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El tráfico de vehículos pesados daña dos edificios en la calle Buenos Aires

Las comunidades lamentan que el paso de vehículos de gran tonelaje golpea sus fachadas y supone un peligro v Movilidad estudia la petición para darle respuesta

Las comunidades de vecinos de dos edificios de la calle Buenos Aires de la capital grancanaria denuncian que el paso de vehículos de gran tonelaje por la vía, que baja desde Primero de mayo hacia el parque San Telmo, está causando desperfectos en sus fachadas y supone un peligro para la seguridad de los transeúntes. Ambas se han puesto en contacto con el Ayuntamiento capitalino para ponerles en conocimiento de esta situación e instarle a que tome medidas para desviar este tráfico pesado hacia otros puntos del barrio menos conflictivos o, al menos, para evitar que se peguen tanto a los volados de los inmuebles, que son los que más daños sufren.

La última reparación del volado en el antiguo inmueble de Maya costó a los dueños 5.000 euros

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Hasta el momento, no han recibido respuesta por parte del área de Movilidad capitalina, que dirige el concejal José Eduardo Ramírez. Fuentes de la Concejalía consultadas por este periódico señalaron que han recibido la queja vecinal por primera vez hace unos días, y que se encuentran estudiándola para darle respuesta a la mayor brevedad posible. Sin embargo, los vecinos lamentaron que esta no ha sido la primera vez que han notificado al Consistorio el problema que tienen con el tráfico pesado, también con otros equipos de gobierno al frente. «Es un tema que me consta que se trató en el Ayuntamiento, tratar de reducir la afluencia de tráfico por esta vía», indicó Marta Chesa, la presidenta de la comunidad de uno de los edificios, el que hace esquina con Triana y donde se encontraba antiguamente los almacenes Maya.

En este inmueble es muy habitual que camiones de gran tonelaje -no así las numerosas guaguas de línea que pasan por la calle Buenos Aires- terminen impactando con la esquina del volado del mismo, que actualmente luce una malla para evitar que los cascotes de los golpes caigan a la vía pública y puedan hacer daño a las personas que transiten por ella. Y es que esta es una zona en la que suele moverse mucha gente, sobre todo en fechas como las que están por llegar. En ese sentido, la presidenta de la comunidad recalcó que el hecho de que estas situaciones de riesgo se produzcan no es responsabilidad de los propietarios, «sino del Ayuntamiento, que debe velar por la seguridad de los peatones», aunque admitió que sienten miedo de que algún día pueda ocurrir alguna desgracia que, por suerte, todavía no se ha producido.

Desperfectos en la fachada de un edificio en la calle Buenos Aires. | | JOSÉ CARLOS GUERRA

Los golpes que reciben en la fachada del edificio son por parte de terceros que no se pueden identificar, por lo que, según la ley, los responsables de los daños serían los propietarios, por lo que son ellos mismos los que tienen que hacerse cargo del arreglo. El seguro, agregó Chesa, les ayudaba en un principio, pero ya no. La presidenta de la comunidad indicó que ya ha perdido la cuenta de la cantidad de veces que han tenido que reparar los desperfectos en el volado, y que cada vez que tienen que hacerlo, es necesario cortar uno de los carriles de la calle mientras duran los trabajos. La última vez fue en agosto de 2018, en una reparación que les supuso un desembolso de casi 5.000 euros, y en diciembre de ese mismo año ya había recibido varios golpes y estaba afectado de nuevo, momento en el que decidieron poner la malla, que ya ha sufrido varios desperfectos.

Problemas en las aceras

«El 17 de noviembre se tuvieron que desplazar policía y bomberos porque nos llegaron a romper la malla por los golpes recibidos, y ahí ya decidí hacer un escrito para que el Ayuntamiento nos ayude», explicó la mujer, quien insistió en que el motivo no es que el edificio esté en malas condiciones, sino en que alguien ajeno ocasiona esos golpes.

Sagrario es vecina de otro edificio en la misma calle Buenos Aires que también se ha visto afectado históricamente por el paso de estos vehículos de gran tonelaje, que han dejado bastante deteriorada la fachada del mismo. En su opinión, «la vía está siendo utilizada por vehículos que no se corresponden con las características de la misma, porque son de gran tonelaje, altos». Asimismo, matizó, esto es algo que «no es nuevo», ya que hace años que escribieron al Consistorio para que hiciera algún cambio, pero en aquel momento la respuesta fue que no había presupuesto. «Llega el momento en que uno pica, pica, y como no le hacen caso, se aburre», lamentó la mujer.

En su momento, el Ayuntamiento se excusó en que no había presupuesto, según una afectada

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Para Sagrario este problema de tráfico podría resolverse con un cambio en las características de la calle Buenos Aires, y que pase de tener dos carriles de bajada a una única vía, ensanchando las aceras para que queden los edificios más alejados del tránsito de estos vehículos de gran tonelaje. De esta forma, se mantendría el espacio para aparcamiento, pero se ganaría en seguridad tanto para el tránsito de las personas por la acera, como para evitar los golpes y rozaduras en los volados de los dos edificios afectados. «Lo ideal -indicó la mujer, en cualquier caso- sería desviar los vehículos de gran tonelaje por otras calles, porque este es el centro de la ciudad y no deberían pasar tantos coches, y menos de ese volumen». Una solución que comparte con Marta Chesa, que también abogó por mandar a estos vehículos por otras calles más anchas y por las que haya menos tráfico rodado. Esa sería la opción ideal pero, entendieron, también la más complicada de conseguir.

Además, Sagrario puso sobre la mesa el inconveniente con el tramo de acera que va desde su edificio hasta el parque San Telmo, justo en el lateral de la Comandancia Militar de Las Palmas, ya que es «muy estrecha y baja», lo que supone un peligro para los transeúntes. Según denunció, no pueden pasar dos personas al mismo tiempo, por lo que una de ellas tiene que bajar el escalón para no tropezar, con lo que ello supone de riesgo por el paso de los coches tan cerca. «Yo le daba la vuelta a toda la calle si venía desde el parque, porque me daba miedo», concluyó.

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