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El Cabildo inicia la reforma del paseo del Atlante por el peligro de la baranda

El mal estado del pasamano, comido por la herrumbe, supone un riesgo para los usuarios - Queda pendiente el mirador, cuya degradación es cada día más grave

Estado del Atlante

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Estado del Atlante Teresa García Santana

La Consejería de Obras Públicas del Cabildo de Gran Canaria ha sacado a concurso las obras para renovar el paseo del Atlante, una actuación que se iniciará con el cambio de la barandilla, cuyo pésimo estado debido a los efectos del óxido supone un peligro para los usuarios.

Así lo asegura la memoria del proyecto en la que los técnicos afirman que la barandilla «se encuentra en un estado de oxidación muy avanzado», lo cual supone un riesgo porque es la protección que tienen los usuarios del sendero peatonal contra las caídas por el talud.

El tramo más degradado es el más próximo al mirador, donde el pasamano tiene zonas literalmente comidas por la herrumbre. El paseo es utilizado a diario por la ciudadanía para caminar, correr o ir en bicicleta y el objetivo de la sustitución de la barandilla es «evitar posibles daños, cortes, rasguños o incluso el futuro fallo de algún soporte que pudiera producir una caída desde una altura de 10 metros», sobre el nivel del mar.

Pendiente queda todavía la reforma del mirador de El Atlante, porque el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria asegura que no es competencia suya.

De momento, el Cabildo ha licitado el arreglo del sendero peatonal, que sí es de su competencia, por un importe inicial de 627.919 euros. Ahora se espera que las obras se inicien durante el primer trimestre de 2022, tal y como había anunciado el departamento que dirige Miguel Ángel Pérez.

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Estado de abandono de la zona de El Atlante Juan Carlos Castro

Según el proyecto, que comenzó a redactarse el pasado mes de marzo, los trabajos consisten en levantar la barandilla, con «especial cuidado para no deteriorar los elementos constructivos a los que está sujeta».

Materiales más resistentes

Los materiales escogidos para la nueva barandilla serán más resistentes al embate del marote y además se ha escogido un diseño diferente que pueda integrarse con el pasamanos del paseo de Las Canteras, zona en la que arranca el sendero peatonal de casi un kilómetro de longitud.

Los redactores del proyecto han comprobado ya el estado en que se encuentra la estructura del muro en el que se anclará la barandilla, con la realización de pruebas de tracción, unos ensayos que han dado unos «resultados positivos».

Todos los tramos de la baranda están anclados al muro, menos el número dos, que discurre en la zona intermedia. Aquí la baranda está agarrada a la losa del paseo, por lo que se ha optado por hacer un murete, que se integrará en el entorno.

La obra del sendero peatonal sale a concurso por una cifra superior al medio millón

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La actuación procederá también a aplicar pintura anti-carbonatación a las vallas New Jersey, que separan el paseo de la carretera del Norte (GC-2), para protegerlas y sellarlas y aumentar su vida útil. Se calcula que las obras se desarrollarán en cuatro meses.

El primer tramo de la barandilla, el que discurre frente al aparcamiento municipal de El Rincón, se encuentra en un estado aceptable de conservación. Es el que mejor está, aunque el pavimento está erosionado por la acción del «ambiente salino y los ciclos de sequedad y humedad. Esta patología es generalizada a lo largo de toda la senda», señalan los redactores del proyecto. El segundo tramo de barandilla está un poco más deteriorado y «presenta oxidación en todos los elementos de unión entre los perfiles tubulares y los montantes, así como en cada una de las placas de anclaje». El pavimento de hormigón también presenta desgaste.

Estado precario de la barandilla

En el tercer tramo, el más cercano al mirador, además del estado precario de la barandilla, el pavimento se encuentra muy desgastado, con la losa de hormigón a la vista.

El denominado sendero azul de la bahía de El Confital, que conecta el paseo de Las Canteras con el mirador del Atlante, fue construido en 2013 por el Cabildo y formó parte de los trabajos que se hicieron en aquella época para adecentar la entrada norte de la ciudad. En un principio se diseñó para que llegara a Costa Ayala, pero acaba unos pocos metros pasado el mirador.

Mientras tanto, el mirador de El Atlante continúa deteriorándose debido al abandono en que se encuentra. Pese a tratarse de un Bien de Interés Cultural (BIC), la atalaya en la que se levanta el gigante esculpido por Tony Gallardo, se está desmoronando por la falta de mantenimiento. De hecho, buena parte de la zona, la más cercana al acantilado, se encuentra vallada por el peligro que entraña, ya que muchas de las piedras del pavimento se han caído y hay varios boquetes en el piso, a través de los cuales se puede divisar como rompe el mar varios metros más abajo.

 La concejala de Servicios Públicos, Inmaculada Medina, señaló en un pleno celebrado a principios de este año, preguntada por la oposición, que tanto el mantenimiento del mirador como la barandilla correspondían al Cabildo, que sostiene que las tareas de conservación corresponden al municipio.

Luz verde de Costas al bar del Atlante


El concesionario del bar-terraza del mirador de El Atlante ha conseguido el permiso de Costas, tras más de dos años de espera para reformar el inmueble y poder iniciar su explotación. El comienzo de las obras depende ahora del Ayuntamiento y el titular de la concesión espera ahora que en el peor de los casos pueda abrir el próximo verano.

El kiosco, propiedad del Ayuntamiento, lleva cerrado desde abril de 2019, fecha en la que acabó la antigua concesión. El actual concesionario ha pasado un auténtico via crucis burocrático desde entonces para conseguir los permisos para reformar el inmueble y poder obtener la licencia para explotar el bar, lo que requiere elevar unos metros la altura del techo de la cocina.

Al estar dentro del ámbito del Bien de Interés Cultural (BIC) tuvo que esperar un año por el visto bueno del Cabildo, y casi otro por la demarcación de Costas, que acaba de dar la autorización. El Ayuntamiento ha pedido la inclusión en el proyecto de una serie de rectificaciones solicitadas por Costas y ahora sólo queda la licencia municipal.

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