Antonio Betancor Pulido, conocido y llamado por muchos como Antoñito, falleció a los 69 años el pasado día 15 de noviembre en Las Palmas de Gran Canaria. La misa funeral tuvo lugar ayer tarde en la parroquia Nuestra Señora de La Luz, en el barrio de La Isleta de Las Palmas de Gran Canaria.
El hecho de que la eucaristía por Antonio Betancor Pulido haya sido ayer tarde en la citada iglesia no es nada fruto de la casualidad, ya que Antoñito y su esposa Marina son isleteros. Él vivía antes en la calle Juncalillo y ella en la calle Juan Rejón, aunque la pareja residía desde hacía años en Ciudad Jardín y son muy conocidos por vecinos y habituales de La Isleta y de Las Canteras.
Ellos, aunque residiesen en otro sitio, no habían perdido la relación, ni el contacto diario con La Isleta. Antonio Betancor creó la empresa Morpul S. L., que está especializada en suministros, que se encuentra en El Sebadal, y que el hijo de ambos continúa con la gestión de la empresa. Betancor Pulido no dejaba de ir al Real Club Victoria, donde podía encontrarse con sus amigos de la infancia.
«Es una persona emprendedora, seria y al mismo tiempo cariñosa, muy amable, espléndido y cercano a las personas», comentó ayer una vecina en la parroquia de La Luz. «Lo conozco de toda la vida, como a su mujer, Marina, quien es una excelente persona y buena. Es una pareja que se veía que se querían mucho», agregó.
La repentina muerte por enfermedad de Antonio Betancor Pulido ha sorprendido y dolido a los familiares y a sus amigos y amigas. «Ha sido para muchos de repente e inesperado», señalaron dos mujeres en la iglesia, que también lo conocían. «Marina seguía viniendo a la parroquia, aunque viviesen desde hacía tiempo en Ciudad Jardín», añadieron.
