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El baile, la música y el teatro regresan a los locales sociales de la ciudad

Tras año y medio cerrados por la pandemia, los centros cívicos retoman poco a poco la actividad | En El Batán, son muchos los colectivos que piden su espacio

Clase de sevillanas en el local social de El Batán

Clase de sevillanas en el local social de El Batán La Provincia

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Clase de sevillanas en el local social de El Batán Christian Afonso

La normalidad va poco a poco recuperando el espacio perdido por la pandemia. Con la mejora de la incidencia del Covid, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha decidido reabrir sus locales sociales y centros cívicos a los que regresa el baile, la música, el teatro y otras muchas actividades para el disfrute de los vecinos, pero también cargadas de solidaridad y lucha. Y es que estos lugares son mucho más que un punto para el recreo, también son encuentro y reivindicación. Por eso, son muchas las personas que los han echado de menos después de más de año y medio sin poder pisarlos.

En el local social de El Batán la actividad ha vuelto a ser frenética, hasta el punto que muchas asociaciones y colectivos no han encontrado hueco para desarrollar sus misiones. El presidente de la asociación de vecinos El Batán-San Roque, Ramón Montesinos, quien coordina esta instalación, reconoce sentirse apesadumbrado por no poder concederles ese espacio a todos los vecinos que se lo piden «porque no tengo hueco ni horarios», pero al mismo tiempo está feliz de que la alegría y la actividad hayan retornado. Actualmente, en este lugar conviven el grupo de teatro Nosotras Las, la asociación cultural Amanecer Canario Rocíero, el grupo folclórico Los Medianeros, un conjunto de cuerda organizado por varios vecinos, la asociación solidaria Felices con Narices y la plataforma de afectados por la hipoteca. 

En el gran salón multiusos del recinto, los acordes de las sevillanas inundaban de alegría cada rincón, mientras las animadas conversaciones se reproducían entre vecinos, muchos de los cuales no se habían visto en todo este tiempo. Con movimientos de manos y taconeo con mucho arte, un nutrido grupo de entre las 70 personas que se encuentran en el grupo de flamenco parecían no haber estado 18 meses sin ensayar. De todas las edades, jóvenes y veteranos disfrutaban de esa sensación que tanto tiempo habían dejado aparcada en un rincón de su cerebro. El movimiento en el local de Felices con Narices también era un no parar, ya que se encontraban organizando todos los productos que, como muestra de solidaridad, han ido dejando vecinos del Batán para ayudar a La Palma y de cara a la campaña de Navidad. 

Pepa, María José e Ita son tres de las más veteranas del grupo de sevillanas, y hacía muchos meses que no podían dar rienda suelta a su pasión. «Es una gran alegría empezar de nuevo, porque se echa mucho en falta», comenta Pepa, mientras a su lado María José replica que ir a los ensayos «ayuda a olvidarse de los problemas». Y es que este grupo, en el que hay unos 70 integrantes, es como una gran familia, tal y como destaca Ita, quien lo define de una manera muy entrañable: «Significa compañerismo, es una convivencia constante, más que dar una clase». La directora de la asociación cultural, Emilia Atencia, explica que realizan una «importante» labor social desde hace casi dos décadas, cohesionando el entorno en el que se encuentran y aportando con iniciativas solidarias como recogidas de comida y juguetes para Cáritas o yendo a centros de mayores con sus espectáculos de baile.

Para mucha gente supone un reencuentro con sus vecinos tras muchos meses de ausencia

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Por su parte, Reina Luces, directora del grupo de teatro Nosotras Las, y otra de las cinco integrantes, Sariló Quintana, aseguran que, además de las ganas por volver a reunirse para subirse de nuevo a las tablas, la ilusión radica sobre todo por los nuevos proyectos que quieren emprender y que la pandemia dejó a medias. La misión de este conjunto teatral es exteriorizar los malestares del género femenino y que las mujeres puedan identificarse con las historias que llevan a escena, como la menopausia, el maltrato de género o cómo se enfrentan al envejecimiento, entre otros muchos temas. La mayoría de veces con un toque ácido y cómico que busca concienciar teniendo a las propias mujeres como protagonistas. Reina Luces, además, indica que, si a día de hoy ensayan en el local social de El Batán es porque es de los pocos que han encontrado adaptado a personas con movilidad reducida, puesto que una de sus integrantes va en silla de ruedas y pone el énfasis sobre esta realidad en los centros cívicos de la ciudad.

El concejal de Participación Ciudadana capitalino, Prisco Navarro, señaló que, hasta la semana pasada, se habían autorizado alrededor de medio centenar de actividades en los centros cívicos y locales sociales de la ciudad desde que se autorizara su reapertura el lunes anterior. Igualmente, explicó que entre sus tareas también está la de «fomentar que las asociaciones se dinamicen, tengan vida» y animarles a que vayan retomando las actividades que desarrollaban antes de que la pandemia trastocara sus vidas. En ese sentido, anunció que esta semana mantendría un encuentro con colectivos vecinales de San Juan. 

Los recintos se ponen a disposición de la sociedad para su uso previa solicitud y autorización por el distrito correspondiente, cumpliendo con las medidas sanitarias pertinentes para ello.

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