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El ‘Meteoro’ de la Armada visitará Ucrania en plena escalada del conflicto con Rusia

El buque zarpa de su base en Las Palmas de Gran Canaria para liderar la misión contra minas de la OTAN | Realizará ejercicios multinacionales en el Mediterráneo y el mar Megro

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Salida del buque Meteoro de la Armada en misión de la OTAN José Carlos Guerra

El Meteoro zarpó este lunes de su base en el Arsenal de Las Palmas de Gran Canaria para liderar una de las agrupaciones navales de la OTAN de medidas contra minas. El buque de acción marítima de la Armada navegará entre el mar Mediterráneo y el mar Negro en plena escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania, país que visitará en una ocasión. Durante el despliegue, que se prolongará a lo largo de los próximos seis meses, también participará, entre otros, en unos ejercicios militares organizados por Rumanía cuyas convocatorias anteriores levantaron suspicacias en Rusia.

El programa de viaje del Meteoro, comandado por el capitán de corbeta Carlos Segura Iglesias, incluye diez escalas en puertos de ocho países en cuanto se reúna con el resto de la agrupación de la OTAN en el puerto de Cartagena, a donde se dirige en estos momentos. Una vez abandone España, pasará por Francia, Italia, Túnez, Grecia y Argelia, aunque las dos paradas más destacadas tendrán lugar en Ucrania y Rumanía. En el primer caso, por la tensión existente entre este país y Rusia, que se ha incrementado en las últimas semanas tras años de conflicto fronterizo larvado. En el segundo, por su presencia para sumarse a los ejercicios militares Sea Shield, considerados los de mayor envergadura de la Alianza Atlántica en el mar Negro. 

La concentración de flotas internacionales en estas aguas suele levantar suspicacias en Rusia, que las considera parte de su área de influencia. Durante la última convocatoria del Sea Shield, celebrada el año pasado con la presencia de otros buques de la Armada española, respondió desplegando sus seis submarinos con base en el mar Negro en lo que el propio ejército ruso calificó como un hecho «sin precedentes». 

Estrategia habitual

El Rayo, predecesor del Meteoro al frente de la agrupación contraminas aliada, ya fue señalado por Rusia el año pasado. Poco después de incorporarse a la misión, su ejército anunció que iba a controlar los movimientos del buque español en el contexto de otros ejercicios multinacionales denominados Sea Breeze. En respuesta a una pregunta parlamentaria, el Ministerio de Defensa español circunscribió esos gestos a la «habitual estrategia de disuasión» de Rusia y descartó que supongan un peligro para la flota: «Estas acciones se realizan generalmente sin amenazar ni comprometer la seguridad de las unidades desplegadas». 

La despedida de los tripulantes del Meteoro tuvo lugar en una mañana fría, con lluvia y vientos de más de 20 nudos que complicaban las operaciones portuarias e hicieron necesaria la presencia de dos remolcadores para colaborar con la maniobra. Separados en cuadrículas para mantener la distancia, más de una veintena de familiares de la tripulación aguardaban el momento de la despedida con emoción e incertidumbre, según reconocían algunos a pie de muelle.

El almirante comandante del Mando Naval de Canarias, el contraalmirante José Lago Ochoa, intervino desde la cubierta del Meteoro para despedir «con los mayores honores» a los 75 hombres y mujeres que navegarán en él en esta misión. Durante los últimos meses, la tripulación del buque ha tenido que prepararse y certificarse con un proceso que ha sido más exigente de lo habitual, por tratarse de una operación de la OTAN. «Estáis listos para llevar a cabo misiones como la que ahora se os encomienda», resaltó.

Cuarentena antes de embarcar

Las características de la misión requieren más personal del habitual a bordo del Meteoro. A las 52 personas que componen su dotación permanente se incorporan once miembros de un equipo operativo de seguridad de Infantería de Marina, además de un médico, buceadores especializados en minas y todo el estado mayor, tanto españoles como del resto de países en la flotilla. De hecho, el comandante de la agrupación, el capitán de navío Javier Nuñez de Prado, está embarcado desde el pasado 10 de enero. En total, unas 75 personas de las que la mitad procede de Canarias. 

Los tripulantes han tenido que confinarse durante 10 días como medida de prevención

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El capitán Núñez de Prado, al igual que el resto de los embarcados a bordo del Meteoro, ha tenido que pasar los últimos días en una estricta cuarentena como medida de prevención ante el coronavirus. Tanto la dotación como el personal extra salen «conformando una primera burbuja», en palabras del comandante del mando de las unidades de la Fuerza de Acción Marítima en Canarias, el capitán de fragata José Ángel Hernández Rodríguez. De todos modos, la Armada ha previsto la posibilidad de embarcar a nuevos tripulantes en caso de que sea necesario. Para ello, el barco aún dispone de dos semanas antes de abandonar aguas españolas, ya que la primera escala del viaje tras Cartagena será en Mahón. 

El barco también ha tenido que prepararse desde el punto de vista técnico para asumir el liderazgo de la misión contraminas de la OTAN. Además de la habitual varada programada para realizar reparaciones y mantenimientos, el Meteoro pasó el último trimestre de 2021 siendo sometido a actualizaciones en sus equipos para obtener las certificaciones necesarias. «Comienza el despliegue en un estado de operatividad excelente, difícilmente superable», según recalcó el contralmirante Lago Ochoa en su alocución. 

En busca de las minas olvidadas

La misión principal del Meteoro al frente de la misión de la OTANdurante los próximos seis meses consiste en la detección y desactivación de minas marinas, una labor para la que el barco de acción marítima ha tenido que ser sometido a una preparación especial. Los artefactos hundidos en el mar pueden datar incluso de la Segunda Guerra Mundial, aunque el capitán Hernández Rodríguez reconoce que se trata de una situación poco habitual. Las últimas informaciones sobre minas de aquel periodo desactivadas en el mar Negro por buques de la OTAN data de 2018, cuando una nave turca que formaba parte del mismo grupo al que ahora se incorpora el Meteoro halló una mina antigua en aguas cercanas al puerto rumano de Constanza. El Rayo, de hecho, regresó a Canarias en diciembre sin localizar ningún artefacto activado, aunque dejó buenas sensaciones en su doble papel como apoyo a los cazaminas y buque de mando durante los ejercicios conjuntos, en los que se ensaya con minas de entrenamiento. | J. C. G.

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