Un esquizofrénico de 54 año acusado de asesinar a su madre, de 81 años, el 31 de diciembre de 2019 en la vivienda en la que residían en Las Palmas de Gran Canaria ha negado este lunes ante la Audiencia de Las Palmas haberla arrojado por las escaleras y patearla, y ha admitido que solo "golpeó suavemente" su cabeza y que ese día a quien vio fue a "una bruja".

En la primera sesión del juicio con tribunal del jurado que se sigue contra David B.J., que se enfrenta a una condena de 14 años y cinco meses de internamiento en un psiquiátrico por los delitos de asesinato y atentado a la autoridad, el procesado ha explicado que estaba "muy nervioso y con pánico", porque hacía un mes que le habían retirado la medicación, y que ambos cayeron por las escaleras y empezó a darle "golpecitos en la cabeza con las manos".

"Vi una bruja, no a mi madre", ha afirmado el acusado, quien ha dicho que llevaba unos cuatro días sin comer y sin dormir porque se encontraba mal y que cuando su progenitora golpeó en la puerta de su dormitorio para llevarle su comida, discutieron y fue entonces cuando cayeron ambos por las escaleras que comunicaba su cuarto con el resto de la vivienda, en la que también vivía otro hermano que sufre síndrome de Down.

El procesado ha insistido en que solo recuerda haber golpeado "suavemente" la cabeza de su madre contra el rodapiés y que tras lo ocurrido se quedó en su cuarto hasta el día siguiente, donde se quitó la ropa para "rezar y purificarse" pero no con intención de ocultar pruebas.

David B.J. ha afirmado que "jamás hubiera hecho eso" si hubiese tenido sus facultades mentales normales, al tiempo que ha indicado que con el tiempo fue cuando se dio cuenta de lo que hizo.

"Estaba fuera de mí, rezando y sin dormir" y "pensaba que me echaban cosas en la comida", ha señalado el procesado, que también ha comentado que "no avisó a nadie" porque estaba muy nervioso y que ese fue el motivo por el que tampoco dejó pasar a su casa a un primo suyo que trató de entrar en la vivienda al día siguiente porque la familia no lograba comunicarse con ellos.

Según los testigos policiales, cuando accedieron a la casa, al 1 enero por la noche, el acusado se encontraba desnudo en su dormitorio y se abalanzó contra un agente que subió a su cuarto, una reacción que hizo porque había oído ruidos y creía que le iban a atacar, ha detallado el acusado.

Según ha indicado el propio acusado, padece esquizofrenia desde hace 25 años, pero le habían suspendido la medicación porque se encontraba mejor, aunque que en los días anteriores a los hechos sufrió una recaída debido a que el ambiente en su casa había cambiado a causa de la nueva cuidadora que habían contratado para por las noches, ya que era "muy negativa" y le tenía "pánico".

Según ha relatado, él es una persona religiosa, que practica el judaísmo y "nunca" ha sido violento.

En esta primera jornada, los testigos policiales han explicado que cuando entraron en la vivienda hallaron a la víctima en las escaleras y que por la posición en la que se encontraba descartaron que se tratara de una caída y que calcularon que llevaba un día fallecida.

Además, han señalado que había manchas de salpicaduras de sangre en la pared y mechones de pelo junto al cuerpo y en el dormitorio del acusado, y que el otro hermano que vivía en la casa, pese a que su discapacidad es del 75 %, dijo que el acusado había dado patadas a su madre.

Los policías que fueron el 2 de enero al hospital para comunicar al acusado que estaba detenido han señalado que no pudieron hacerlo porque no se enteraba de nada y no paraba de decir "alabado sea el señor", por lo que se tuvo que esperar hasta el 27 de febrero para informarle de su situación y su ingreso en prisión provisional.

Al inicio de la sesión, la fiscal María Eugenia Rodríguez ha expuesto al jurado que tras la investigación llevada a cabo entiende que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato con la eximente incompleta y de atentado a la autoridad, aunque ha advertido que podría cambiar su calificación una vez que se practique toda la prueba.

La abogada de la defensa, que reclama la absolución, cree que su cliente sufre una enfermedad mental grave y es "inimputable", pues sostiene que ese día sufrió un brote psicótico que le hacía imposible ver a su madre, estaba en "otra realidad", por lo que se ha mostrado también disconforme con el delito de atentado contra la autoridad.

El juicio seguirá este martes con nuevos testimonios.