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La comunidad anglicana solicita ayuda para mantener el cementerio inglés

El recinto, que es Bien de Interés Cultural desde 2010, se encuentra seriamente afectado en sus fachadas, con desconchones y falta de pintura

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Cementerio de los ingleses José Carlos Guerra

El cementerio de los ingleses es uno de los pocos ejemplos físicos del legado británico en Las Palmas de Gran Canaria. Un inmueble que data de 1834 y que fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 2010 en la categoría de monumento por ese valor arquitectónico, histórico y cultural que ostenta. Pero en la actualidad, este inmueble se encuentra afectado por la falta de mantenimiento, al menos en lo que se ve de puertas para afuera, ya que el aspecto de su fachada principal luce descuidada y con importantes afectaciones que pueden poner en peligro la propia estructura, con desconchones de gran tamaño en los muros exteriores. La iglesia anglicana de la capital, propietaria del camposanto, admitió no poder hacerse cargo de su conservación porque le faltan medios, por lo que ya ha solicitado a las instituciones públicas ayudas para el cuidado, tanto de este edificio como del que alberga la propia congregación.

Desde la propia comunidad anglicana en la capital, que cuenta apenas con una veintena de miembros, reconocieron que tienen conocimiento sobre el estado en el que se encuentran esos muros y que se ha encargado un estudio pormenorizado sobre la situación en la que se encuentra tanto el exterior como el interior del recinto para tener una base de la que partir a la hora de dedicarle recursos a su remozamiento. En palabras de Betty Burgess, miembro de la iglesia anglicana en la ciudad, se encuentran en una "fase previa" en su contacto directo con las instituciones para poder obtener ayudas de cara a la conservación "dentro de lo que sea posible".

El cada vez menor tamaño de la congregación, adujo Burgess, hace que no tengan tantos ingresos como son necesarios para mantener tanto la iglesia anglicana como el cementerio de los ingleses, escondido en pleno barrio de San José y con una impronta de calado en el devenir de la capital desde que fuera erigido en torno a 1834. En su interior descansan los restos de unas 170 personas de origen británico, entre las que se encuentran los apellidos más ilustres de la comunidad angloparlante vinculada al Puerto de La Luz, como los Miller, los Swanston o los Fischer. Y es que, en aquella época, la iglesia católica no permitía enterrar dentro de los camposantos católicos a quienes profesaban otra fe, por lo que muchas familias inglesas tuvieron que dar sepultura a sus difuntos extramuros de estos recintos, o directamente quemarlos y esparcirlos al mar. Hasta que se erigió la necrópolis en el barrio de San José, que se encontraba en el extrarradio de la capital, extramuros del núcleo principal.

"Toda esa clase comerciante británica tan pujante que hubo en esta ciudad ya desapareció hace mucho y ahora somos muy poca gente y tenemos muy pocos medios para mantener algo tan importante para la comunidad canaria, el legado de los ingleses en la Isla, básicamente", lamentó Burgess, quien destacó que el cementerio de los ingleses es, junto con la capilla anglicana o Holy Trinity Church (Iglesia de la Santa Trinidad), "uno de los últimos patrimonios físicos" que muestran esa vinculación entre Gran Canaria y el Reino Unido. No en vano, el puerto de La Luz fue un importante punto de escala para el avituallamiento de los navíos de la Union Jack en su periplo hacia las colonias africanas una vez se realizó el reparto del continente a mediados del siglo XIX por las potencias europeas.

El cementerio inglés es, además, un BIC desde el año 2010, cuando el Gobierno de Canario decretó concederle la especial protección como monumento a petición del Cabildo insular, lo que justifica más si cabe, según la comunidad anglicana, una actuación que le dé lustre y valor y consiga tapar los desperfectos en los muros exteriores del inmueble, pero que son más acusados en el de la fachada principal, con una gran superficie a la que se le ha caído la pintura dejando ver la piedra con la que se construyó el recinto antiguo en el lado noreste y el ladrillo en el caso de las sucesivas ampliaciones. Una situación que les deja "muy preocupados" por lo que pudiera pasar, en el peor de los casos perder ese incalculable legado cultural y patrimonial. Y es que esta es la institución más antigua de la colonia británica en el Archipiélago.

Pese a ser conscientes de esa importancia y a tener el convencimiento de la necesidad de ejecutar esos trabajos, Burgess señaló que se encuentran "en una situación un poco complicada" económicamente hablando, por lo que se antoja como única solución el compromiso institucional para llevar a cabo las actuaciones que requiere la necrópolis y evitar su abandono. Una dejación por parte de las administraciones que, según otros miembros de la comunidad consultados por este periódico, "viene de lejos", y que espera ser corregido con una mayor sensibilidad respecto a las peticiones que se les ha hecho en los últimos meses.

Un camposanto con historia


Nacimiento: se erigió en 1834

  • El cementerio inglés comenzó a erigirse en 1834. Los promotores fueron Samuel Bishop, James y Frederick Manly, Robert Warrand y Clarence Houghton, George y James Swanston, Thomas Miller, Alexander Cochran, James Wood y George Anstice (vicecónsul británico).

Coste compartido: 100 libras esterlinas

  • El Gobierno británico se comprometió a invertir 50 libras en la construcción, siempre y cuando la comunidad sufragara la otra mitad del coste.

Enterramientos: el primero, en 1835

  • Los primeros enterramientos se realizaron en el año 1835, concretamente el del marinero G. Willians (4 de diciembre) y el de Mary, la esposa de James Swanston (25 de diciembre).

Declarado BIC: en 2010

  • El Gobierno de Canarias le declara Bien de Interés Cultural en 2010 a petición del Cabildo.


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