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Comercios históricos de Las Palmas de Gran Canaria

Mercería Belis, la tienda que da segundas oportunidades a la ropa

El establecimiento, en la zona Triana, ha atendido a personalidades de la talla de Carmen Sevilla en sus más de 60 años de vida

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Mercería Belis, en la zona Triana José Carlos Guerra

Quedan pocas mercerías en la capital. Negocios de los de toda la vida en los que se solían comprar telas, botones, cintas o hilos para confeccionar las ropas, y que tuvieron su época de bonanza en los 70 y los 80, pero que ahora han quedado como una reminiscencia de otros tiempos pasados. Sin embargo, la mentalidad sostenible y la crisis económica han atraído a nueva clientela.

La Mercería Belis, en la calle Villavicencio del barrio de Triana, es el establecimiento de las segundas oportunidades. Desde hace muchas décadas, estas tiendas han ayudado a darle a la ropa una nueva vida cuando se desgasta de tanto uso o se pasa de moda. Eso sí, no quedan muchas en Las Palmas de Gran Canaria que sigan dedicándose a este negocio, que vivió sus mejores momentos en la década de los 70 y los 80, pero que, con el afán por la sostenibilidad y la crisis económica, ha vuelto a estar muy presente como opción entre muchas personas, también jóvenes.

Así lo asegura María del Pino Franz González, actual encargada de la Mercería Belis en su despacho de Triana, ya que tiene otra tienda en la zona de Schamann. "Espero que la gente empiece ahora a valorar un poco más el darle una segunda vida a su ropa", señala la mujer, que lleva prácticamente toda su vida en la tienda que fuera anteriormente de sus padres, que la compraron a sus fundadores, Antonio Betancor y Teresa Solís, el 10 de enero de 1968 tras trabajar en ella unos años. De hecho, su madre empezó su carrera profesional en 1961, con apenas 16 años, en el mismo emplazamiento en el que se encuentra en estos momentos Belis, que solo se mudó a otro local en la calle Cano los meses que duraron las obras del actual edificio en cuya planta baja se encuentra. Una historia, en definitiva, que supera las seis décadas.

El abuelo paterno de Pino, actual propietaria, fue el sastre de Arucas e inculcó el amor por este negocio a su hijo

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En esa etapa, las señoras con alto poder adquisitivo tenían modistas en sus casas que les hacían la ropa en exclusividad, y estas modistas compraban en alguna de las muchas mercerías que había dispuestas en Las Palmas de Gran Canaria de mediados de siglo pasado. Precisamente, es ahí donde más se nota que el tiempo ha pasado irremediablemente, porque mucha de esa gente ya no está, ha ido falleciendo y, de un día para otro, han dejado de ir a la tienda, según detalla Pino, quien recibe esas malas noticias con demasiada asiduidad de un tiempo a esta parte. "El otro día vino un chico que conozco de toda la vida de venir con su madre a la tienda, y le pregunté qué tal estaba. Me dijo que su madre había fallecido hacía cosa de un mes. Me quedé helada", relata la mujer.

En cualquier caso, seis décadas de existencia dan para muchas anécdotas. La mercería Belis fue, según su actual propietaria, una de las primeras que trajo telas y elementos para el Carnaval, cuando todavía eran fiestas de invierno por la censura franquista. Desde ese momento, su vínculo con las fiestas más importantes de la capital grancanaria ha sido prolífico, quizás algo menos en los últimos tiempos en los que mucha gente opta por comprar disfraces en tiendas especializadas y no los confecciona. De hecho, su padre, Jaime Franz Jiménez, fue uno de los fundadores de la afilarmónica Los Nietos de Kika, y su establecimiento fue el encargado de ceder, en sus primeros años, la corona que lucía la Reina del Carnaval tras su elección en la gala.

El afán por una moda más sostenible y la crisis económica han provocado que haya más clientela

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También es común en un negocio con tanta historia que sea visitado por personajes ilustres. Según contó a su hija Jaime Franz, una vez se acercó hasta la tienda la actriz y cantante Carmen Sevilla, que se llevó algunos elementos que le causaron gran impresión en un viaje que hizo a Gran Canaria. Por otro lado, algunos diseñadores de la tierra como Aurelia Gil también se han surtido para sus creaciones en el establecimiento de la calle Villavicencio. Según Pino, la idea que tienen es la de buscar kilómetro cero para reducir costes en la importación de materiales del exterior, y por lo tanto lograr una moda más sostenible, que se haga "con celo y más cariño, por decirlo de alguna forma".

Y en la actualidad, ¿cuál es el perfil de cliente? Franz González indica que la pregunta que más se repite entre quienes entran a la mercería es "¿Me puedes solucionar...?". "Ahora mismo, la gente esta remendando sus ropas porque no hay pasta y no se puede gastar tanto dinero como antes. Estamos aquí para dar soluciones, sobre todo arreglos", detalla la propietaria, que lleva desde que tiene uso de razón en la tienda de sus padres, en la que empezó a trabajar las vacaciones escolares por ser una estudiante regulera. Ello provoca que tenga un conocimiento profundo y que pueda resolver cada una de las inquietudes que la clientela le presenta, puesto que, afirma, "se aprende con la experiencia". 

Ese amor por la moda se remonta varias generaciones atrás. Su abuelo paterno, por ejemplo, fue el sastre oficial de Arucas, y el que inculcó a su padre ese aprecio por la ropa, que le llevó a adquirir la Mercería Belis a finales de los 60, acompañado por su mujer, Esperanza González Reyes. Ella "mamó" de esto desde pequeña, cuando se pasaba sus tardes acompañando a sus padres mientras atendían el negocio, tal y como hicieron sus hermanos. Una de ellas atiende la mercería de Schamann, y ella y su otro hermano, la de Triana. Sobre el futuro que les espera, lo tiene meridiano: "Mi hermana la pequeña tiene 11 años menos, así que desde que me jubile, y si ella quiere, estará diez años más al frente, pero todo dependerá de lo que la economía y Putin decidan. Eso sí, tengo claro que se muere conmigo o con mis hermanos, nadie más la va a cuidar como nosotros", concluye. 

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