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Un empresario italiano proyecta un hotel en un caserón del barrio de Triana

El edificio, construido en 1904 en la calle General Bravo, albergará 10 habitaciones

Proyecto de hotel boutique en la zona Triana. Andrés Cruz

Un empresario italiano proyecta un hotel boutique en un caserón del barrio de Triana. Estará situado en el número 22 de la calle General Bravo, frente al Conservatorio Superior de Música de Canarias, en un inmueble de tres plantas que fue construido por el arquitecto Fernando Navarro en 1904. Con 10 habitaciones, sigue la línea de los pequeños establecimientos turísticos que han abierto en los últimos años en los barrios de Triana y Vegueta de Las Palmas de Gran Canaria.

La creación de este hotel emblemático permitirá rehabilitar un edificio centenario que está incluido dentro del Catálogo de Arquitectónico del Plan Especial de Protección (PEP) de Vegueta y Triana con un grado de protección ambiental, de tal manera que además de la fachada hacia General Bravo se deben respetar una serie de elementos en la tipología que conforma el inmueble. El arquitecto Ramón Checa [uno de los autores de la pasarela Onda Atlántica] y su equipo han sido los encargados de elaborar el proyecto. El hotel tendrá diez habitaciones -unas con y otras sin terraza propia-, además de una cafetería en la entrada y una azotea transitable; en total, cuenta con una superficie de casi 600 metros cuadrados.

Según explica Marco Sparicio, analista inversor de Canarie Consulting, empresa radicada en la capital grancanaria y especializada en asesorar a entidades de origen italiano, la amplia terraza, de más de 200 metros cuadrados, será uno de los «valores añadidos» del establecimiento. La azotea albergará una piscina, una zona de solarium y un pequeño bar al que, previsiblemente, podrá acceder el público de la calle.

«En un principio, este empresario compró el edificio para establecer allí su casa en Canarias», explica Sparicio. Pero la pandemia hizo de las suyas y obligó a cambiar todos los planes. «Había que sacarle rentabilidad a un inmueble que estaba cerrado y pensamos que era adecuado convertirlo en hotel boutique», apunta.

La apertura de hoteles en Triana y Vegueta permite recuperar edificios abandonados

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El hecho de que en la zona hayan abierto recientemente o estén ya proyectados varios establecimientos de este tipo alentó a optar por una opción que ha permitido recuperar inmuebles históricos que hasta ahora se encontraban vacíos y, en algunos casos, muy deteriorados. Según el catálogo de este protección este inmueble de General Bravo se encuentra en un estado de conservación «regular»; destaca por su alzado simétrico propio de la arquitectura academicista, además de por el balcón de hierro forjado de la segunda planta, los huecos -ventanas- enmarcados en cemento, mismo material de la cornisa.

Aunque si por algo destaca este inmueble es por los azulejos biselados que recubren buena parte de la fachada. Y es que se trata de un material y de un tipo de decoración poco habitual en las casonas de la capital grancanaria. Por otro lado, Sparicio señala que están valorando qué elementos decorativos en yeso del interior de la vivienda preservar a modo de «valor añadido» al aportar mayor solera al futuro establecimiento.

Este proyecto permitirá rehabilitar un caserón que llevaba años cerrado. La actividad turística creciente en Triana y Vegueta ha ido en esta misma línea. De hecho, solo en el último año han abierto dos hoteles, Cordial Peregrina y Cordial Malteses, en antiguas mansiones que estaban sin uso y con un alto valor arquitectónico.

Sparicio, analista, indica que la presencia de empresarios italianos interesados en invertir en la Isla más allá del sector de la hostelería es cada vez más habitual. La entidad para la que trabaja, Canarie Consulting, asesora a un centenar de empresas del país mediterráneo asentadas en el Archipiélago, las cuales están centradas en el comercio electrónico o se trata de nómadas digitales, explica. De hecho, el empresario que ha comprado el número 22 de General Bravo se dedica en Italia a la distribución de material médico y de la construcción, precisa.

Según datos del INE, en 2020 había en Canarias 51.342 personas de nacionalidad italiana, con un incremento del 80% en la última década -en 2010 eran 28.467-. De tal manera que se han colocado a la cabeza como comunidad de migrantes y, al mismo tiempo, ha crecido su poder inversor.

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