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ANÁLISIS

Tamaraceite, la cuna del movimiento vecinal

Los impulsores del asociacionismo en Tamaraceite reivindicaban un barrio con condiciones dignas | Con su labor se convertieron en un referente nacional

La cuna del movimiento vecinal | LP/DLP

Es a mediados de los años 70 cuando los vecinos del distrito se tuvieron que unir para reivindicar ante el Consistorio las necesidades que tenían. Surgen primero las asociaciones de cabezas de familia, que fueron el comienzo de la solución de los muchísimos problemas que tenían los barrios de la periferia de la ciudad y empieza una vida social importante. Más tarde, se comienzan a transformar en asociaciones de vecinos y fruto de ello surge la primera Federación de Asociaciones de España, la Federación de Asociaciones Las Medianías. Pepe Lezcano fue el primer presidente en esa década de los 70 de manera transitoria en que se plantó la semilla de las asociaciones en nuestro Distrito -entonces se llamaba de San Lorenzo- llegando a conseguir que se creara la primera agrupación de asociaciones de España, que fue aprobada en Madrid el día 1 de marzo de 1976 con el nombre de Agrupación de Asociaciones del Distrito de San Lorenzo y que luego más tarde se erigió en Federación.

Uno de los primeros fundadores del movimiento vecinal en Tamaraceite me contaba hace años, para la edición del libro Tamaraceite. Recordar es volver a vivir, que cuando llegó a su barrio no había agua ni luz, ni alcantarillado, las calles estaban sin asfaltar y apenas caían tres gotas se convertían en un barrizal. La electricidad se obtenía con motores y la televisión se veía con batería. Esto es solo un ejemplo de las múltiples dificultades que consolidaron un movimiento vecinal importante que contó desde sus comienzos con el apoyo incondicional de otro de sus vecinos, don Luis C. García Correa, siendo concejal del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. A él se le unieron rápidamente Pepe Julio Cabrera, Pepe Esteban y Mercedes Montesdeoca por Tenoya, Vicente Acosta por La Suerte, Santos López por San Lorenzo , Pepe Castellano por Piletas, Domingo Pulido, Ezequiel y Chano por La Galera, Pantaleón por Tamaraceite... y tantos otros que comenzaron a gestar lo que llegó a ser un referente del asociacionismo a nivel nacional.

Uno de los primeros fundadores del movimiento vecinal en Tamaraceite me contaba hace años, para la edición del libro Tamaraceite. Recordar es volver a vivir, que cuando llegó a su barrio no había agua ni luz, ni alcantarillado, las calles estaban sin asfaltar y apenas caían tres gotas se convertían en un barrizal. La electricidad se obtenía con motores y la televisión se veía con batería. Esto es solo un ejemplo de las múltiples dificultades que consolidaron un movimiento vecinal importante que contó desde sus comienzos con el apoyo incondicional de otro de sus vecinos, don Luis C. García Correa, siendo concejal del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. A él se le unieron rápidamente Pepe Julio Cabrera, Pepe Esteban y Mercedes Montesdeoca por Tenoya, Vicente Acosta por La Suerte, Santos López por San Lorenzo , Pepe Castellano por Piletas, Domingo Pulido, Ezequiel y Chano por La Galera, Pantaleón por Tamaraceite... y tantos otros que comenzaron a gestar lo que llegó a ser un referente del asociacionismo a nivel nacional.

La cuna del movimiento vecinal

Ya desde dos años antes, en 1974, un grupo de personas con inquietudes en cada uno de nuestros barrios se fueron apiñando en lo que hoy es el Campo de Fútbol de Piletas y un día se oyó el grito de guerra: «Los barrios unidos jamás serían vencidos».

Don Luis Cristóbal García Correa, desde el Ayuntamiento, se erigió en el impulsor de este movimiento vecinal y fue poco a poco contagiando a los vecinos con inquietudes por el trabajo comunitario.

En 1974, un grupo de personas con inquietudes se apiñaron en Piletas y un día se oyó el grito: «Los barrios unidos jamás serán vencidos».

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El gran trabajo que realizó don Luis y su implicación en los problemas de los barrios le llevaron en un determinado momento a temer por su salud, por lo que tuvo que apartarse de su puesto como concejal del Ayuntamiento y delegado de nuestro Distrito, pero ya aquella semilla que él había plantado creció y comenzaba a dar sus frutos. Las asociaciones pidieron entonces al alcalde que ante la ausencia de don Luis, este fuera sustituido en el Distrito por don Nicolás Socorro Soto y éste les decía: «Yo solo soy la herramienta, pero ustedes tienen que usarla». Así es como comenzó por Tamaraceite la democracia, como dicen algunos de estos primeros fundadores del movimiento vecinal, donde cada semana o cada quince días las asociaciones se reunían para llevar al concejal delegado lo que pensaban que era lo prioritario en aquel momento y acudiendo siempre a lo que con más urgencia necesitaban. Muchas de las asociaciones renunciaban a sus necesidades para que se atendieran otras con más urgencia.

En ese mismo año 1974 se fundaron varias asociaciones de vecinos en el distrito. Una de ellas fue la Asociación de Vecinos San Andrés. Vicente Acosta Rodríguez (Q.E.P.D.) fue su primer presidente, labor a la que le dedicó más de treinta años de su vida, empleando muchas horas de lucha por la prosperidad de este núcleo capitalino.

La cuna del movimiento vecinal

A principios de los años 90, gracias al gran esfuerzo y colaboración de los vecinos, se compró el solar en el que más tarde se edificó la actual sede de la Asociación de Vecinos San Andrés. El dinero para su construcción salió de las múltiples rifas y sorteos que se realizaron para tal fin, así como de la venta de un solar propiedad de la Asociación de Vecinos.

Al carecer de iglesia, la misa se celebraba en la calle San Clemente y un vecino donó una imagen de la Virgen del Carmen, que pronto se aceptó como patrona del barrio. Años más tarde, debido a que la comunidad claretiana se hizo cargo de la celebración de la misa, ayudando así al párroco de Tamaraceite a que en todos los barrios pudiera celebrarse una misa los fines de semana, por medio del padre claretiano don José Antonio Anajo Vidales y la Asociación de Vecinos,se trajo una talla de San Antonio María Claret, que es el actual copatrono de Las Suertes. Durante su mandato y con la inauguración del local social, la Asociación de Vecinos cedió a la parroquia uno de sus salones para que sirviera de capilla y poder así celebrar la misa en el barrio en un lugar más acogedor y con mejores condiciones que el anterior.

El ejemplo del barrio de La Suerte o Las Suertes no es más que uno de los muchos ejemplos del trabajo de estos hombres y mujeres de bien que debe ser reconocido por nuestra ciudad. Nombres como Vicente Acosta, Pepe Lezcano, Pepe Julio Cabrera, Pepe Esteban, Mercedes Montesdeoca, Vicente Acosta, Santos López, Pepe Castellano, Domingo Pulido, Carmelo Afonso, Ezequiel, Chano, Pantaleón, y tantos otros que no deben quedar en el olvido y, al menos, en nuestro callejero debería constar el nombre de ellos en sus calles. Porque lo que somos y lo que tenemos se lo debemos en buena parte al movimiento asociativo de Tamaraceite, aunque ahora ya no sea ni la sombra de lo que fue, porque ni las circunstancias son las mismas ni la sociedad.

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