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Puerto

Dios surca el mar a bordo del Elida V, un velero sueco

Una iglesia flotante recorre parte del continente cada año como escuela que prepara para la confirmación en la fe | Llevan un mensaje de paz y amistad por los puertos

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El velero sueco Elida V de 'Sailing for Jesus' arriba a Gran Canaria Juan Castro

Desde 1963, la familia Abrahamsson lleva un mensaje de paz, amistad y libertad religiosa por los puertos en los que recalan a bordo de su velero Elida, bajo la misión ‘Sailing for Jesus’. A bordo, preparan a cientos de jóvenes para su confirmación en la fe cristiana en Suecia, pero también hacen tour musicales con grupos de góspel a bordo y entrenan en las artes de navegación. Este mes de febrero recalan en Gran Canaria.

Jesús y su mensaje de paz y fraternidad surcan los mares a bordo de un velero de origen sueco. El Elida V, quinto miembro de la familia de Sailing for Jesus, recaló la semana pasada en el muelle deportivo de Las Palmas de Gran Canaria procedente de la España peninsular, en una nueva escala de su viaje de preparación para la confirmación en la fe cristiana de decenas de jóvenes escandinavos, que de paso aprenden herramientas de navegación. Desde 1963, la familia Abrahamsson está embarcada en esta aventura permanente con la que buscan dar a conocer la cristiandad en un marco de libertad de pensamiento religioso que se ha perdido en una sociedad cada vez menos respetuosa de la diversidad de creencias. 

Stefan y Diana son los promotores actuales de esta «iglesia navegante», como ellos mismos la llaman. Aunque el impulsor fue el padre del primero, quien en 1963 adquirió su primer barco velero, el Elida I, tras un encuentro espiritual con Dios. «Mi padre fue campeón naval y hombre de negocios, pero tuvo problemas con el alcoholismo, y encontró su recuperación en Dios», explicó su hijo casi seis décadas después. Fue esto lo que le hizo comenzar a ayudar a gente joven a aprender a navegar al tiempo que les inculcaba su fe en el Altísimo y en su palabra. Ese espíritu se mantiene casi intacto en la actualidad: quienes se presentan voluntarios, reciben su preparación para la confirmación a bordo, en periodos de dos semanas, aproximadamente, por cada grupo.

El padre de Stefan encontró en Dios su recuperación del alcoholismo y quiso consagrar su vida a Él

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El Elida V tiene dos periodos diferenciados. En los meses fríos del invierno, suele acercarse a climas más templados y navega por el Mediterráneo y el Atlántico Medio para regresar en verano a Escandinavia. En Canarias, suele recalar cada año desde 2009, si bien su primera vez en el Archipiélago fue en 1999. Solo en 2021 dejaron de atracar en algún puerto canario, debido principalmente a la pandemia de la Covid-19, que les pilló justo en Gran Canaria. En marzo de 2020, tras haber vivido la intensa calima de febrero, la tripulación del barco, en pleno cambio de grupo de jóvenes a bordo, se enfrentó a las medidas de confinamiento impuestas por los gobiernos europeos para evitar la propagación del virus. Tuvieron que navegar en solitario por el Atlátntico durante 17 días para regresar a su puerto base en Suecia. 

Este velero, de 40 metros de eslora, está abierto a toda la familia cristiana, ya que «la tradición cristiana es la misma, solo cambian los nombres que cada una tiene». Así, católicos, baptistas, evangélicos o luteranos conviven, reforzando la imagen que desde Sailing for Jesus quieren dar: la religión no debe imponer barreras, sino tratar a todos por igual como hermanos.

Y es que el Elida V fue en octubre de 2018 el primer barco de paz en arribar a puerto en Israel en medio de la creciente tensión que se vivía en aquel momento entre el gobierno hebreo y la franja de Gaza. Con ese gesto quisieron demostrar que el entendimiento y la convivencia siempre es posible, así como hacer ver a la ciudadanía que, en su opinión, Israel «siempre ha sido un país abierto a diferentes formas de creer», y que regresarán allí la primavera del próximo año. En ese sentido, Stefan lamentó que el cristianismo es la religión más perseguida del mundo y, sobre el hostigamiento a la comunidad musulmana rohinyá en la antigua Birmania, aseguró que hay países que persiguen «a todas las religiones por igual», y que ese no es el camino a seguir que marcó Dios. «Podemos tener opiniones distintas, pero lo principal que nos une es compartir el amor y la esperanza en el futuro», insistió.  

Música góspel a bordo

Más allá de su misión evangelizadora, el Elida V también alberga a grupos de música góspel que viajan a bordo en giras de conciertos por distintos puertos del continente. Este barco, que fue construido entre 2003 y 2007 por el astillero sueco SwedeShip Composite AB, ha llevado los acordes de la popular música espiritual a muchos lugares. De hecho, a principios de marzo tendrá lugar uno de estos espectáculos en Puerto Rico, según anunciaron Stefan y Diana, justo después de las dos semanas de navegación con jóvenes en preparación que comienzan ahora y se demoraran hasta finales de mes. Suelen realizar estas actuaciones en los meses de buen tiempo en Escandinavia, sobre todo julio y agosto, donde mezclan la música en vivo con las historias vitales y testimonios de personas que se encontraron con Jesús en algún momento. 

Además de su labor evangelizadora, a bordo también se celebran conciertos de música góspel

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Preguntados sobre por qué suelen venir a Canarias en sus viajes evangelizadores, dejaron claros los motivos: «el buen clima, la gente amable y respetuosa, la gastronomía y también la belleza de sus montañas y las posibilidades que dan para hacer senderismo». Un cóctel que les ha cautivado, y que cada año hace las delicias de los jóvenes que navegan a bordo en sus aventuras. Más allá de las islas, también estuvieron este invierno en otros puertos españoles como Melilla, Cartagena o La Línea de la Concepción, y desde aguas canarias irán hacia Málaga a mediados de marzo, para luego poner rumbo hacia su Suecia natal en mayo. 

En el muelle deportivo de la capital grancanaria, la tripulación del Elida V sigue preparando su nuevo viaje alrededor del Archipiélago, con una nueva remesa de jóvenes que aterrizaron durante el fin de semana. Con la algarabía propia de estos momentos, el trasiego a bordo era imparable, mientras las risas de los navegantes se mezclaban en el trajín habitual del puerto. Parece difícil de pensar que, viendo la convivencia de estas personas con creencias distintas, pueda existir tanta discriminación en el mundo. Da igual si se cree o no, pero ese no fue nunca el mensaje que quiso dar Dios.

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