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BARRIOS

La falta de ascensores y rampas aisla a los vecinos de Las Chumberas

El primer diagnóstico del barrio detecta la falta de accesibilidad y de espacios de encuentro

Las Chumberas, entre escaleras y pendientes José Carlos Guerra

Construido en pendiente a lo largo de varias terrazas, en la década de los sesenta del siglo pasado, Las Chumberas está repleto de escaleras y barreras arquitectónicas que dificultan la movilidad y provocan el aislamiento de muchos vecinos y vecinas, algo especialmente preocupante en un barrio en el que el 19% de la población es mayor de 64 años.

La falta de accesibilidad tanto en los espacios públicos como en el interior de los bloques de viviendas -que carecen de ascensor- constituye uno de los principales problemas, junto con el abandono generalizado de la zona, detectados en el diagnóstico social y urbano encargado por el Ayuntamiento de la capital grancanaria en Las Chumberas.

    El objetivo del estudio se ha centrado en evaluar las debilidades y fortalezas del barrio situado en el área del Barranquillo de Don Zoilo entre Schamann y Escaleritas, con el objetivo de llevar a cabo una regeneración urbana y social de un espacio en el que hace más de 40 años que no se ha llevado a cabo una inversión importante, lo que ha provocado la degradación del entorno y el aislamiento de sus residentes más envejecidos.

Las Chumberas figura en el catálogo de 2011 de barrios vulnerables del Ministerio de Fomento, seguramente por el alto porcentaje de mayores de 64 años, que sufren especialmente, aunque no son los únicos, las barreras que les complican la movilidad en el espacio público y a la hora de acceder a sus viviendas.

En el Diagnóstico Compartido Las Chumberas, realizado por la Agencia de Cooperación Vecinal Welcome to San Borondón en colaboración con Farapi Koop, ha sido básica la participación de los vecinos y agentes sociales del barrio, que son los que han apuntado las carencias y también las cosas buenas.

Así lo destaca la arquitecta y experta en gobernanza y participación ciudadana, Eneritz Hernández Vargas.

La antigüedad de los bloques de viviendas, en su mayoría de promoción pública, se refleja en el deterioro de las instalaciones eléctricas, de agua y las zonas comunes de los edificios, así como en sus fachadas y cubiertas, aunque la estructura está en buen estado. «Las viviendas en general están bien. El problema es la accesibilidad», aclara.

Los residentes se quejan de la ausencia de inversión en la zona

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La falta de espacios de encuentro y la ausencia de civismo de algunos vecinos, que no recogen los excrementos de los perros o dejan otras basuras tiradas, junto con la abundancia de colonias de gatos son otros de los problemas de los que se queja el vecindario. Las conclusiones señalan que existe “un sentimiento general de la población que hace referencia al abandono, falta de inversión y dejadez por parte de las administraciones públicas”, que no resuelven los problemas estructurales del barrio.

Entre las acciones que se plantean en el estudio figura la necesidad de poner en marcha un plan de gestión social y de obras que se complementen entre sí y que cuenten con el seguimiento de los vecinos.

El insuficiente mantenimiento de los espacios verdes, en lo que se refiere al riego, la poda y la limpieza, provoca otra queja generalizada. Advierten del peligro de derrumbe de los muros y los cierre perimetrales de los jardines. La acumulación de basuras y escombros también genera malestar, así como el cierre del ascensor del barranquillo de Don Zoilo, que lleva meses fuera de servicio.

El abandono en el que ha vivido el barrio se refleja en el hecho de que el Ayuntamiento recepcionó en 2016 los espacios públicos entre edificios, a excepción del área situada entre la iglesia redonda y la calle Alvarado y Saz. Desde ese año, las mejoras en el parque de Chona Madera han sido de las pocas actuaciones que se han llevado a cabo, junto a una serie de obras de accesibilidad en 2018.

Hernández Vargas, destaca que el diagnóstico  se realizó a partir de “múltiples encuentros individuales con los vecinos” y de “bitácoras realizadas por adultos y también por niños y niñas”. En conjunto, han participado alrededor de 120 personas de todas las edades.

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Barrio de Las Chumberas José Carlos Guerra

Muchos espacios verdes, pero abandonados

 Entre las potencialidades del barrio, subraya la profusión de espacios públicos con bastante vegetación, aunque su degradación ha provocado que los vecinos dejen de hacer vida en ellos. «Hay pocos barrios en Ciudad Alta con tanto espacios verdes y plazas interiores. No hay parques cerrados con vallas y tiene una trama urbana muy agradable con muchos espacios interiores”, resalta. Otra fortaleza, añade, es la red solidaria que se ha creado para echar a una mano a los vecinos que lo necesitan.

Una burbujita

Mercedes Sanz, concejala de Coordinación Territorial, reconoce que la zona requiere una actuación integral a largo plazo. «La intención es ir haciendo mejoras poco a poco”, entre ellas la instalación de un local social y la búsqueda de subvenciones para instalar ascensores en las casas y eliminar barreras en las calles. Asu juicio, «hay que hacer una actuación transversal, en la que tienen que entrar todas las áreas, por ejemplo Salud Pública en la concienciación para acabar con las cacas de perros».

El objetivo final, indica, «es hacerla la vida más cómoda a la gente. Consideramos que era importante empezar a contactar con los vecinos y vecinas para que nos dijeran sus necesidades y también las fortalezas”.

Según Hernández Vargas los diagnósticos participados posibilitan “invertir recursos de una manera más sostenible, tanto en el ámbito social, como en el urbano y un poco también en el económico. Es una oportunidad de avanzar hacia una ciudad un poco mejor y más resiliente, justa, sostenible e igualitaria”.

 A su juicio el diagnóstico se ha llevado a cabo desde un planteamiento interdisciplinar. “No se puede regenerar un barrio si sólo se atiende el aspecto urbano y dejamos el aspecto social fuera o viceversa. De ahí la importancia del trabajo conjunto de políticos, técnicos, personal sanitario y vecinos y vecinas» para su rehabilitación.

«Se trata de un barrio tranquilo, sin problemas de droga y delincuencia. Las Chumberas es una burbujita dentro de la ciudad, un barrio muy verde con mucho espacio libre.Es un espacio muy rico”, resaltan Rayco Romero y Tony Hernández, arquitecto y diseñador y comunicador, respectivamente.

El barrio pierde población



Población

3.993

La población ha experimentado un descenso paulatino en los últimos diez años, pasando de 4.718 habitantes en 2010 a los 3.993 que viven en Las Chumberas en la actualidad. La mayor parte de su población son mujeres.


Envejecimiento

19%

El 18,6% de los habitantes de Las Chumberas tiene más de 64 años. El 17,6% es menor de 20 años y el 63,8% tiene edades comprendidas entre los 20 y los 64 años. El barrio tiene un 8,3% de población migrante, en su mayoría procedente de Colombia, Ecuador y Argentina.


Viviendas

1.795

Las Chumberas tiene 1.795 viviendas, de las cuales unas 215 están vacías, lo que representa un 12% del total. El principal problema de las casas es la falta de ascensores


Renta familiar

22.500 euros

La medida de la renta familiar en el barrio es de 22.500 euros, según el Observatorio Socioeconómico Urbano de 2020, una cifra que lo sitúa en el séptimo puesto de barrios con menos ingresos.

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