La Provincia - Diario de Las Palmas

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El museo Elder celebra su aniversario con una sala sobre la antigua naviera

El nuevo espacio acerca a los visitantes la historia del inmueble con una muestra real de las instalaciones que ocupaba la compañía marítima en Santa Catalina

Un hombre pasa en bicicleta por delante de la fachada del Museo Elder.

El 10 de diciembre de 1999, toda la ciudad era una fiesta. Tras años de rifirrafes políticos y obras eternas, el Museo de la Ciencia y la Tecnología abría sus puertas en el parque Santa Catalina con una gran cabalgata que recorrió las calles del Puerto ante las sorprendidas miradas de más de 6.000 personas. El Elder, consolidado desde entonces como uno de los principales atractivos de la ciudad, celebra este viernes su vigésimo segundo aniversario con una nueva inauguración, la de un espacio dedicado a la propia historia del edificio desde los tiempos en los que servía como sede de una de las empresas más relevantes en el despegue del Puerto de Las Palmas

La entrada será gratuita durante toda la jornada para celebrar los 22 años de divulgación científica transcurridos desde la inauguración del museo. El Elder abre las puertas para mostrar su exposición habitual, pero también para presentar por primera vez el espacio De naviera a museo, con el que recupera la historia de la casa Elder, en cuyas antiguas oficinas tiene su sede el centro expositivo. Desde esta tarde, los visitantes del museo podrán contemplar las antiguas instalaciones de la compañía británica, recientemente restauradas. 

La entrada a las exposiciones será gratuita durante toda la jornada de hoy

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La inevitable influencia inglesa en Canarias será una de las grandes protagonistas de la jornada. Además de la muestra sobre la casa Elder Dempster, el museo ofrecerá esta tarde visitas teatralizadas a la exposición A canarias vino un día. La muestra, inaugurada el pasado mes de julio, describe un recorrido histórico y sentimental sobre la presencia británica en las Islas y su influencia en la sociedad, la cultura y la economía de la capital grancanaria a través del establecimiento de empresas como la propia compañía que da nombre al edificio. 

Los visitantes podrán recorrer la muestra acompañados por los comentarios de personajes como James Swanston o Juan León y Castillo. Además, el impulsor y primer director del centro, Jacinto Quevedo, hará entrega a la Fundación Museo de la Ciencia y la Tecnología de la documentación original que atesora sobre su puesta en marcha. 

Plátanos, carbón y turistas

El nuevo espacio dedicado a la Elder Dempster and Company viene a saldar una vieja deuda de la ciudad con su historia marítima y portuaria, que carece de espacios expositivos fijos más allá del Museo Naval ubicado en el Arsenal. La historia del Puerto de Las Palmas está indisolublemente unida a la de esta compañía británica, una de las pioneras en la exportación al Reino Unido de productos hortofrutícolas canarios y precursora también en la atracción de turistas hacia el Archipiélago, y a partir de ahora será recordada en el mismo lugar donde tuvieron su sede varias de sus compañías filiales.

La Elder Dempster and Company, surgida en 1868 por la fusión de intereses de sus dos impulsores, fue una de las principales beneficiarias de la explotación colonial de África occidental por el Imperio Británico. La compañía ofrecía conexiones con Sierra Leona o Lagos, entre otros destinos continentales, por lo que su establecimiento en Canarias resultaba imprescindible para garantizar la continuidad de las operaciones. A su llegada a Las Palmas de Gran Canaria, la Elder fue testigo de la construcción del nuevo puerto de La Luz -de hecho, sus primeras oficinas y almacenes se encontraban en la calle Triana y la actual Bravo Murillo, respectivamente- y multiplicó sus negocios no solo como armadora, sino también como consignataria y provisionista, según recuerda el presidente de la Asociación Canaria de Coleccionistas Marítimos (Accomar), José Juan Rodríguez Castillo. 

Su presencia en las Islas impulsó las exportaciones y supuso la llegada de los primeros turistas

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La Elder, que tenía como uno de sus principales valedores al galés Alfred L. Jones, encontró una ingeniosa fórmula para aprovechar al máximo cada viaje de sus buques que acabó suponiendo el inicio del turismo a finales del siglo XIX. Los barcos que viajaban hacia el Reino Unido con mercancías insulares, como plátanos o tomates, regresaban a Canarias con visitantes que buscaban el buen tiempo de las Islas como remedio a sus problemas de salud. «La famosa Olivia Stone llegó a la ciudad en un barco de la Elder», recalca el presidente de los coleccionistas marítimos. 

En Canarias, la compañía desplegó una amplia red de intereses empresariales en varios sectores económicos. Además de ser el lugar donde muchas personas acudían a comprar productos de importación, la casa Elder Dempster apostó por sectores como el turismo -fue socia del hotel Metropole-, la banca, los seguros e incluso el transporte marítimo de las Islas. Fruto de su inversión surgió la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios, que tenía su sede en el mismo edificio del Parque Santa Catalina. Esta precursora del transporte interinsular regular se estableció en 1896 con cuatro barcos que superaron en poco tiempo las prestaciones de los viejos veleros que hasta entonces se encargaban de las conexiones marítimas en Canarias y llevaron al encargo de otros barcos como el León y Castillo o el Viera y Clavijo, hasta que a partir de 1912 incorporaron a su flota los legendarios correíllos. 

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