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De carguero ‘revolucionario’ a buque establo

El ‘Zein I’, cuyos tripulantes han sido abandonados por su armador cerca de Canarias, acumula una larga vida marinera que comenzó en 1978 como barco auxiliar de la flota pesquera cubana

El barco establo 'Zein I', abandonado en aguas cercanas a Canarias. LP/DLP

En algún lugar de las aguas que separan Canarias del cabo Bojador, en el Sáhara Occidental, el buque establo Zein I navega errático y con parsimonia, como quien deambula de un lado a otro tratando de no desesperarse mientras aguarda algo que anhela desde hace mucho. A bordo, 45 tripulantes jordanos, filipinos y sirios esperan una señal que confiaban haber recibido hace más de dos meses, tiempo que llevan sin recibir sus salarios por parte del armador. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha incluido su caso en la base de datos de dotaciones abandonadas a requerimiento de la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF), otra marca más en la larga historia de un buque que representa como pocos el modo de funcionamiento de un tráfico marítimo, el de ganado vivo, tan específico como controvertido.

El Zein I es lo que queda del buque frigorífico Golfo de Guacanayabo más los añadidos que recibió cuando se salvó del desguace. Nació de un antiguo barco de la Flota Cubana de Pesca que la revolución castrista había comisionado a partir de 1965 para ampliar su soberanía alimentaria con recursos marítimos de altura. Al igual que ocurrió con los soviéticos, sus primeros barcos llegaron a Canarias a finales de esa década, como atestigua la edición de LA PROVINCIA del 2 de septiembre de 1969: «Una considerable parte de la flota pesquera de altura de la isla antillana ha elegido Lanzarote como estación de depósito para transbordo de sus capturas a lo largo del litoral africano», publicaba este periódico ese día en referencia a la visita a Arrecife de uno de los buques, el Océano Pacífico, con el director de la flota a bordo. «Estoy realmente impresionado del avance experimentado por su país en materia de construcciones navales pesqueras», aseguraba en estas páginas Julio Márquez Arner. 

Más allá de la adulación, el Océano Pacífico, como el Golfo de Guacanayabo, no había sido construido en Galicia como los primeros pesqueros, sino en Asia. El gobierno cubano encargó a un astillero japonés la flota auxiliar a la que pertenecía el barco que dio origen al Zein I, cuya misión por aquel entonces era el transporte refrigerado del género obtenido con los pesqueros. Eran «excelentes buques», de acuerdo con la información recopilada por el experto en historia naval Juan Carlos Díaz Lorenzo en su sitio web Puente de Mando. Aun con evidentes modificaciones, lo cierto es que el viejo carguero cumple 44 años en el mar en 2022.

Recorte de un artículo sobre la Flota Cubana de Pesca publicado en LA PROVINCIA el 2 de septiembre de 1969.

Recorte de un artículo sobre la Flota Cubana de Pesca publicado en LA PROVINCIA el 2 de septiembre de 1969. LP/DLP

La disolución de la URSS y la crisis de los caladeros llevaron a pique a la flota de altura cubana. El veterano carguero pasó por varios titulares y denominaciones a partir de 1994 hasta que en 2008 fue transformado en lo que es en la actualidad, un macroestablo en alta mar para llevar hasta 8.000 animales vivos a través del océano camino del matadero. Equasis, un sistema electrónico de calidad y seguridad del sector naviero auspiciado por la Unión Europea y la Autoridad Marítima Francesa, lo vincula con una compañía jordana y otra panameña –país en el que está abanderado– desde entonces y hasta 2017. En la actualidad, su gestión corre a cargo de una empresa desconocida, según esta base de datos.

Inspecciones y deficiencias

El barco fue sometido a una inspección hace cuatro meses, cuando su tripulación ya llevaba algún tiempo sin cobrar. En su transcurso se detectó una deficiencia en los contratos de trabajo, según consta en los registros de Equasis, que recogen como satisfactoria la revisión de seguimiento realizada en los días posteriores, sin más incidencias. El pasado 24 de diciembre, el buque se encontraba en el puerto murciano de Cartagena, de acuerdo con la información de escalas de su Autoridad Portuaria. En la base de datos europea también consta una inspección en días posteriores –aunque la localiza, probablemente de modo erróneo, en el puerto colombiano de Cartagena de Indias– durante la que se pusieron de manifiesto otras nueve deficiencias, como falta de limpieza en la cocina o la nevera, además de problemas de estanqueidad y corrosión en el casco o las cubiertas. De todos modos, en los últimos 36 meses no ha sido detenido en ninguna ocasión. 

Sus peripecias coinciden en gran medida con las de otros buques establo. De acuerdo con la organización ambientalista francesa Robin des Bois, que recopila información sobre contaminación y seguridad marítima, los barcos de transporte de ganado vivo tienen una edad media de 41 años tras haber sido construidos en su día como cargueros, fueron transformados cuando tenían 29 años –en este caso, fue a los 30– y navegan con banderas de conveniencia, como la de Panamá del barco que deambula cerca de Canarias. Este buque también tiene el dudoso éxito de cumplir con el promedio de deficiencias detectadas a bordo durante el último lustro, que la organización sitúa en 32. De acuerdo con los datos alojados en Equasis, los inspectores detectaron incluso más en el Zein I, hasta 39, desde marzo de 2017. 

El transporte de ganado vivo, un negocio que no ha parado de crecer en los últimos años, no solo es observado con lupa por las autoridades marítimas y las organizaciones ambientalistas. Los cuerpos de seguridad vigilan de cerca sus movimientos en distintos países para prevenir que sean usados como tapadera para el tráfico de sustancias estupefacientes o incluso de seres humanos. En 2020, Francia prohibió el acceso de un buque establo a sus puertos ante la sospecha de que pudiera transportar migrantes de forma irregular y ese mismo año, la Audiencia Nacional ordenó el registro de dos naves –una de ellas, vinculada a las mismas compañías que el Zein I– en Algeciras y Las Palmas de Gran Canaria en busca de drogas. 

No se halló rastro de narcóticos en ninguno de los dos casos, aunque los registros pusieron de manifiesto las deplorables condiciones en las que se encontraba el ganado. En el caso de la capital grancanaria, los agentes de la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera que llevaron a cabo la operación tuvieron que solicitar equipos especiales a los Bomberos para soportar el hedor. A bordo hallaron cuatro vacas muertas pudriéndose al sol y cientos de animales de aspecto famélico, algunos también fallecidos, rodeados de excrementos.

El Zein I, en cualquier caso, no transportaba ganado cuando su tripulación fue declarada en estado de abandono a mediados de febrero. El barco procedía de Oriente Próximo, donde suele descargar, y de cumplirse su rotación habitual debía de estar dirigiéndose a algún país americano para recoger animales. Al cierre de estas líneas continuaba al sur de Gran Canaria, fuera de las aguas jurisdiccionales españolas aunque cerca de las doce millas, a la espera de que se resuelva su situación.

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