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El Alonso Quesada, un instituto de políticos y rebeldes

Los exalumnos de las dos primeras generaciones del centro se han vuelto a encontrar este viernes para recordar algunos momentos de su adolescencia

Alumnos y profesores de 1967 y 1968 del Instituto Alonso Quesada José Carlos Guerra Mansito

«El Instituto Alonso Quesada es algo más que las instalaciones, algo más que todo lo que la gente decía de nosotros, que éramos unos insubordinados y unos políticos», aseguró Carmen Díaz, ex directora del centro. 57 alumnos de las dos primeras generaciones recordaron este viernes junto a algunos profesores su estancia en el instituto público de la Avenida Escaleritas. De las aulas de 1967 y 1968 salieron profesionales como escritores, periodistas, médicos o deportistas que volvieron a verse las caras después de cuarenta años sin hablar. 

Los profesores siguieron impartiendo clases en otros institutos de la isla pero todos recuerdan el IES Alonso Quesada como su verdadero centro. No era una institución que estuviera en el núcleo de la época y a las administraciones les preocupaba su inquietud y su rebeldía. La censura de aquellos años parecía que no existía para sus profesores, que enseñaban con total libertad. A sus aulas acudían jóvenes de familias obreras, cuyos padres tenían pequeños negocios, talleres y estancos, pero que perseguían que sus hijos fueran universitarios y continuaran aprendiendo. En una época de transición debatían sobre política y sociedad. 

«Nunca quise cambiar de instituto, el mío era este», aseguró Elvira Vega, antigua profesora de inglés

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Más de cuarenta años después, un pequeño grupo de estudiantes se encontró en redes sociales y empezaron a reunirse para verse en persona de nuevo. Al poco tiempo empezó a rugirles la idea de reunir a la clase de nuevo, lo que casi parecía una tarea imposible. Fueron contactando uno por uno a sus compañeros hasta que alcanzaron a una gran parte de las primeras generaciones, que recordaron emotivamente algunos de los mejores momentos que pasaron.

No todos recordaban las caras de sus compañeros en la comida que protagonizaron pero les unía la misma pasión por los años de enseñanza que recibieron y el buen recuerdo hacia los compañeros. Compartían durante su adolescencia la misma preocupación por lo que ocurría a su alrededor, que conformó un grupo muy unido. 

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Reencuentro de alumnos del instituto Alonso Quesada José Carlos Guerra

Ser mujer y directora

Su directora de la época, Carmen Díaz, venció grandes obstáculos para llegar a estar al frente del centro. Finalizó sus estudios en una época en la que estaba mal visto ser mujer y estudiar. Tras muchos años logró ponerse al mando de un grupo de alumnos que se distanciaba de los de otros centros. La administración no estuvo contenta en ningún momento con su papel en el Alonso Quesada porque evadía la censura hasta el punto de crear «un consejo de Canarias» entre sus alumnos. Las clases del centro discutían todo lo que ocurría en las calles y no era extraño ver a sus estudiantes participando en las huelgas en las que creían. 

«Cuando la política se metió conmigo me empezaron a tildar de roja, me hicieron la vida imposible y tuve que pedir el traslado en 1979», relató la directora, que mostró su preocupación por cómo la enseñanza actual crea a «personas pasivas». Las primeras generaciones del centro estuvieron marcadas por el activismo y las protestas ante todas las injusticias que veían. Después la directora siguió enseñando pero no llegó a encontrar la pasión que veía en los ojos de estos primeros estudiantes. 

Carmen Díaz, ex directora del centro, saludando a algunos de sus antiguos alumnos del IES Alonso Quesada. José Carlos Guerra Mansito

«Nunca he tenido tantos alumnos especiales en ningún otro centro», afirmó Teresa Padrón, profesora de historia en el instituto. Aseguró que todos eran tan buenos estudiantes que los profesores llegaban a discutir entre ellos a quién ponerle la matrícula de honor porque no podían decantarse solo por uno. Dentro de las aulas, trataba a sus alumnos de señores porque «merecían ese respeto», aseguró. 

