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La muerte más ecológica

La funeraria Alma 21 planta un árbol por cada fallecido y son pioneros en Canarias en usar ataúdes de cartón reciclado

La primera funeraria 100% sostenible de España

La vida da muchas vueltas y estas, a veces, llevan a la muerte. Esther Pinto era administrativa hasta hace tres años, pero en un momento dado descubrió que su vocación era el trato a los difuntos y sus familiares. De ahí que estudiara para convertirse en tanatopractora. Poco después hizo un curso sobre cambio climático y medio ambiente. En ese momento se concienció, hasta el punto de afirmar que «la persona que más recicla, hecha todo por la borda en su entierro». Con la pandemia se quedó sin trabajo y la idea comenzó a rondarle, un sueño que a finales de 2021 se hizo realidad. Así es como nació Alma 21, una funeraria que se define como ecológica y sostenible y que opera en toda Gran Canaria. Es la primera en las Islas en utilizar ataúdes de cartón reciclado y, además, plantan un árbol por cada difunto.

La funeraria 100% sostenible

La funeraria 100% sostenible LP / DLP

La funeraria, orientada principalmente a familias que carecen de seguro de decesos, no tiene sede física, «somos una empresa online», apunta. De esta manera, Pinto gestiona el negocio desde su domicilio de Las Palmas de Gran Canaria. «Mi furgoneta es mi oficina», añade con naturalidad. En lugar del clásico coche fúnebre cuenta con un vehículo eléctrico donde traslada los féretros, con la que recoge a los fallecidos en domicilios, hospitales o residencias y donde lleva todo el material que necesita para preparar a los muertos antes de su último adiós.

Los féretros de cartón reciclado pesan 11 kilos y pueden soportar hasta 120, además son biodegradables

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«Son todo productos ecológicos, sin químicos», indica mientras enseña los sudarios biodegradables con los que cubre a los fallecidos y que guarda en la furgoneta. También cuenta con materiales en su propia casa. De hecho, en su sótano tiene unos pocos ataúdes desmontados. Y es que, aunque también trabaja con féretros de madera listada, «son los más ecológicos dentro de esa categoría», asegura, los que más utiliza son aquellos fabricados con cartón y celulosa reciclada. «Pesan apenas 11 kilos y son capaces de resistir 120», precisa.

Las cajas mortuorias fabricadas con celulosa son una novedad y rareza en España, «en otros países de Europa son más habituales», indica ella. No obstante, están homologadas por el Ministerio de Sanidad desde 2013. Las que Pinto utiliza para su funeraria se hacen en Madrid, puesto que por el momento en Canarias no tienen mercado, «si esto sale adelante mi proveedor ya tiene previsto asentarse aquí también», apunta, «él vende para Latinoamérica hace unos años y desde las Islas tendría más facilidades para transportarlos en barco». Estos féretros son biodegradable y «más económicos que los convencionales».

Según Pinto, este tipo de féretros, además, permiten que los familiares puedan escribir o pintar sobre su superficie, a modo de recuerdo. Y es que la idea en todo momento es dar una imagen diferente del duelo. «Los familiares pueden no contratar una sala de vela y en su lugar organizar un funeral laico donde reunir a toda la familia unos días o semanas después y recordar a ese ser querido de otra manera», resalta la tanatopractora, «y hacerlo donde quieran o sugieran, como si es en la playa de Las Canteras».

«Trabajamos con Foresta, ellos plantan el árbol con las cenizas en el campo y luego dan la geolocalización»

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La idea de plantar un árbol para recordar al fallecido va precisamente en esta línea. Normalmente utilizan unos paquetes de cartón con dos compartimentos. Por un lado, iría la mata de la planta, y por el otro las cenizas del difunto. «Tienen que ir separadas, porque si no el PH afectaría a las raíces», explica Pinto, «al ser el recipiente biodegradable, pasado el tiempo ya no habría problema».

«Trabajamos con Foresta, ellos son los encargados de buscar el lugar idóneo donde plantar el árbol en monte público y además cuidarlo durante un tiempo hasta que arraigue», explica la tanatopractora. La funeraria se encargaría de entregar a los allegados del fallecido un certificado con la geolocalización de la planta para que puedan ir a visitarlo. No obstante, también existe la posibilidad de hacerlo en un lugar en un sitio privado. En un jardín o una finca. «En ese caso siempre nos asesoramos para ver qué plantas son posibles y demás», apunta. Por regla general, dan prioridad a la flora autóctona del Archipiélago.

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Primera funeraria 100% sostenible José Carlos Guerra

A base de cartón reciclado y materiales biodegradables, Pinto intenta trabajar para que la huella de carbono que deja el último adiós de un ser humano sea la mínima; y, por otra parte, las familias puedan tener una experiencia «diferente» a la que por regla general se asocia a un funeral. «Lo raro es que alguien diga que el velatorio de su padre o de su madre fuera bonito», señala la tanatopractora. Para empezar, «en ningún momento vamos de negro, queremos transmitir algo distinto», resalta.

En esa línea, la tanatopractora no emplea coronas ni los tradicionales centros de flores. «La goma espuma que utilizan son de lo más contaminante que hay», aclara. En su lugar, utilizan adornos artesanales con flores secas o coloca en las salas de vela o en los funerales laicos kokedama, un tipo de técnica japonesa de jardinería que consiste en plantar flores en macetas naturales de tierra. «Todo son colaboraciones con gente de aquí», resalta Pinto. Y es que intentan minimizar la huella de carbono de ahí que prefieren, «en lo posible» tirar hacia el mentado kilómetro 0. «Al final cada vez somos más conscientes con el medioambiente, también debemos serlo en la muerte», concluye.

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