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Heraclio Quintana, en el corazón de Vegueta

Las campanas de Vegueta han apagado la gravedad del órgano de la Catedral que permanece con sus tubas vacías de sonidos en homenaje al organista fallecido

Entrevista al sacerdote Heraclio Quintana. Juan Castro

Vegueta se despertó ayer martes y hoy por la mañana con un acompasado doblar de campanas que sobrevuela la piedra de los históricos edificios que configuran el barrio antiguo. El campaneo se ha hecho bastante perceptible después de que sus calles se convirtieran en peatonales. Desde el Gabinete Literario, con la precisión de su pequeño reloj, y San Francisco de Asís, como iglesia parroquial de Triana, hasta Santo Domingo y San Agustín, cada torre eleva su oración de bronce de manera inconfundible. En estos dos últimos días se ha formado un círculo coral que, en conjunto, es un aleteo sonoro que nos transporta más allá del espacio y del tiempo.

Estas campanas de Vegueta han apagado la gravedad del órgano de la Catedral que permanece con sus tubas vacías de sonidos, como un metálico homenaje al organista que acaba de fallecer a los 92 años.

El canónigo Heraclio Quintana Sánchez fue un hacedor de música a lo largo de cuarenta y ocho años de su vida. En su juventud, sus padres compraron un piano para que en su propia casa los dos hermanos –el otro, también clérigo, fue José Cástor quien falleció en 1975 a los 48 años- llegaran a tocar como los ángeles. 

Al acabar su formación teológica, que completó en la Universidad Pontificia de Comillas, el obispo Pildain lo convierte en hombre de la comunicación al encargarle la puesta en marcha de Radio Catedral que, con precariedad de medios, emitía desde el Palacio Episcopal. Más tarde dio el salto a Radio Popular de Canarias, y de sus micrófonos salían cada mañana y al filo de la madrugada unos comentarios, estructurados como piezas literarias del género de divulgación oral, hasta alcanzar más de cinco mil. 

Fue don Heraclio un hombre de pluma elegante y de palabra certera, plagada de imágenes extraídas de la cotidianidad, que hacían que sus textos y su oratoria fueran muy atractivos para los lectores y oyentes de cualquier condición.

Siendo profesor del Seminario diocesano, sus clases de literatura, de estilística y de retórica, así como de Griego y Filosofía despertaron la vocación de muchos alumnos que, tras abandonar la carrera sacerdotal, algunos se convirtieron en destacados periodistas que ejercen en los medios informativos de la isla..

El Padre Heraclio transitó muchas geografías físicas y humanas de la isla. Aunque nacido en Las Palmas, capital, su arraigo familiar en los pueblos de nuestras cumbres, Juncalillo y Artenara, le otorgaron la visión de la sencillez, el amor a la naturaleza y el trato cercano, sin ningún tipo de jerarquía, con las gentes de la isla. En 2015 fue nombrado Hijo Adoptivo de Artenara.

El obispo Pildain le facilitó la plaza de canónigo organista de la Catedral que ejerció desde 1963 hasta su jubilación, Puntualmente cada mañana y en las diferentes liturgias dominicales y festivas, las notas del órgano inundaban las airosas naves de nuestra catedral. La música sacra era fiel acompañante de la oración de los fieles, con la solemnidad y trascendencia que implica el encuentro de lo terrenal con lo celestial.  

Fue Maestro de capilla de la Catedral de Santa Ana y autor-compositor de seis misas, cinco antífonas y seis himnos sacros realizados por encargo de los párrocos de las respectivas parroquias. Realizó el acompañamiento polifónico del himno a la Virgen de La Cuevita, cuya letra es de su hermano José Cástor y la partitura del himno del Cristo de Acusa, con letra del cronista de Artenara.

Su dilata biografía está recogida en el libro Heraclio Quintana Sánchez, perfiles y comentarios (Beginbook, 2015) con prólogos de Fernando Canellada y Antonio Cruz Domínguez. Su presentación se llevó a cabo en la propia catedral de Santa Ana ante casi cuatrocientos suscriptores que le rindieron este homenaje en formato de libro. 

Su vida académica está jalonada por una intensa actividad docente en diversas materias tanto en el Seminario diocesano como en el Instituto Teológico de las Islas Canarias (Istic) y en la Escuela de Arte y Oficios Artísticos. En su labor pastoral destaca el haber ejercido durante diez años como párroco en el barrio capitalino de San Roque, al mismo tiempo que seguía vinculado a su tarea musical en Santa Ana. 

En lo material, fue el promotor del Hogar sacerdotal, que acoge a un amplio número de sacerdotes una vez que se hayan jubilado, siguiendo la pauta llevada a cabo en otras diócesis de la Península.

Su amplia formación humanística, su disciplina intelectual y su honda convicción cristiana hacen de Heraclio Quintana un símbolo patrimonial y cultural de referencia en la ciudad y en toda la isla de Gran Canaria.

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