La enseñante entró al centro con solo 22 años y al principio le costaba que le tomaran en serio por su edad. Empezó a adoptar el papel de profesora estricta y se empezó a vestir «como si tuviera veinte años más». A pesar de todo, el recuerdo que guarda de sus alumnos es muy especial.

«Cuando me empezaron a tildar de roja tuve que pedir el traslado», aseguró la ex directora del centro

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«Luchamos contra muchísimas cosas, no teníamos nada más que un libro. Llegamos a tener un laboratorio de idiomas, una cámara de cine o una fotocopiadora, que no tenían en ningún otro centro», explicó la antigua profesora de inglés Elvira Vega. «Nunca quise cambiar de instituto, el mío era este», aseguró la enseñante. Los maestros educaban mientras traían a sus alumnos canciones de los Beatles y de los Rolling Stones. 

El Alonso Quesada ofrecía a los alumnos lecciones que no se podían ver en otros institutos de la isla, como las clases de ópera. Su pequeño teatro acogía un cine forum en el que se mostraban películas húngaras, suecas o italianas. Mientras otros institutos mostraban filmes como Marcelino, pan y vino, en el Alonso Quejada los alumnos se sentaban a ver El acorazado Potemkin pese a la censura que seguía existiendo en la época. De hecho, la proyección de esta última película llegó a traer a la policía a las puertas. 

Un grupo unido

Cada clase tenía unos treinta alumnos y estaban separadas unas de otras por unos biombos a través de las que se escuchaba también lo que impartían al lado. «Una anécdota que nos unió a todos, tanto a los del 67 como a los del 68, era la figura de Pepe Cruz, que se sentaba en las escaleras con una guitarra y todos nos reuníamos alrededor de él a cantar», contó José Miguel Santana, periodista y ex alumno del centro. 

Las actividades de atletismo o fútbol que empezaron a practicar entre todos allí animó a muchos a decidir a qué querían dedicar su vida. El deporte ayudó a unirles porque salían de las clases e iban a entrenar juntos. Entre los dos cursos que se vieron en el reencuentro se encontraban campeones de Canarias en distintos deportes como Francisco Medina, Juan Suárez o Gerardo Miranda

Además de compañeros de promoción, también eran amigos fuera de las clases y se reunían los fines de semana para ir a jugar al fútbol. Hoy todavía permanecen intactas algunas de esas amistades tras muchos años. «Fue el momento de la plantación de una semilla que hoy tenemos todos dentro de nuestros corazones que es la de la amistad», aseguró el alumno José Miguel Santana

«En 93 años no había tenido ningún momento de tanta satisfacción como hoy», garantizó Díaz en el encuentro

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La directora ha vuelto a visitar en los últimos años las instalaciones del centro que sigue en pie. «Este no es mi instituto», aseguró con nostalgia. El tiempo ha pasado, la sociedad cambia y con ello la forma de enseñar a los alumnos.

«A mí me consideraban una mala profesora porque no iba y denunciaba a todos mis alumnos a la policía», afirmó la ex directora. Díaz añadió que el instituto era mucho más grande que sus instalaciones. El sentimiento de pertenencia al instituto era palpable entre todo el equipo de ex profesores y estudiantes. 

Marcados por la enseñanza

Los alumnos guardan un gran recuerdo de los profesores y del curso, que han marcado en gran medida sus futuros. Una gran parte de los matriculados en este primer año terminaron sus estudios en el mismo centro. 

Hoy el grupo tiene un chat en el que han empezado a hablar recientemente y cada uno cuenta sus propias experiencias. La página de Facebook de los antiguos alumnos del instituto cuenta con más de 1.600 miembros que utilizan este medio para encontrar a sus antiguos compañeros de instituto. La primera generación mostró su interés en no volver a dejar pasar de nuevo tanto tiempo para volver a reunirse. 

«En 93 años no había tenido ningún momento de tanta satisfacción como hoy», aseguró Carmen Díaz durante el reencuentro. «Me han hecho sentir que mi vida no fue inútil, que mi vida tuvo algún sentido y que en el recuerdo de ustedes hay algo más de aquel tiempo», comentó emocionada. 

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