiente para asimilar el incontrolado crecimiento del barrio sin dejar por ello de festejar el existir como pueblo, agradecer a sus benefactores y sin dejar tampoco ni un solo momento de luchar por plazas de aparcamiento, limpieza, guaguas y todo lo que consideraran que las familias que aquí vivían, merecían por honor y pundonor».

Pregón íntegro:

PREGÓN DE LAS FIESTAS A SAN VICENTE DE PAÚL

LOMO APOLINARIO

27 - 9 - 2021

Claro ejemplo de caridad cristiana, de auténtica caridad, nos ofreció en su vida doña María del Pino Apolinario y Placeres. Tenía hondas raíces en su alma el sentimiento de amor al prójimo, sentimiento callado, silencioso, sin alardes ni ostentación. Obedecía loa dictados de su conciencia, inclinándose a la práctica del bien por imperativo moral de su espíritu religioso.

Para realizar su obra, con el pensamiento elevado a las altas regiones, se despojó de sus cuantiosos bienes y nada poseía al morir, porque todo lo destinó a fines benéficos y de educación a la infancia desvalida, proporcionándole morada donde vivir y escuela donde instruirse y templa donde elevar sus oraciones al Cielo.

Fundó doña Pino Apolinario y Placeres una verdadera institución benéfica con iglesia, asilo y escuela en la finca de su propiedad en Los Barrancos, en la cual se amparó como un refugiado más, después de entregar su rico patrimonio a la comunidad religiosa encargada de esa institución.

Fue acaudalada y murió en la pobreza por espontáneo impulso de su voluntad.

Toda su larga existencia, fue doña Pino Apolinario modelo de sencillez y modestia. Jamás sintió vanidades sociales, alejada de toda pompa mundana y consagrada a la religión y a la gran virtud cristiana de la caridad. No hubo que esperar a su fallecimiento para recoger su fortuna, porque doña Pino Apolinario supo desheredarse en vida con el pensamiento en Dios y el corazón en los menesterosos. Para ella no fue un sacrificio declararse pobre, sino una íntima satisfacción, un deber que se impuso y cumplid en su tránsito por el inundo camino de la eternidad. Descanse en paz la virtuosa dama”

Éste es el más hermoso epitafio que pueda decirse de una persona. Fue escrito por un cronista a raíz del fallecimiento de Pino Apolinario el 1 de mayo de 1952 y describe con toda exactitud la esencia más profunda del alma de la persona que con sus decisiones y actuaciones en este lugar en que nos encontramos fue en gran parte su fundadora y la que con su apellido bautizó ya para siempre el barrio, el núcleo humano que aquí surgiera en la primera mitad del pasado siglo.

Ese apellido procedía -yo mismo lo he glosado en recorridos por estas calles- del matrimonio entre Blas Hernández, natural y vecino de Icod Alto y su esposa Catalina María, padres de Diego Hernández, que se estableció en Vilaflor, casó en la Parroquia de San Pedro Apóstol el 6 de octubre de 1653 con Juana María Rodríguez y que entre otros hijos, tuvieron a Apolinario Hernández Rodríguez, nacido asimismo en Vilaflor el 4 de octubre de 1665 y que fue bautizado con la onomástica que se celebraba al día siguiente, la de San Apolinar, Obispo de la ciudad francesa de Valence.

Don Apolinario se vino para Gran Canaria estableciéndose en la Vega de Santa Brígida y casó en la Basílica del Pino de Teror el 23 de noviembre de 1693 con Antonia Díaz Pérez. De este matrimonio nació Juan Hernández Díaz, que se estableció en la ciudad de Las Palmas, donde era conocido como Juan Hernández Apolinario generando así la transformación del nombre de su padre en el apellido de su descendencia.

Y sería, tal como nos informara el desaparecido investigador Humberto Pérez, uno de esos descendientes Joaquín Apolinario, quien modificaría a través de adquisición de terrenos el antiguo nombre de toda esta zona -Los Barrancos, El Cardón, el Lomo de Albiturría- ubicada entre el barranco de Guiniguada y las Rehoyas.

