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El mayor naufragio de La Isleta sale a flote tras 35 años en los fondos de La Esfinge

La Armada extrae los restos de los cargueros ‘Ángela Pando’ y ‘Kos Island’, hundidos entre 1986 y 1991 en extrañas circunstancias

El carguero 'Ángela Pando', encallado en La Isleta en 1987 poco antes de su hundimiento. ARCHIVO LA PROVINCIA/JUAN GREGORIO

Mediaba el verano de 1986. En Las Palmas de Gran Canaria había panza de burro, subía el precio del azúcar y el Ayuntamiento debatía un plan urbanístico fantaseando con llegar a medio millón de habitantes en ocho años. La ciudad parecía ensimismarse en el letargo habitual del verano, pero un carguero acabó con la tranquilidad. Quién sabe si arrastrado por un ansia revolucionaria, el Ángela Pando encalló el 14 de julio de aquel año con sus 254 metros de eslora y sus 41.750 toneladas brutas en La Isleta, al norte de donde hoy se encuentra el dique de La Esfinge, y acabó yéndose a pique con el transcurso de los meses. 35 años después de aquel suceso, los restos del barco, convertidos en el mayor pecio de Canarias, han comenzado a ser extraídos por una empresa tras ganar una subasta de la Armada.

La embarcación Mimar Cinco opera desde hace algunos días cerca de la baja del Nido, a media milla del extremo septentrional del muelle Nelson Mandela. En este lugar no demasiado lejano del Roque Negro –el mismo cuya denominación popular, La Esfinge, da nombre al entorno– se encuentran los restos del Ángela Pando. Descansan sobre fondos someros donde bate el mismo oleaje que tantas malos momentos ha hecho pasar a las gentes de mar al salir del abrigo de la bahía. 

El buque, que se partió durante el largo hundimiento, se encuentra a profundidades de hasta 22 metros. Entre los restos localizados en las inspecciones previas está el ancla con un largo ramal de cadena, su motor principal, cabestrantes, el eje propulsor o el timón, además de diversa maquinaria. Una vez extraído a lo largo del próximo año –plazo de ejecución de la subasta– el material tendrá que ser pesado y valorado, ya que la Armada deberá recibir el 8% de lo obtenido con su posterior venta como chatarra.

El embarrancamiento de los dos buques causó preocupación en la ciudad entre 1986 y 1991

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El suceso del Ángela Pando fue algo más que una ‘serpiente informativa’ de verano. Por un lado, los tanques con fuel-oil suponían un riesgo de marea negra sorteado gracias a la pericia de los buceadores del Puerto de Las Palmas, que pincharon los depósitos para que unas ventosas se encargaran de extraer el combustible. Por otro, su precaria situación se debilitaba con cada marea y complicaba aún más las labores de rescate. Ni siquiera trayendo maquinaria de precisión desde los Países Bajos con valija diplomática fue posible evitar el hundimiento del carguero.

Los restos del barco hundido Ángela Pando en el muelle de La Esfinge

Los restos del barco hundido Ángela Pando en el muelle de La Esfinge Juan Castro

Poco a poco llegó el hundimiento en una escena «lamentable», según publicó en estas mismas páginas el periodista Juan F. Fonte en diciembre de aquel año. Cuatro meses más tarde, en abril, el Ángela Pando acababa partido en dos y con la carga que transportaba –12.000 toneladas de mineral de hierro– desperdigada por los fondos de La Isleta. La mayor parte del buque se fue a pique, aunque las corrientes acabaron llevando algunos restos hasta dos calas inaccesibles de la zona, donde permanecen como náufragos de acero desde hace al menos 20 años.

Fugado y hundido

Casi cinco años después del naufragio del Ángela Pando, otro carguero acababa con la proa al marisco no demasiado lejos de donde ya descansaban los restos del mineralero. El Kos Island encalló en extrañas circunstancias –se sospechó que podía tratarse de un embarrancamiento provocado para cobrar un seguro– el 30 de marzo de 1991 en un paraje denominado Las Bajas. La extracción de sus restos hundidos también forma parte de los trabajos encargados por la Armada.

Este barco con nombre de isla griega se encontraba en ruta de Guinea Conakry a Bélgica y pasó por La Luz para repostar, pero poco después de continuar viaje encalló. «No se le pudo auxiliar ya que estaba con la proa metida sobre las rompientes y con una importante vía de agua en la sala de máquinas», publicaba este periódico poco después de un suceso sobre el que se fueron conociendo inquietantes detalles en días posteriores. No parecían apuntar nada bueno: el Kos Island había salido huyendo del país africano, donde se le reclamaban importantes deudas, y era buscado por Interpol.

Las incógnitas continuaban creciendo y la dotación parecía naufragar en «un mar de contradicciones», como anunciaba en sus crónicas el Diario de Las Palmas. ¿Por qué el timón apuntaba directamente a tierra? ¿A qué se debía que las anclas estuvieran recogidas? ¿Por qué los tripulantes tenían su equipaje perfectamente preparado cuando fueron rescatados? La investigación judicial, en cualquier caso, no halló indicios delictivos –sí de una posible negligencia– en la actuación de los oficiales. 

Una vez recuperados, los materiales serán vendidos como chatarra

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El Kos Island permaneció un largo tiempo encallado en La Isleta y antes de hundirse fue objeto de saqueos. El interés por su destino había decrecido una vez se extrajeron los restos de combustible y acabó tocando fondo meses después. En la actualidad, lo que queda de él se encuentra repartido en dos grandes fragmentos que permanecen encajonados entre rocas, según quedó certificado durante una inspección ejecutada por la Armada antes de la adjudicación de los trabajos. La mayoría del casco está volcado y por el lecho marino permanecen desperdigados otros muchos restos.

El 'Kos Island', encallado en las bajas de La Isleta en una imagen de comienzos de abril de 1991. la provincia

La empresa que se encarga de la extracción ya cuenta con un primer inventario de restos facilitados por la Armada. Entre ellos, el ramal de la cadena, pero sin ancla o el motor principal propulsor, así como las bodegas, dos hélices, su timón, las cuadernas y el pantoque. Poco a poco, igual que acabaron en los fondos, regresarán ahora a la superficie.

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