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El papa Francisco bendice a los que sufren los estragos del volcán palmero

El nuncio apostólico Bernardito Auza preside la apertura del Sínodo 2021 en Santa Ana

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Apertura fase Diocesana del Sínodo de los Obispos Juan Carlos Castro

El papa Francisco, a través del nuncio apostólico Bernardito Auza, envía «su bendición, cercanía y solidaridad a todos aquellos que han sido golpeados por la erupción en La Palma, y en especial a los que se han visto obligados a dejar sus casas, así como a todas aquellas personas que trabajan en su socorro».

Auza afirma, que ese sufrimiento «obliga a vivir en comunidad», unas declaraciones que ofrecía ayer en la catedral de Santa Ana con motivo de la apertura del Sínodo 2021-2023, que bajo el lema Por una Iglesia sinodal, comunión, participación, misión, abre un largo proceso de reflexión, por iniciativa de Francisco, en el que participarán por primera vez «todos los bautizados», para perfilar la Iglesia del tercer milenio.

«El sufrimiento obliga a vivir en comunidad», afirma el representante

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Para institucionalizar esta apertura, que arrancaba el pasado fin de semana del 9 y 10 de octubre en Roma, presidida por el papa, todas las parroquias del país celebraban ayer domingo el inicio de un itinerario que obliga a la comunidad cristiana a interrogarse «cual es el camino que Dios espera» de todos los fieles.

El acto comenzaba a las 18.00 horas de ayer con la presentación de la fase diocesana, en la que intervenía Francisco López, responsable de Enseñanza de la Diócesis, ante la presencia, entre otras autoridades eclesiásticas, del obispo José Mazuelos.

López explicaba ante los feligreses que el proceso implica, «refundar el camino de la vida cristiana», y asumía personalmente el reto de «animar y acompañar» en las primeras fases del sínodo. Así en este mes de octubre se inicia una fase de concienciación con la apertura de tres espacios de consulta de los diferentes grupos sinodales en los meses de noviembre, diciembre y enero, para culminar con una primera asamblea en cada arciprestazgo. En marzo tendrá lugar la asamblea diocesana, «para recoger los frutos del Espíritu Santo en esta experiencia de caminar juntos», por lo que invitaba a todos los fieles a acoger «con entusiasmo este itinerario».

López añade que se trata de «un acontecimiento histórico y singular, ya que una antes había ocurrido algo así», explicando que en el Concilio Vaticano II se convocaba a los obispos y a las más altas autoridades religiosas, y que sin embargo en esta ocasión el proceso implica «a todos los cristianos que, como pequeños afluentes, desembocarán en un gran río».

Ese ‘gran río’ se materializará una vez finalizada la llamada ‘fase continental’ -entre los meses de septiembre de 2022 y marzo de 2023- que implicará la redacción de un documento final que será enviado a la Secretaría General del Sínodo para, en octubre de 2023, dar contenido al Sínodo de los Obispos.

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