Agustín Millares Cantero nos dice que Joaquín Apolinario, sólo en los años de 1830 y 1831 gastó 25.800 reales de vellón en fincas aquí ubicadas con una extensión de casi dos fanegadas, además de un estanque de 18 varas de largo y 10 de ancho.

Parte de esas tierras serían heredadas por Manuel Apolinario Rodríguez quien el 21 de enero de 1894 solicitaba un permiso para ejecutar obras en el cortijo que poco tiempo después se transformaba en una excelente finca de plataneras de gran producción.

Y sería precisamente Manuel Apolinario quien casado con Antonia Placeres tendrían como única hija y heredera a María del Pino el 7 de junio de 1870.

De entre la vasta y variada herencia que las distintas ramas de los Apolinario recibieron estaba el llamado “Lomo de Albiturría” referido y que a mediados de 1906 don Manuel ofrecía en arriendo bajo la descripción siguiente: “Se arrienda la finca llamada «El Lomo», situada en las Rehoyas cerca de esta ciudad en la jurisdicción de San Lorenzo…Dicha finca tiene diez fanegadas de tierra poco más o menos, bajo riego, y doce fanegadas de arrifes, dos noches y un día de agua para su riego del heredamiento del Dragonal, su dula cada treinta días, con tres estanques de barrial, y otro estanque mitad barrial y mitad de obra, casa de labranza de alto y bajo, un almacén para guardar granos que se halla debajo de la casa que se reserva su dueño, dos establos, sus correspondientes cuevas y casas para encerrar sus pastos”

No pudo Apolinario disfrutar de las rentas de su finca de El Lomo ya que falleció el siete de mayo de 1907; hecho que produjo la decisión del traslado de viuda e hija a este lugar y el inicio del sueño de Pino Apolinario.

Sueño compartido con su madre, ya que falleciendo Antonia Placeres en 1922; pudo ver y disfrutar la construcción de escuela e iglesia y su bendición por el obispo Marquina el 17 de junio de 1916.

La iglesia de San Antonio que así se llamó en un inicio, con asesoramiento y consejo del sacerdote don Antonio Collado, sirvió como ayuda de parroquia de San Lorenzo y con la escuela anexa más todo lo que la caridad de Pino Apolinario fue aportando en las décadas siguientes, se convirtió en el germen de este barrio. Que no el único ya aquel hermoso experimento que más pareciese comuna religiosa de obreros y propietarios en torno a una ermita que finca de plataneras, tuvo un efecto de llamada y convocatoria sobre muchas familias que desde toda la isla fueron acercándose a construir sus hogares en las inmediaciones, al soco del alivio económico que pensaban encontrar si vivían en la capital.

Así, desde inicios de la década de 1920 en el “Lomo Apolinario” o “Lomo de Apolinario” que de las dos formas se conocía, comenzó a ofertarse suelo para todas estas familias en las fincas cercanas a la de doña Pino. Uno de los anuncios, aparecido a partir de 1929, pregonaba que se podían adquirir a buen precio y con grandes facilidades “los mejores solares de la isla, con agua, en las Rehoyas donde llaman Lomo Apolinario, frente a la misma iglesia”

Éste es el inicio de la historia que otras voces antes que la mía, han explicado y glosado en este mismo lugar. Conocida es la presencia de las Hijas de la Caridad (en Canarias desde 1829) o de los Padres Paules (llegados al archipiélago en 1894) al soco, afecto y protección que les brindó doña Pino. Tal como escribiera el investigador Miguel Rodríguez y Díaz de Quintana “cuando en 1916 los Padres Paúles tuvieron que dejar las dependencias parroquiales de Santa María del Pino, en la zona de los Arenales del Puerto, la magnánima señora contribuyó con su aportación más espléndida, pues proporcionó a la orden de San Vicente en el Lomo del Cardón la construcción de la iglesia y los colegios, además de espléndidos terrenos para las instalaciones que cubrieran todas sus amplias necesidades”

Y aquel recién nacido y creciente barrio empezó a festejar que se iniciaba allí, como en otros tantos lugares, un pueblo nuevo. Por eso es así la actual ciudad de Las Palmas de Gran Canaria: diversa, divergente, muy amante de su pequeño trozo de la capital; una suma rica y heterogénea de distintas ciudades dentro de la ciudad.

