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El milenario arte de las alfombras orientales abandona Las Palmas de Gran Canaria

El Palacio Persa de León y Castillo cierra tras 45 años de presencia en la capital | "Los tapices son arte", defiende su propietario, Farzad Taheri

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Cierra el Palacio Persa tras 45 años en Las Palmas de Gran Canaria Juan Castro

El Palacio Persa lleva 45 años llevando alfombras orientales a las viviendas capitalinas, un verdadero arte milenario oriental que no deja indiferente a nadie. Ahora, echa el cierre para siempre.

Entrar al Palacio Persa es entrar en un mundo paralelo en pleno centro de Las Palmas de Gran Canaria. Sus alfombras orientales, procedentes de Irán, Paquistán, Turquía y otros muchos países que estuvieron bajo la influencia del imperio persa, han decorado miles de casas de la capital grancanaria, e incluso han llegado a vestir alguna sala del antiguo Hotel Santa Catalina antes de su renovación actual. Este milenario trabajo -los primeros tapices datan del siglo V antes de Cristo- va mucho más allá de servir como ornamento: es auténtico arte, el trabajo concienzudo de artesanos que han consagrado su vida a su elaboración, y que crean productos únicos y de una calidad de la que pueden presumir muy pocos productos de este tipo. Hace 45 años que este establecimiento abrió sus puertas en León y Castillo, convirtiéndose en referente de la ciudad, y ahora echa el cierre con descuentos muy potentes en todos los productos que tiene en stock y que seguirán llenando de color las habitaciones capitalinas, insulares y de parte del extranjero.

Los vivos colores de las decenas de alfombras del Palacio Persa son el elemento más llamativo que puede encontrarse un cliente que entre al establecimiento. Tras cuatro décadas y media de llevar un trocito de esa cultura oriental a los hogares palmenses, el propietario y fundador de la tienda, Farzad Taheri, tiene claro que la acogida ha sido "muy positiva" en toda esta trayectoria, al tiempo que destaca de la ciudad su carácter abierto y su cosmopolitismo, gracias en gran parte a la importante labor del Puerto como puerta de entrada a productos, actividades e influencias del resto del mundo. Sus moquetas han adquirido gran fama, sobre todo porque no hay muchas más opciones de poder tener una auténtica alfombra oriental en la Isla, pero también por la calidad que tienen y su larga duración, que hacen que sean heredadas de padres a hijos. Características ambas propias de este milenario arte.

Farzad Taheri llegó a Canarias con apenas nueve años, después de que sus padres decidieran emigrar desde su Irán natal, y en 1975 decide abrir el Palacio Persa. "En la antigua Persia, las alfombras eran parte importante del mobiliario, estábamos acostumbrados a ello y conocemos este arte milenario. De hecho, cuando los jóvenes piensan en contraer matrimonio, lo primero que suelen poner en su ajuar es la alfombra", explica con una gran sonrisa en la cara. Y es que estos elementos decorativos, más allá de servir como ornamento, son también los detalles que convierten una vivienda en un auténtico hogar. Tan grande es el simbolismo que tienen para mucha gente. Y es que la tradición en España en cuanto al uso de estos productos es muy amplia.

«Cada una de ellas tiene un diseño único y no hay dos que sean iguales», señala el dueño de la tienda

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Las alfombras orientales son, usualmente, confeccionadas por familias que viven en pueblos y pequeñas aldeas de todo el territorio que ocupaba antiguamente el imperio persa, y que suele ser una actividad añadida a la principal de estas poblaciones, eminentemente agrícola. Ello va a significar, explica Taheri, los motivos serán un reflejo de lo que veía cada una de estas casas en su día a día, desde flores y plantas a animales o fenómenos meteorológicos. «Cada una de ellas tenía un diseño concreto, con sus colores, motivos y formas de confeccionar propias», agrega el persa. Ypone como ejemplo de este laborioso trabajo a aquellas personas que en Canarias se dedicaban a la confección de manteles en viviendas populares.

Además, la calidad de una alfombra se mide por el número de nudos por metro cuadrado, que puede situarse entre 200.000 y el millón, así como por el tipo de tejido. La que más se usa es la lana de oveja, aunque también las hay de seda -las más caras de todas- y de Moher, que es una lana específica que tienen unas cabras especiales que habitan en las montañas iraníes. 

Las mil y una noches

Durante toda su trayectoria, el Palacio Persa ha tenido multitud de clientes de todo tipo y condición, que aprecian la bella factura del producto que buscan para dar un toque único y sofisticado a alguna dependencia de sus viviendas. Independientemente de su poder adquisitivo, todos salían enamorados por el arte que encontraban en el establecimiento. Con esta liquidación final por cierre, aquellos que quieran tener una alfombra oriental en casa podrán elegir algunas de las que quedan en la tienda con descuentos de hasta el 60%. Y encontrará algunas verdaderas reliquias, pero también otras que fueron traídas desde sus países de origen hace apenas un año. «No es una tienda de catálogo, sino que la gente viene por aquí, plantea sus necesidades, ve lo que hay y elige la que mejor se adapte», señala el dueño.

El Carnaval de ‘Las mil y una noches’ en 2015 hizo que mucha gente se interesara por los tapices

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Después de tantos años y muchas anécdotas, Farzad Taheri asegura que la broma de quien busca una de las tan famosas alfombras voladoras es la más repetida. También recuerda cómo, a raíz de la alegoría del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria de 2015, hubo un ‘boom’ en el interés por los tapices orientales, ya que la alegoría de «Las mil y una noches» transportó a muchas personas hacia Oriente, con todos sus elementos diferenciadores, entre ellos sus famosas moquetas. Hasta el punto que muchas empresas alquilaron muchas de ellas para decorar sus actos de celebración durante las carnestolendas. Y es que no se puede olvidar que se han situado en los puntos más álgidos de la convivencia humana, cubriendo con su calor y el mito que desprenden los espacios más privilegiados del ser humano durante generaciones.

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