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Urbanismo cierra la dulcería Parrilla al no tener licencia desde hace más de 70 años

La empresa no ha regularizado los cambios que ha experimentado en sus 115 años de historia

La dulcería Parrilla cerrada, en una imagen de este lunes C. A. S.

El motivo que llevó al cierre de la mítica dulcería Parrilla, en pleno barrio de Triana, tras 115 años de historia es que carecía de licencia para la actividad que desarrollaba desde hace más de 70 años. Así lo indicaron ayer fuentes del área de Urbanismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que aseguraron que, desde el primer momento, se intentó resolver la situación de la señera empresa, a diferencia de lo que sus propietarios afirmaron al anunciar el cierre del local, situado en la calle General Bravo, 31.

En torno al mes de febrero, llegó una denuncia vecinal al área de Urbanismo sobre malos olores, ruidos y otros trastornos que provocaba la actividad diaria de la dulcería Parrilla. En ese momento, como es habitual en estos casos, se puso en marcha la burocracia administrativa, comenzando con un informe de un técnico municipal en el que se determinó que el establecimiento carecía de licencia para ejercer su trabajo. Desde el Ayuntamiento insistieron ayer a este periódico que se les notificó en todo momento cuál era la situación en la que se encontraban y se les requirió la documentación necesaria para evitar el cierre, «pero no hicieron nada»

Sin embargo, en el mensaje que enviaron a sus seguidores de las redes sociales hace unos días, los propietarios de la dulcería denunciaron lo contrario, que no habían sido notificados. «Este es el respeto que le tienen nuestros representantes a nuestra pequeña gran historia», lamentaron para luego añadir que seguirán trabajando «para tratar de solventar este incidente, y poder seguir trabajando para ustedes otros 115 años más». 

Las fuentes municipales consultadas dijeron ayer estar sorprendidos por estas declaraciones, ya que el proceso lleva abierto desde principios del presente año, y han sido los tribunales los que finalmente requirieron el cierre del establecimiento, tras tratar de paralizarlo sin éxito los dueños. «Se les dio trámite de audiencia para intentar resolver el expediente aunque ellos dicen que no, pero es así, se les notificó», aseveraron. 

Durante ese trámite de audiencia, Parrilla aportó una serie de documentación para evitar el cierre cautelar de la dulcería, pero entre ella no figuraba la licencia de funcionamiento, «básicamente porque no la tenían». De hecho, añadieron desde Urbanismo, «se les requirió a que regularizaran con advertencia de cierre, pero no han hecho nada». Y eso provocó finalmente que las puertas no volvieran a abrir la semana pasada.

Los dueños lamentan que desde el Consistorio no se haya tenido empatía con su situación

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Según el informe del técnico municipal, que estudió también la historia del establecimiento en los fondos de la Fedac, Parrilla contaba con una licencia de panadería, pero después de su expansión con el paso de las décadas, no había regularizado esos cambios. Dicho permiso ya no coincidía con la actividad que llevaban a cabo, que superaba ampliamente la autorización inicial que le fue concedida. Antes de ella, en un primer momento tuvo una licencia de almacén, pero en aquella ocasión sí la renovaron al cambiar de rutina.

Además, indicaron la posibilidad de que los hornos y demás maquinaria con los que cuenta la dulcería no estuvieran permitido dentro del Plan Especial de Protección de Vegueta-Triana.

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