En los años 20 no había mejor manera de demostrarlo que a través de una actividad entonces muy de corto alcance pero que poco a poco se iba implantando y acrecentando en la sociedad canaria: el fútbol.

Fue el Lomo Apolinario de los primeros barrios en tener su propio equipo y sus enfrentamientos con el Rehoyano, permanente ocasión de lucir colores de un lugar donde todo estaba por crear. Llegó a tener tal relevancia, que en las Fiestas de mayo de 1935, la Sociedad de Recreos y Deportes “Apolinario F. C” celebró verbena en honor de la Cruz de Mayo e invitaba a la población de Las Palmas ya que sería gran éxito merecido por el entusiasmo que la directiva y vecinos de el Lomo ponían en la preparación de todos sus festejos. Era tal el entusiasmo que una de las grandes figuras del fútbol canario, el siempre recordado Juan Guedes, aunque nacido en Schamann fue en el Lomo Apolinario donde se inició como futbolista.

Tal como explicara hace unos años Aridane Navarro; responsable que fuera en su momento de la asociación juvenil Ghuasa y ahora de la Asociación, la iglesia fue siempre “más que un templo de culto, un lugar de referencia…un punto de encuentro del barrio, el sitio en el que nos reuníamos los jóvenes en verano…hemos nacido y nos hemos criado con los valores de los padres paúles y las Hijas de la Caridad, siempre han tenido una convivencia activa con el barrio y han formado parte de su día a día”

Y así ha sido. La escuela para la que fueron llamados los Paúles funcionó hasta 1939 cuando se creó el centro público del barrio; el seminario nuevo inaugurado hace sesenta años y luego Colegio de San Vicente de Paúl; la Casa y la Escuela Apostólica; y tanto más hecho por las Hijas de la Caridad y los Padres Paúles en beneficio del barrio.

No debemos olvidar por ello que la población de este barrio siempre fue animada y animosa y que jamás tuvieron las manos quietas cuando de luchar por lo suyo se trataba. El movimiento vecinal, los grupos juveniles, las comisiones, hicieron que desde los años 20 en adelante las fiestas de San Antonio primero y luego desde hace aproximadamente medio siglo unidas a las de San Vicente Paúl fueran santo y seña del Lomo y su gente.

Papagüevos y cabezudos; la tómbola de San Antonio; paseo y música: orquestas como Los Columbos, Los Grajos o Los Covina; repique de campanas; el Festival Infantil de la Canción; campeonatos de envite y dominó; gymkhana automovilística: lanzamiento de globos; dianas floreadas; piñatas; tiro al plato; lucha canaria; carreras de caballos; representaciones teatrales; ferias de ganado; luchas de carneros; carreras de cintas; tiro al plato; grupos folclóricos; carrera de sacos; chocolatada; elección de Reina, que hace justamente medio siglo fueron Clarita Morales, la reina; María del Carmen Santana Martin, primera dama de honor y Carmen Ramos Rodríguez; su segunda dama de honor; todo ello unido a los actos religiosos que siempre fueron de gran solemnidad y que iban desde Rosarios; Triduos; misas con orquesta y panegírico…

Los vecinos y vecinas del Lomo Apolinario han tenido capacidad suficiente para asimilar el incontrolado crecimiento bel barrio sin dejar por ello de festejar el existir como pueblo, agradecer a sus benefactores y sin dejar tampoco ni un solo momento de luchar por plazas de aparcamiento, limpieza, guaguas y todo lo que consideraran que las familias que aquí vivían, merecían por honor y pundonor.

