La Liga Nacional de Graffiti ha dejado su impronta en La Minilla este fin de semana. Un mural de 45 metros de largo con las caras de Compay Segundo, Galdós o las letras de Rude o Hide 2 decora la calle Concejal García Feo gracias a un encuentro con artistas debutantes y veteranos del espray.
Irene Morales, bote de espray en mano, da un retoque a lo que será uno de los pétalos de flor de su creación. Esta joven, recién graduada en Bellas Artes, está iniciándose en el mundo del grafiti y la creación de murales y estos días ha tenido la oportunidad de mostrar su creatividad en su barrio de toda la vida, La Minilla. Morales ha participado este puente festivo como invitada -sin concursar- en la cuarta fase de la Liga Nacional de Graffiti, un encuentro que ha congregado en Las Palmas de Gran Canaria a artistas urbanos procedentes de distintos puntos de la geografía española. Sabia nueva junto a veteranos del mundillo como Rubén Hernández, más conocido como Rudi, quien lleva con el espray en la mano desde hace casi 30 años.
Los participantes en la Liga Nacional de Graffiti -además de dos invitados canarios, Fabricio Vittorini e Irene Morales- han transformado estos días el muro de la calle Concejal García Feo situado justo enfrente del IES La Minilla. Las caras del cantante cubano Compay Segundo o del escritor Benito Pérez Galdós embellecen ahora el barrio. «Felicitaciones», repetían una y otra vez los vecinos en su paseo matutino de lunes al pasar por delante de los pocos artistas del espray que todavía permanecían allí dando los últimos retoques a sus creaciones.
«Esta es una buena oportunidad para demostrar y que vean que lo que hacemos es arte, que no somos unos vándalos», apunta Fabricio Vittorini, invitado al evento. Lleva en esto del graffiti desde el año 2000, «fui el primero en pintar con un espray aquí en Canarias», asegura orgulloso; de hecho es el autor de los murales de animales marinos que adornan el tramo final del paseo de Las Canteras en La Cícer, aunque con el paso del tiempo se ha especializado en el retrato. «Pinto a mis colegas, a gente que me representa, a la gente de los barrios», señala; de hecho, su última obra fue «un homenaje» a un chico recién fallecido de Jinámar. Es fiel al estilo callejero, a la faceta más urbana y a los comienzos de un arte con origen en el mundo del hip hop.
El artista urbano Fabricio Vittorini reclama que habiliten más muros para grafitis
Vittorini clama al Ayuntamiento para que habiliten más muros con el objetivo de embellecer la ciudad e impulsar esta disciplina, «queremos que nos dejen expresarnos y que cese la persecución al grafitero profesional», añade. Por el momento, estos días ha dejado su impronta en La Minilla en forma de retrato. Este artista urbano de origen italiano inmortalizó a Rubén Hernández, Rudi, uno de los pioneros de este mundo en España. «Vine sin una idea concreta», explica, « entonces lo vi a él, le pregunté si lo habían pintado alguna vez, dijo que no, le saqué una foto y aquí estoy dando los últimos retoques», añade espray en mano, contorneando los ojos del mural del extremeño.
Rudi, con casi 30 años de experiencia a sus espaldas como grafitero, sí formaba parte del grupo de participantes de la Liga Nacional de Graffiti; de hecho acabó hace unas semanas en Huelva como tercer clasificado, explica, y espera ahora pasar a la siguiente fase en Madrid. Este extremeño comenzó con sus primeros pinitos en una época en la que no existían los tutoriales de Youtube, ni talleres para aprender esta disciplina; ni siquiera la cultura hip hop había desembarcado con fuerza en España; «aprendí viendo películas, programas de la tele», fue todo autodidacta. Y así hasta convertirse en uno de los más reconocidos de Europa con obras en distintos países. «Ahora me toca viajar a Andorra», apunta.
En este tiempo Rudi ha cultivado un estilo personal con las letras como modalidad preferida. Y es que en su grafiti de La Minilla, situado justo a la izquierda del retrato que le ha realizado Vittorini, ha plasmado su nombre artístico de manera camuflada como si las letras salieran de su propia boca. «Son formas varias y es algo más figurativo», reseña, «al final es todo improvisación, cuando empecé por esta esquina me preguntaron como quedaría, pero todavía no tenía ni idea».
«Improviso mucho, cuando empecé por una esquina no sabía como terminaría», explica Rudi
Del más veterano a la más joven. Irene Morales no participó en la Liga Nacional, pero sí acudió como invitada al ser este su barrio de toda la vida. «No he hecho mucho grafiti», reconoce, pero aún así desde marzo, poco antes de graduarse en Bellas Artes, ya ha participado en varias obras, como en la restauración del mural feminista vandalizado en Madrid a principios de año y en la réplica de este mismo trabajo en Tenerife, donde ha estudiado.
En La Minilla ha optado por plasmar con los espráis un cuadro que pintó hace unos años a óleo y acrílico y que supone «una simbiosis entre la naturaleza y el cuerpo humano», resalta, donde una cara de mujer está rodeada de pétalos de flores y vegetación en una paleta amplia de colores. «No tenía un diseño específico», indica, pero el lugar y las condiciones del muro le inspiraron; dos factores que son fundamentales a la hora de lanzar la creatividad en un entorno urbano.
El evento en La Minilla reconoció el domingo con un primer premio el mural de Nesui por su retrato del cantante Compay Segundo, referente del punto cubano; el segundo puesto fue para las letras ejecutadas por Hide 2; y, por último, el grafiti de una chica con un canario en el hombro, del artista DankLabara. El concurso contó con la colaboración de la consejería de Cultura del Cabildo y la concejalía de distrito Ciudad Alta.
A estas composiciones hay que añadir otras, desde una calavera con los huesos cruzados cual piratas, a la composición de colores y personajes de videojuegos del artista Makarron, sin olvidar el vanguardista pez que sale de la capucha de un pulover de Nalnj69. Entre veteranos y principiantes, estos artistas urbanos han logrado embellecer el barrio y llevarse el agradecimiento de los vecinos.
