La Audiencia de Las Palmas ha impuesto 18 años de internamiento psiquiátrico al enfermo mental que mató a su madre en la Nochevieja de 2019 después de que un Jurado lo haya declarado autor de los hechos, pero no culpable de ellos, porque los cometió durante un brote psicótico que anuló por completo su entendimiento y autocontrol.

"Es lo justo", ha señalado David B.J., de 54 años, al escuchar el veredicto y la sentencia que ha dictado en la misma sala, de viva voz, la magistrada que ha presidido el juicio, con la que el procesado se ha declarado conforme.

La sentencia corrobora que el procesado cometió asesinato y también atentado a la autoridad, al agredir a uno de los policías que lo detuvo, pero en unas circunstancias de enajenación que hacen que no sea imputable.

El Jurado popular ha declarado probado por unanimidad que el acusado tenía sus facultades intelectivas y volitivas "completamente anuladas", así como su capacidad para comprender la ilicitud de su conducta y de actuar con conocimiento, a causa de la descompensación que le produjo la falta de medicación, que dejó de tomar en octubre de 2019, dos meses antes de los hechos.

En el momento del ataque, ocurrido en Las Palmas de Gran Canaria, el acusado estaba en "estado psicótico con ideas delirantes" por la esquizofrenia paranoide que padecía. En ese momento, David B.J. creyó que su madre era "una bruja" y se sintió amenazado.

Esta situación de enajenación la padeció tanto el día 31 de diciembre como el día 1 de enero de 2020, cuando agredió a un agente que trató de detenerlo porque "pensaba que iban a por él".

David B.J. empujó a su madre por la escalera, la agarró por la cabeza y el cabello y la golpeó en múltiples ocasiones contra el rodapié de la escalera, causándole la muerte de forma inmediata. Tras los hechos, el acusado convivió durante 24 horas con el cadáver de su madre tirado en el suelo de la vivienda, y permaneció impasivo, al tener alterada la realidad también en ese momento.

En esa situación mental siguió durante más de un mes después de haber cometido los hechos.

La fallecida, de 81 años, era viuda, y tenía tres hijos y nueve hermanos que no han solicitado indemnización, al igual que el agente agredido, que no la reclama.

La Fiscalía y la defensa han coincidido en considerar a David B.J. culpable de asesinato y atentado a la autoridad, siendo estos delitos inimputables por la enajenación mental que padecía el acusado y han coincidido en su internamiento en centro psiquiátrico penitenciario por un máximo 18 años, 16 por el delito de asesinato y dos por el de atentado.