Sin menoscabo de dejar a un lado a nadie porque en este más de un siglo de existencia y vecindad muchas personas han dejado tiempo, dedicación e iniciativas en todo esto de lo que hablamos; baste recordar a la figura de José Suárez García, Pepucho, y a todos los que en las últimas décadas y hasta hoy en día hacen -conjuntamente con los párrocos- fiesta y pueblo.

Tengo que centrarme por ello, por respeto a ustedes y a todos los que antes han traído al pregón de estas fiestas tantos datos y no resultar cansino y reiterativo en dos efemérides que celebran ustedes este año.

Cada una de ellas aportó en su momento la consolidación del pujante barrio -aún con muchas carencias por entonces y con la mayoría de sus vías convertidas en barriales- en un núcleo urbano con prestancia de villa de importancia secular y reconocimiento tanto por el Cabildo Insular como por el Obispado de la Diócesis.

Hace ochenta años, en 1941, el Lomo Apolinario vivió dos eventos notables que, pese a tener problemas sociales, paro o calles sin asfaltar, lo colocaron una vez más donde merecían el trabajo y la entrega de sus vecinas y vecinos.

Por un lado, el 15 de septiembre de aquel año se celebró la solemne bendición e inauguración del ampliado edificio del Internado de Nuestra Señora de los Ángeles; iniciado en enero de 1939 y culminado en junio de 1941. Su presupuesto ascendió a 232.000 pesetas, y el proyecto había comenzado en 1938 a raíz de la donación por parte de doña Pino Apolinario al Cabildo de “una finca de sus propiedades urbanas, situada en el pago de Las Rehoyas; del término de San Lorenzo” y la decisión cabildicia de “trasladar oficialmente a la finca urbana donada el internado de niñas de Nuestra Señora de los Ángeles”

El ahora Consorcio de Seguridad y Emergencia acogió durante décadas a miles de niñas que debido a distintas situaciones sociales quedaban bajo la custodia del Cabildo y al cuidado de las Hijas de la Caridad.

Y a fines de 1941, el obispo de la Diócesis de Canarias Antonio Pildain y Zapiain decretó, en atención a su decisión de crear nuevas parroquias que en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria atendieran a una ingente población que por entonces ya se trasladaba aquí desde los campos; a la decisiva labor tanto de los Padres Paúles como de las Hijas de la Caridad y al permanente entusiasmo del vecindario de la zona afectada; erigir el 27 de noviembre de 1941 la Parroquia de San Vicente de Paúl, desgajándola del territorio de las parroquias de San Bernardo, San Nicolás y San Lorenzo, con los límites siguientes:

Una línea que partiendo de la Cruz de Piedra baja por el camino del Castillo hasta llegar a la carretera de Las Palmas de Gran Canaria a Agaete sigue por esta, perteneciendo también a la nueva Parroquia las casas de la derecha de la carretera, hasta la casa de la familia de Matos, de esta casa sube por la finca “Cueva Torres” hasta el centro del camino vecinal que va a Schamann en el Lomo del Polvo, continúa por dicho camino y por la carretera general de Las Palmas de Gran Canaria a Agaete, entrando, en las inmediaciones del km 4 de la misma, en el camino vecinal que va al estanque de los Hijos de D. Diego Betancor, entre los chalets de Mister Lawson, continuando por el cauce del Guiniguada hasta la casa de D. Agustín Díaz, por cuya casa pasa la línea hasta encontrarse de nuevo con la Cruz de Piedra”

De ésta surgirían en los años siguientes las de Cristo Rey, en los Tarahales, San Esteban Protomártir en la Paterna y Santa Luisa de Marillac en la urbanización Casablanca 3.

El primer párroco fue el Padre Jerónimo Pascual Puerto.

