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Tamaraceite suena a música

El barrio capitalino ha tenido como constante las notas musicales, de este han salido artistas y agrupaciones importantes en el Archipiélago

Tamaraceite suena a música

Tamaraceite siempre ha tenido oído para la música. Este barrio capitalino que hasta no hace muchos años era un pueblo, fue cuna de grandes músicos y orquestas que eran conocidas más allá de nuestra isla. Una de las más antiguas era La Orquestina Tamaraceite cuyos inicios se remonta a finales de los años 30, en tiempos del extinto Ayuntamiento de San Lorenzo. Dicho Ayuntamiento tenía pensado formar una banda de música, para lo que fueron unos cuarenta muchachos a aprender a tocar a casa de Don Cristóbal del Rosario, en la calle Canalejas de Las Palmas. De este grupo numeroso quedaron algunos como Miguel Monroe, Pedro Acosta, Calcines, Paco Artiles y Juan y Domingo Angulo, que formaron la Orquestina Tamaraceite.

Años más tarde se les van uniendo otros componentes como Kiko, Esteban, Pedro y Calcines y pasa a denominarse orquesta Tropical. A ella continúan añadiéndose unos como Emiliano, Lorenzo, Nicolás, Alfredo, José Manuel, Vidal y Ossa y marchándose otros como Domingo y Juan Angulo, Pedro Acosta, Miguel, etc. Es a partir de este momento cuando comienza a ponerse en marcha lo que todavía muchos conocen como Orquesta Tropical, que animaba las grandes veladas en la plaza y la Sociedad de Recreo en Tamaraceite pero también las de muchos otros pueblos de la isla.

Tamaraceite suena a música | ESTEBAN SANTANA / BARRIOS ORQUESTADOS

Esta orquesta de instrumentos de viento, aunque también tenían un piano que tocó Pedro Acosta primero y Alfredo Cárdenes de San Lorenzo posteriormente, no necesitaba micros ni altavoces. Muchos de nuestros mayores recuerdan todavía, no sin nostalgia, la batería de Miguel Monroe, la trompeta de Emiliano, el saxo de Esteban, el piano de Alfredo y canciones como Del cielo cayó una rosa, compuesta por el propio Emiliano para la orquesta y otras más conocidas como Angelitos negros, Madrecita, Carpintero, el pasodoble Islas Canarias, sambas, mambos, foxtró, tangos, etc.

Pero La Tropical fue conocida en todos los pueblos de la isla, incluso saltaron el charco, llegando a ir a Lanzarote. Tenían contratos con cinco o seis meses de antelación y allá donde iban arrastraban a un grupo de seguidores importantes. Ensayaban en La Sociedad y en casa de algunos componentes como Alfredo y Esteban. La orquesta Tropical desapareció a principios de los años 70 pero todavía continúa en el corazón de muchos de nuestros mayores que bailaron y se enamoraron al son de sus notas.

Tamaraceite suena a música

Otra de las orquestas que surge del barrio de Tamaraceite fue Los Covina. Comenzó siendo una rondalla de guitarras y timples al que se le unía el violín de Martín. Eran doce amigos por esta época entre los que estaban Manuel Almeida, Santiago Falcón, Juan Santana, Peregrín Medina, Santiago Tejera, Martín Guerra, Manuel Santana, Paco Hernández y Jerónimo del Río. Ensayaban en la casa de Prudencio Medina y hacían pequeñas fiestas a nivel local. Cuando necesitaban dinero aprovechaban las fiestas en casas de señores de dinero y empleaban lo que ganaban en comprar cuerdas e instrumentos.

Más tarde pasaron a llamarse Rondalla Domeq para cinco años más tarde cambiar a Rondalla Terry sobre el año 1962. En la Rondalla Domeq estaban Francisco Tejera y Alicia García y Cruz como vocalistas. Era un grupo de «pulso y púa», sin instrumentos electrónicos. Iban a tocar bailes por esta época a Marzagán y La Atalaya y en más de una ocasión tuvieron que actuar a la luz de los carburos porque no había luz.

Tamaraceite suena a música

Cuando comenzó la música moderna decidieron comprar una batería que la tocaba Del Río. Luego otro se compró la guitarra eléctrica, otro el bajo, etc. y así comenzaron a ser oídos por toda la geografía insular ya con el nombre de Los Covina, que viene de una marca de vinos que procedía de la Península y que traía Rafael Herrera a su tienda.

Empezaron con un órgano pequeñito y una guitarra eléctrica traída de Holanda por Sergio Artiles y que compró Martín. Hacían los tradicionales asaltos en la Sociedad de Tamaraceite y que eran de siete a diez de la noche. Luego fueron comprando instrumentos nuevos, amplificadores, columnas, etc. Hay que señalar que fue uno de los primeros grupos en incorporar la música electrónica ya que la mayoría de las orquestas eran de instrumentos de viento.

