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Regata ARC: La ‘ONU de los mares’ despliega sus velas en la bahía de Las Palmas de Gran Canaria

Cientos de personas se congregan entre la escollera del Muelle Deportivo y la Avenida Marítima para despedir a los 146 barcos de la regata ARC

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Salida de la regata ARC 2021 de Las Palmas de Gran Canaria Juan Castro

La bahía de Las Palmas de Gran Canaria volvió este domingo a ser el escenario de la gran cabalgata de la regata ARC. Los 146 veleros que se habían dado cita durante las últimas semanas en el Muelle Deportivo de la capital grancanaria, una ‘ONU de los mares’ con barcos de casi 30 nacionalidades e innumerables historias singulares entre sus tripulantes, emprendió su travesía oceánica con más de 2.000 millas náuticas por delante antes de llegar a la isla caribeña de Santa Lucía.

La emoción de los regatistas se podía palpar en cada esquina del Muelle Deportivo desde primera hora de la mañana. Para algunos, era el momento de recoger la última colada de la lavandería o de comprar una barra de pan como capricho de despedida, también de darse una ducha en tierra con la comodidad que escaseará a bordo durante los próximos días. En los pantalanes, otros participantes desayunaban con parsimonia, como si no estuvieran a punto de atravesar el océano sin más ayuda que la del viento, ante la mirada sorprendida de los curiosos que paseaban junto al dique este de la marina. 

A partir de las 10.30 horas, cientos de curiosos comenzaron a congregarse entre ese dique, donde permanecían amarrados los veleros más espectaculares de la regata, y la escollera del Muelle Deportivo. Las embarcaciones de la ARC comenzaban a dirigirse a la desembocadura del Guiniguada y era el momento encontrar un lugar desde donde verla con comodidad. El primero en salir fue el único a motor inscrito en la regata, el catamarán Kokomo, que con su nombre rinde homenaje a una canción de The Beach Boys sobre islas paradisiacas en el Caribe como la que recibirá a los participantes de la travesía en unos días. 

Despedida llena de ritmo

Aunque tiene un diseño espectacular, el Kokomo no fue el barco más aplaudido de la mañana: poco después largó sus cabos la goleta Helena, un elegante velero de dos mástiles que con sus 37 metros de eslora tiene el honor de ser la nave de mayores dimensiones de esta trigésima sexta edición de la ARC. Lo cierto es que cada barco que atravesaba la bocana era una fiesta, aunque pocos lograron despedirse de Las Palmas de Gran Canaria con tanto ritmo como el Disco Inferno: haciendo honor a su nombre, los tripulantes bailaban sobre la cubierta del velero entre los aplausos del público apostado en los dos extremos del canal de acceso. Como ellos, otros regatistas arrancaron la travesía con música.

Entre todos los veleros solo hay uno español, el ‘Bluemoona’ de Antonio Armas Mead

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El primer pantalán en quedarse vacío fue el del dique este, que acogía a la mayor parte de los barcos de la división de competición. Entre ellos había algunos veleros bregados en otras grandes regatas, como el Telefónica Black diseñado específicamente para la Volvo Ocean Race, o el 12, diseñado en Italia hace solo dos años con un sistema de quilla retráctil. Junto a ellos, otros recién estrenados como el Drifter Cube, de 34 metros de eslora, construido en Finlandia el año pasado. 

Tras los barcos de competición continuó el desfile, primero con embarcaciones familiares como el Zeester, en el que viaja una familia danesa. También grupos organizados como el del Carissa Oceanlady, un velero finlandés tripulado solo por mujeres que tiene a la veterana Raija Kaarina Alapeteri, de 75 años, como capitana; o naves que representan la aventura de un grupo de amigos veinteañeros, como el Minga, en el que viajan los chilenos Fernando Vial, Camila Silva, Juan Pablo Alamos y Josefina Laborde. 

El único español

Entre todos ellos también zarpó el único barco de bandera española que participa en esta edición, el recién estrenado Bluemoona de Antonio Armas Mead. El velero del también vicepresidente de Naviera Armas, embarcado en esta aventura junto a otros cuatro tripulantes, fue uno de los últimos en abandonar el Muelle Deportivo, aunque lo hizo jaleado por un grupo de amigos que le despidió con emoción desde la escollera. 

A la una de la tarde, la marina ya estaba vacía y los barcos se disponían a comenzar la travesía. Muchos de ellos no regresarán a Canarias hasta el próximo año, aunque quienes se hayan quedado con ganas de ver más veleros oceánicos tendrá otra oportunidad a comienzos de enero, cuando zarpe la tercer a edición de la ARC de esta temporada. 

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