El 8 de diciembre de 1941, festividad de la Inmaculada Concepción, “con gran brillantez y concurrencia de fieles” tal como lo describiera un cronista se inauguró la nueva parroquia. Por la mañana, se distribuyeron más de 400 comuniones y la “Schola Cantorum” interpretó diversas piezas de música sacra; y a las cuatro y media de la tarde con el templo rebosante de fieles, con asistencia del Presidente del Excmo. Cabildo Insular Antonio Limiñana López, fue bendecido el Santísimo y se leyó el decreto de la creación de la parroquia que fue consagrada a la Virgen Inmaculada.

No quiero terminar sin dejar de manifestar nuevamente mi agradecimiento y mi orgullo por estar aquí, y tener por ello el atrevimiento de cerrar este pregón con dos peticiones.

La primera de ellas se refiere al camino sobre el que se distribuyó este barrio; el camino de mar a cumbre que iniciándose junto al cauce del Guiniguada en la ermita de San Nicolás llegaba hasta los altos de la isla. Ese camino del que ando hace meses empeñado en valorar y en que se valore ya es uno de los más antiguos de Canarias y vertebró durante siglos todo el andar de los grancanarios por estos lares. Por aquí pasaban arrieros bajando el hielo desde los Pozos de las Nieves; peregrinos en busca de santuarios de rezo y salud; milicianos que acudían a la llamada para defender la isla de piratas y corsarios ya fueran ingleses, moros u holandeses; y que vio desde el XVII a inicios del XIX cerca de cincuenta veces bajar y subir a Nuestra Santa Patrona, la Virgen del Pino. Por mil motivos y anhelos; y baste como ejemplo la Bajada del año 1731 cuando lo hizo para rogar que acabase la erupción de los volcanes de Lanzarote, la que vio nacer a Timanfaya, y cuyo rugir dicen las crónicas, que se podía escuchar día y noche desde todos estos lugares. Quiero con esto, pedir que en atención a ello y como un honor para este barrio que lo merece y a la isla entera que diariamente muestra su fervor a Nuestra Señora, se realice por quien el barrio crea oportuno las pertinentes gestiones ante el Excmo. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para que en el Lomo Apolinario haya desde que se pueda, una plaza, una calle, un lugar que bajo el nombre de “Camino de Nuestra Señora del Pino” recuerde tan histórico y patrimonial valor del Lomo Apolinario. Y además, si en algún momento el Obispado decidiese bajar por el motivo que fuere, la Santa Imagen nuevamente a esta ciudad, sea trasladada, al igual que lo ha sido a otros templos, a la Iglesia de San Vicente de Paúl de Lomo Apolinario para que, en muestra de fervor y tradición, reciba la devoción de los que aquí habitan y se recuerde el lugar desde el que, con las salvas del Castillo de San Francisco se daba aviso a la ciudad de que la Virgen del Pino llegaba desde Teror.

Y en segunda y última petición y atrevimiento y ya que el obispo Pildain no pudo asistir a la inauguración de esta parroquia hace ochenta años; cursen petición al obispado para que don José Mazuelos sí lo haga el día de la Inmaculada Concepción del presente año en su 80º aniversario.

Es honor que ennoblece a todos y ustedes merecen.

Y termino por hacer lo que me han encomendado.

Con toda la solemnidad que pueda poner en mis palabras, pregono las Fiestas Tradicionales en honor a San Vicente de Paúl del año 2021 y que sean inicio de bienes y fin de males. Recen por los hermanos de La Palma y por todos los que aún vivimos bajo la amenaza del virus, pero a la vez diviertan cuerpo y alma. que con ello llevarán la mitad del camino andado.



De Teror aquí me asomo

a anunciarles el orgullo

de que en la isla es murmullo

que aquí en lo alto de un lomo

han sabido con aplomo

y con pundonor canario;

en camino y santuario

crear un barrio pujante

cuya fe no hay quien quebrante

y es el Lomo Apolinario”


¡Muchísimas gracias!


José Luis Yánez Rodríguez.

Cronista Oficial de Teror y Pregonero de las Fiestas de San Vicente de Paúl de Lomo Apolinario 2021.



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