Los Covina le dio el relevo a otras orquestas famosas de la época como Los Mejías o La Tropical. Solían tocar jueves, viernes, sábados y domingos y la dirección artística y económica corría a cargo de Paco Hernández que se encargaba de los contactos con las salas, de los contratos y de cobrar y pagar. Llegaron a tener compromisos de dos años con algunas salas de fiestas y fueron a Lanzarote y Fuerteventura.

Tamaraceite suena a música

Otros grupos de esa época eran Los Sotos de Gáldar, Los Garajos de La Aldea, Hispania y algo posteriores los Blue Star que tenía algunos componentes de Tamaraceite como Berto Sánchez, Paco Roque, Nelson, Elías y otros. Ellos tocaban en La Carbonera, en Tenoya, por 500 pesetas el baile y el transportista era Alfonso el panadero que les cobraba 100 pesetas por viaje.

Muchas son las anécdotas que tiene este grupo carismático que llegó a cobrar 250.000 pesetas por baile en sus últimos tiempos, como la caída del escenario en plena actuación o el tener que cargar los instrumentos varios kilómetros porque el coche no podía con todos.

Llevando la música popular por los pueblos nos encontramos al Grupo Folclórico Voces y Chácaras, así es su verdadero nombre, aunque todo el mundo les conocía por Chácaras, constituido como asociación el 12 de septiembre de 2004, fue uno de los grupos musicales de nuestro pueblo, y no me equivoco si digo, el más importante, por su trayectoria y composiciones. Una historia que comenzó a finales de los años 70 cuando un grupo de chicos y chicas, algunos todavía estudiando EGB y otros empezando el Bachiller, comenzaron con gran ilusión a reunirse, de la mano de Chano, para preparar y ensayar los cantos para la Misa del Gallo, en la época del cura Don Manuel. La mayoría de sus componentes eran de Tamaraceite aunque los había también de otros barrios. Muchos de estos jóvenes formaban parte de la rondalla del colegio Adán del Castillo, dirigida entonces por Santiago Nuez, componente del grupo Los Gofiones, otros eran alumnos del colegio Valencia, que eran dirigidos por Gregorio, el hijo de Manolito el barbero. Aquella Misa del Gallo salió tan bien que se animaron a seguir reuniéndose y es a partir de este momento cuando comenzaron a existir como grupo. Empiezan a organizar distintos actos con el fin de recaudar dinero con fines solidarios pero también para comprar instrumentos, que aún hoy se conservan como el contrabajo, las chácaras, los tambores de La Gomera y otros instrumentos de artesanía.

Tamaraceite suena a música

En una segunda etapa, Fernando Arencibia, padre de Antonio, les cedió un pequeño local conocido como El Almacén, que acabó convirtiéndose en un club de jóvenes, más que en un local de ensayo, al que acudían casi todos los días. A comienzos de los años 90 Antonio Arencibia convenció a ‘Enchi’ para que reuniera de nuevo al grupo y así evitar que sus canciones se perdieran. Fue tanta la insistencia de Antonio que el grupo se volvió a unir, esta vez bajo el nombre de Chácaras, casi con los mismos componentes, entre los que estaba el mismo Antonio Abad Arencibia que actuó con ellos en dos ocasiones.

Hay que destacar que la influencia de Antonio fue importantísima. Canciones como Tamaraceite bonito, Tierra Canaria, Pa´l Pino, San Lorenzo (cuyo título original fue Canción para las fiestas populares de San Lorenzo), Arguineguín, La niña de los ojos negros, Doramas, Guayarmina, Mi Gran Canaria... y otras que intercalaban con las populares de siempre como Somos costeros, Isas Parranderas, etc. En el año 2001 grabaron un disco que recogía un repertorio de canciones muchas de Antonio Abad Arencibia.

Y si damos un salto en el tiempo nos encontramos con Barrios Orquestados, proyecto que surgiera en Tamaraceite hace diez años, después de haber comenzado en el mismo como barrio piloto, está presente en barrios de las islas y en algunos lugares de Sudamérica. Este proyecto surgió gracias a la Fundación Lidia García, que lleva el nombre de una de las religiosas del Sagrado Corazón que falleciera en Tamaraceite años atrás, y que surge con la vocación de ir creando orquestas en aquellos barrios donde existen menos oportunidades de acceso a la cultura. La idea original de Barrios Orquestados es de su director José Brito, con el propósito de hacer llegar la cultura a través de la música a todos los sectores de la sociedad y especialmente a aquellos más vulnerables. Esto le llevó a obtener la condecoración de la Orden del Mérito Civil de manos de SM El Rey Felipe VI.

Como han podido comprobar, Tamaraceite es un barrio en el que las notas musicales han sido una constante y por ello es justo no olvidar a todos aquellos que hicieron y hacen posible que nuestros vecinos pudieran y puedan disfrutar de la música. Como dijo Dick Clark, reconocido periodista americano conocido por impulsar la música a través de la radio, «La música es la banda sonora de la vida». A buen seguro que este barrio sin sus orquestas le hubiese faltado algo.

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